Cuando me puse en el ordenador para escribir unas colaboraciones periodísticas dedicadas a Santa María de África, y teniendo en cuenta las de colaboraciones que he realizado sobre nuestra Patrona, me hice la reflexión de cambiar los formatos de redacción, para desarrollar el protagonismo de Santa María de África, pero incluyendo, al Santuario y su Cofradía desde el siglo XV hasta el siglo XXI.
Ya se publicó en nuestras fiestas Patronales, dos colaboraciones sobre este tema, de la época portuguesa correspondientes a los siglos XV, XVI y parte del siglo XVII.
Y a partir de este momento, voy a desarrollar todo lo relativo de Santa María de África, el Santuario y la Cofradía a partir en un principio, de los siglos XVII, XVIII, y XIX, para más adelante, completar la historia con los siglos XX y XXI.
Con ello, mi ánimo ha sido dar las versiones más relevantes de los datos históricos en la Ceuta de estos siglos, añadiendo episodios complementarios de la vida y la sociedad ceutí, en los distintos siglos.
Quiero agradecer de nuevo, en estas colaboraciones al Instituto de Estudios Ceutíes, su máxima colaboración, incluyendo las importantes aportaciones del Padre D. Alejandro Sevilla, y de los Sres: Gómez Barceló y Villatoro Iglesias, cuyas aportaciones son muy interesantes.
La Ceuta bajo los Austrias es quizás una sociedad más compleja que la de épocas anteriores y posteriores. Entre 1.581 y 1.700 se va a producir la transformación de una sociedad de estilo portugués, a otra de índole claramente castellana. No fue una transformación brusca, pues, como hemos visto en lo publicado en los siglos XV y XVI, esa transición se produjo de forma gradual y sin grandes sobresaltos.
Esa complejidad se observa también en su composición social. Por un lado, debemos constatar el componente militar como elemento aglutinador de la sociedad. Todo giraba en torno a los “fronteros” u hombres de la frontera portugueses y a los soldados castellanos. Junto a ello formaban parte de la peculiar sociedad ceutí los “degradados” (desterrados).
Por otro lado hay que distinguir la población que de forma convencional podríamos llamar civil, que estaba formada por personas que no realizaban actividades militares, aunque la mayor parte de sus componentes derivaban de la población militar de forma directa, mujeres e hijos de los soldados y oficiales, o indirecta, escribanos, funcionarios o comerciantes que debían su existencia a la función militar de la ciudad. Dentro de este grupo tenemos que situar al clero, tanto secular como regular.
"Ceuta se dividía en 2 partes: La ciudad portuguesa o istmo, entre el foso marítimo y el foso seco, y la Almina que se extendía al este de la ciudad, pasando el puente del foso seco, hasta el Monte Hacho"
El papel de la mujer en Ceuta en esa época estaba limitado como en toda España, al ámbito doméstico. Su supervivencia dependía de su casamiento. En esto las mujeres ceutíes tenían cierta ventaja, pues la desproporción entre hombres y mujeres favorables a éstas, les permitía tener mayores opciones de contraer nupcias, que a las mujeres de otras partes de España.
El clero continuó teniendo importancia en la vida social de Ceuta. La figura principal era obviamente, la del Obispo. La mayor parte de los que llegaban a Ceuta, salvo Diego Ibáñez de la Madrid, lo hacían ocupando su primer episcopado. Tenían poca experiencia, aunque su formación era elevada con estudios superiores.
En cuanto al sueldo de los clérigos, sabemos que en 1609 el obispo recibía de la Hacienda Real 139 reis y una fanega de trigo.
La situación se hizo crítica al comienzo del periodo castellano, en 1640, ya que la diócesis perdió todos sus rendimientos, por lo que Felipe IV se vio obligado a hacerles algunas donaciones: en 1643 concedió 6.000 maravedíes a las dignidades y 4.000 a los canónigos; en julio de 1665 se cedió 1600 ducados de renta al año en pensiones de obispados o Iglesias.
