Se ha escrito mucho y comentado sobre las unidades que participaron en aquella campaña en lo que se refiere a La Legión y paracaidistas. Sin embargo, poco o casi nada de aquellos miles de soldados de los batallones expedicionarios y compañías tambien expedicionarias cuyo personal de tropa eran soldados de reemplazo y sus cuadros de mando, que en nada tenían que envidiar a sus compañeros de La Legión y paracaidistas. Su comportamiento fue heroico y ejemplar, en este caso del Batallón ‘Castilla 16’.
Jueves 2 de enero de 1958
Eran altas horas de la noche cuando varios grupos del Ejército de Liberación Marroquí atacaban por sorpresa con fuego de fusilería, ametralladoras y granadas de mano el puesto Argub frente a Villa Cisneros, donde se encontraba guarneciéndolo el Batallón ‘Cabrerizas’, causándole al enemigo tres muertos y varios heridos.
Tras la llegada a Villa Cisneros del Batallón ‘Castilla 16’, aposentados en dicha ciudad pronto les iba a tocar enfrentarse a la dura y cruda realidad de lo que era la guerra. Desde su llegada el 10 de diciembre de 1957 su trabajo fue el de guarnición en campaña.
Tras los ataques de las Bandas Rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí a los puestos del territorio, el Estado Mayor de las fuerzas militares del África Occidental Español ordena que el 25 de diciembre de 1957 fuerzas del citado batallón, concretamente la 2ª Compañía al mando del capitán Tarsicio Fernández López esté lista para una operación.
Formada la mencionada compañía al completo de sus efectivos con su armamento al completo y munición se les dota de comida para tres días de rancho en frio, además de ese líquido precioso en el desierto, como es el agua, con un total de 4.200 litros en camiones aljibe y en bidones de 200 litros.
A las 7 de la mañana del 25 de diciembre la 2ª Compañía se traslada a Argub para colaborar con las fuerzas de la Policía Nómada nº4 ‘La Gándara’, nombre en honor de aquel heroico y gran soldado, el capitán De la Gándara, muerto heroicamente en acción de guerra en la anterior contienda, condecorado con la Laureada Individual de San Fernando.
La misión consistía en un reconocimiento con vehículos en la zona del Istmo de Aucital, y a su vez seguir las huellas del enemigo que la noche anterior había atacado el destacamento español de Argub. Pretendían perseguirlos en un radio de 100 km para detenerlos y tratar de hacer prisioneros para conseguir información.
De las aulas a una
heroica muerte
Muy poco se les ha recordado a todos aquellos miles de jóvenes universitarios que dejaron las aulas y se incorporaban a las filas de nuestros ejércitos en las filas de la Milicia Universitaria, y lucían con orgullo y honor las estrellas de alférez o los galones de sargentos, cumpliendo con satisfacción lo que tan magistralmente figura en nuestras Reales Ordenanzas.
Este es el caso del sargento de complemento de Infantería Juan Serrano Leite, un joven nacido en Cáceres, en esa tierra de hombres nobles, hospitalarios, cuna de grandes como Francisco Pizarro, García de Paredes, Juan Carvajal y Antonio Hurtado entre otros.
Los padres del sargento Juan Serrano Leite, con no pocos esfuerzos, lograron que este cursase la carrera de Magisterio. Una vez incorporado a la Milicia Universitaria realizaba el periodo de instrucción en el campamento correspondiente, y finalizado este periodo de instrucción, Juan Serrano Leite veía cumplido su sueño y lucia los galones de sargento de Infantería de la Milicia Universitaria, cuyo destino era el Regimiento de Infantería ‘Castilla 16’ de guarnición en Bótoa (Badajoz).
Cuentan jóvenes que le conocieron que Juan Serrano Leite era muy querido por su carácter bonachón, cariñoso con todos y sobre todo servicial, lo mismo con sus compañeros que con sus soldados, pero ante todo era un gran suboficial y con gran razón un gran intelectual así lo escribió: “la gente odia a quien le hace sentir la propia inferioridad” (Lord Chesterfield).
Solo sabe Dios porque se lleva a los mejores al cielo. Triste muerte el 3 de enero de 1958. La 2ª Compañía es trasladada en aviones ‘Junkers’ a Argub para perseguir al enemigo que la noche anterior había atacado esta posición. Posteriormente esta compañía es transportada en vehículos a la zona de Agueguer, llegando hasta Garet al Mansur, y es aquí donde se entabla un combate que conlleva sufrir varias bajas: el cabo 1º Jesús González González y el soldado Fidel del Río Menayo ambos muertos. Además, también hubo heridos: los cabos Félix Prado Gallero y Francisco Rosa Blanco, y los soldados Leandro Márquez Rosa y Manuel Pello Hernández.
El sargento Juan Serrano Leite en el fragor del combate recibe una ráfaga de ametralladora enemiga de tal gravedad que cae al suelo agonizante. En esta agonía, mientras su compañero le atendía en el suelo, le dijo García Maribona que regresaría para conocer al hijo que aún no conocía. A pesar de que su compañero trató de taponar sus heridas, estas eran de tal gravedad que expiró en sus brazos.
Su ciudad natal, Cáceres, honrando la memoria de su hijo le dedicó una calle en la capital con el nombre Calle del Sargento Serrano Leite, en las proximidades de la calle El Rodeo y la Avenida de Antonio Hurtado.
Es de destacar el hecho heroico protagonizado en el transcurso del combate de un soldado del pelotón del sargento Juan Serrano Leite, ya que al verlo herido en el suelo fue a auxiliarle, siendo alcanzado por fuego enemigo. Aún más relevante el acto del soldado sanitario Braulio Piriz Villoslada, que viendo como el enemigo asediaba a sus compañeros, se subió en un todoterreno y empuñando un fusil, en un alarde de valor y heroísmo, de pie en el vehículo abrió fuego contra el enemigo, con tal precisión que les hizo retroceder.
El lema que figura en el Cuadro de Honor del Regimiento ‘Castilla 16’ es más que elocuente como así dice: “Castilla saber vencer o morir, Castilla fue siempre así”.