Al principio de las vacaciones de Verano parecía que el final de ellas estaba muy lejano. En realidad contaban con un número importante de días, pero se acabaron y nos parece mentira que así sea porque el cambio de ritmo de vida tarda algo en aceptarse y volver a tener el rito moque antes se tenía.
Pero en ello estamos y cada tecla que se pulsa para formar una palabra nos va llevando, con cariño, a esa labor de sacar del alma - para llevarlas hasta ustedes -cosas que están llenas de cariño y de intimidad, cosas que unen en el cariño de la verdad.
Las vacaciones tienen, entre otras cosas, un ofrecimiento importante, el de disponer de más tiempo para pensar sin la presión de las obligaciones del trabajo diario, cualquiera que sea el carácter de esa ocupación. Tenemos la mente más libre, más descargada, y a ella van llegando cuestiones que no habían sido atendidas en las épocas de trabajo normal, que cada vez va siendo más profundo y delicado. Es tiempo - el de las vacaciones- el de poner un cierto orden en la mente y, tal vez, en la conducta personal.
Siempre hay algo en la vida que nos une con el pasado y nos abre la mente hacia el futuro y el descanso de las vacaciones sirve a la puesta al día que necesitamos para nuestra tranquilidad o, tal vez, para nuestra preocupación. ¿Quién no las tiene? Pequeñas o grandes y del tipo que sea pero que necesitamos proporcionar a nuestra mente y a nuestra alma, una solución que se traducirá en paz y sosiego. ¡Cuánto valen esos paseos, a solas, en la cercanía de la mar o de cualquier otro lugar que ofrece paz ¡Pensar, mientras se camina a solas nos ayuda a vivir mejor!
Necesitamos serenidad de espíritu para que nuestra vida se vea libre de agobios de la mente. Siempre habrá dificultades materiales a las que atender, pero esa atención será mejor cuanto más sereno este nuestro espíritu; y ésta es una de las posibilidades que nos presentan las vacaciones, si hemos dedicado en ellas unos buenos ratos a la labor de pensar con cariño y con deseos de proporcionar solución a esas cosas que nos maltratan la mente y nuestros deseos de trabajar siempre por el bien personal y el de nuestros familiares.
Ahora, al finalizar las vacaciones, parece que volvemos a ser las personas de antes, pero si se ha pensado con sinceridad y amor mientras se gozaba de ese tiempo libre, nuestra actitud será distinta y pienso y deseo que sea para mejor, tanto de uno mismo como de todo lo que nos rodea, tanto seres humanos como la obra humana que nos rodea y demanda soluciones. Tiempo es, éste que se nos abre, de decisiones importantes. El ambiente general está en crisis, una nueva, y necesita de tu mente descansada y llena de amor a la Humanidad.
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