Al parecer, se dividía urbanísticamente en dos zonas: la ciudad portuguesa o istmo, entre el foso marítimo y el foso seco, y la Almina que se extendía al este de la ciudad, pasando el puente del foso seco, hasta el monte Hacho.
1604. Otro dato importante del siglo (en época portuguesa), está relacionado con la reforma de los Estatutos de la Cofradía de Nuestra Señora de África en 1604
Importante es tener conocimiento del “ESTATUTO” de la Cofradía y Hermandad de Nuestra Señora de África, sita en la plaza de esta Ciudad, reformado en el año “Mil seiscientos cuatro”. Con este título se encabezan los célebres e históricos Estatutos de 1604, que estuvieron perdidos y que hoy solo se han recuperados fotocopias.
De ello, se desprende, que la Cofradía de Nuestra Señora de África, se estimaba ya en 1604 como muy antigüa, a juzgar por la frase: “La Cofradía que antiguamente aquí existía”.
Se establecieron en los Estatutos un total de 18 Capítulos. Es digno de mención significar que en el artículo 1º, se habla de la creación de la Cofradía, que se pierde en tiempos remotos: organiza en esta Ciudad la Cofradía de la Gloriosa Virgen María, bajo la advocación de “Nuestra Señora de África”, creada desde tiempo inmemorial y restablecida por el Ilmo. Sr. D. Agustín Ribeiro, Obispo de Ceuta y Tánger a veinte y dos de julio de mil seiscientos cinco.
Y en un Artículo, nos depara una nota interesante, por cuanto que determina la designación del “Príncipe de Asturias” como Patrono de la Cofradía.
Se declara por “Patrono” previa aceptación, a su Alteza Real Serenísimo Sr. D. Alfonso Príncipe de Asturias.
1629. D. Jorge de Mendoza Pesaña, Gobernador de Ceuta (1627 – 1634) y adalid de Tánger. Fue un militar muy experimentado y su nombramiento fue recibido en Ceuta con gran complacencia.
Desde que tomó posesión de este gobierno no dejó hostigar a los mahometanos fronterizos, cogiéndoles siempre gran cantidad de ganado y capturando muchos prisioneros. Pero el combate que le dio más renombre fue el sostenido contra los “Al-Naqsis”, musulmanes tetuaníes, y de las tierras inmediatas, el 7 de mayo de 1629.
Regresando a la plaza, el gobernador entró en la Iglesia de Santa María de África seguido de todos sus combatientes a agradecerle a dicha Imagen la protección que le había dispensado en aquella batalla.
A la salida del rezo, y pasada la revista a todos los que habían participado en aquel combate, preguntó alas tropas si querían dar una donación como agradecimiento del hecho casi milagroso y para su culto a Santa María de África, a la que todas las tropas accedieron.
En la próxima colaboración relataremos: Voto de Gracias a la Virgen de África; El Santuario de Santa María de África; La Ermita tenía dos puertas; ¿Procesionó la Virgen de África en 1679?; Prolongado silencio sobre procesiones; Enfermedades y hambre en Ceuta.
La colecta a revertir a favor de la Cofradía de África 1633. En la presente ocasión los datos versan acerca de una petición que los cofrades elevaron al Reverendo Cabildo para que la colecta de la “Misa de Alba” se entregase a la Cofradía de África y con ella, sufragar la cera. El Capellán del Santuario D. Manuel Thomás sostenía sin embargo, que lo recaudado en la misa debería ingresar en las menguadas arcas del templo, lo que era enérgicamente replicado por los cofrades, respondiendo que siendo la citada el cumplimiento de una cláusula testamentaria a favor de un difunto, por lo que el Capellán cobraba ya dos reales de vellón, la colecta debería revertir a favor de la Cofradía de África.
La agria disputa duró cinco años, desde el 12 de abril de 1633 al 16 de junio de 1638, deponiendo en juicio los testigos Gaspar Dore y María Roiz Abreu.
La “Misa de Alba”, según el testimonio de Ros y Calaf, fue fundada el 15 de mayo de 1595.
Amplío la información al disponer copia de un documento de 1784 qué desarrollaremos en el siglo XVIII.
1636. A lo largo del tiempo los pontífices romanos han concedido “indulgencias” con beneficios para los cristianos que visitaban el templo de Santa María de África: (…) “Concediendo por una sola vez remisión plenaria in artículo mortis de todos los pecados (…) A todos aquellos que el día de la bienaventurada Señora de la Asunción o durante su octava, visitasen devotamente la Iglesia de Santa María de África y dieren su auxilio en defensa de la misma ciudad”.
En la publicación de su libro el Padre D. Alejandro Sevilla, rescató de los archivos, y que nos sirven para presentar. Se dispone copia de la Bula del Papa Urbano VIII, del año 1636 concediendo indulgencias a los que visiten el templo de la Virgen de África.
He aquí lo que Sevilla Segovia nos ofrece de estas “indulgencias” de 1636 Los romanos Pontífices concedieron a la Santísima Virgen de África, a través de los siglos, muchas gracias y privilegios; entre ellos destacaron las “indulgencias” que a petición de sus amantes hijos ceutíes, otorgaron con verdadera liberalidad desde la Ciudad Eterna.
Las primeras indulgencias concedidas a la “Virgen de África” de las que se tiene constancia documental en sus originales datan del año 1636.
1640. En 1640 con la independencia de Portugal, pero Ceuta se mantiene como española de hecho, y a partir de 1668 de derecho. El Sr. Posac Mon (tuve el honor de tenerlo de profesor en el Instituto de Enseñanza Media “Hispano-Marroquí”,( en la actualidad “Siete Colinas”), y finalmente tengo que confesar
que todos los alumnos de mi clase, nos daban rabia cuando tocaba el timbre de finalización de la clase, por lo interesante y amenas que eran. Creo que este hecho ya lo dice todo sobre el Sr. Posac.
Él nos relata en su libro “La última década lusitana de Ceuta” cómo fueron estos años. Efectivamente, como él comenta, que las cofradías jugaban un papel importante en la vida religiosa de la ciudad, especialmente porque nuestros enemigos eran los musulmanes, con unas creencias totalmente diferentes a nuestros principios.
1641. D. Francisco D`Almeida, (1637 – 1641), Almirante de la Armada y Maestre de Campo, fue el último Gobernador portugués del periodo unificado donde un mismo rey lo era de España y Portugal y por ello de Ceuta, al estar adscrita a Portugal.
En octubre de 1637, D. Francisco D`Almedia, sucedió en el Gobierno de Ceuta a D. Fernando Telles de Menezes.
El 19 de febrero de 1641 se le ordenó por Carta su regreso a Madrid y según algún autor, decidió no presentarse de Ceuta.
Y se marchó a Portugal, ya que no era afín a la administración española y no estaba tampoco conforme con el acuerdo de los Reyes de España y Portugal. Realmente no fue la 2ª vez, ya que continuó en el cargo hasta que se designó al siguiente por el Reino de España por primera vez.
Le sucede en el cargo D. Juan Fernández de Cordova y Cordova, que Gobernó Ceuta (11- 03 – 1641 – junio 1644).
1641. Recordamos que nuestra Patrona es una imagen de una piedad, de madera policromada, está sentada, y mantiene a su hijo inerte sobre sus piernas. Por su parte posterior es plana y hueca.
Fue costumbre muy antigua la de vestir las imágenes según refiere en esta nota el Sr. Gómez Barceló y posiblemente, por estas fechas de 1651 fue cuando se inició aquí en Ceuta, esta medida de vestir a la Virgen.
Al parecer, se comienza a ver sin sus vestimentas allá por el año 1991 cuando la imagen se va a trasladar a Madrid para su restauración.
De muy antiguo viene la costumbre de vestir o cubrir a Santa María de África con mantos y demás alhajas y atributos. La primera noticia que conocemos data de la procesión que, parece ser, se efectuó durante el VOTO realizado por la Ciudad en 1651, aunque no tengamos confirmación.
Por la característica de la talla, debió destinarse a ocupar un sitio preferente en un retablo o en propio altar, hasta mediados del siglo XVIII.
En las estampas más antiguas que se poseen de la Virgen de África aparece vestida y con corona.
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