Sangre en las aulas

Ayer nos conmocionó la noticia, aunque ya es extraño que con las prisas, la rutina y la indiferencia cotidiana algo pueda conmocionarnos.

Un alumno de 14 años ha asestado con un cuchillo varias puñaladas a tres profesores y dos alumnos del Instituto Elena García Armada de la localidad gaditana de Jerez de la Frontera.

La comentamos en la clase, también entre algunos colegas que salían y entraban en la sala de profesores. Mañana todos la habremos olvidado y, a otra cosa, mariposa

Frente a la deshumanización sin precedentes vivimos en la indiferencia de lo que nos rodea. Ya estas noticias nos van llegando con una frecuencia reiterada.

Ya no son las escuelas de los Estados Unidos ni en sus campus universitarios los que nos narran estás tragedias.

Hoy fue en Jerez de la Frontera a un paso de nuestra ciudad.

Alumnos amenazados por alumnos que callan bajo el terror de poder hablar. Ya todo es potencialmente peligroso: los móviles, internet, las aplicaciones, los comentarios revestidos de risas y bromas pero llenos de odio, racismo, homofobia, xenofobia y todas las fobias que se albergan en un contexto que se hace irrespirable.

Los docentes también podemos caer en la trampa de la dejación, del abrir un ojo y cerrar el otro, de hacernos los sordos ante el aterrador auxilio que nos piden los alumnos aunque no lo verbalicen ni denuncien.

Cualquier asunto de este calado requiere un protocolo demasiado extenso para tomar cartas en el asunto. Sacar a la luz un caso de acoso escolar conlleva un protocolo de pruebas, declaraciones, entrevista con los padres, equipo directivo,departamento de orientación y otros pasos que parecen no acabarse nunca.

Hay que estar tan seguro sobre lo que vamos a denunciar que ya uno duda de su seguridad autoconvenciéndose que sin cosas de niños, gamberradas sin importancia: esconder el bocata,quitarle el material, reírse, participar en un apaleamiento colectivo que no deja huella en un adolescente.

El chico comienza a aislarse, a intentar no levantar la más mínima sospecha para que esta manada de inocentes no puedan cazar la presa.

Los docentes vemos sin ver, oímos sin oír, callamos, observamos desde lejos, creeremos aunque no lo creamos que todo está en la sensibilidad del alumno que es muy especial y emocionalmente débil.

Y así, la víctima es devorada por un verdugo llamado “todos” que no podemos señalar individualmente.

Luego podrá pasar cualquier cosa, pero tenemos toneladas de jabón para lavarnos las manos, para excusar a nuestra conciencia de cualquier asunto que pueda autoimputarnos una negligencia o algo que pueda dejarnos una secuela de dejadez.

En esa mochila en la que llevan libros y materiales pesa demasiado lo insoportable, la angustia, la frustración, lo que para todos es invisible pero es un monstruo al que tenemos que darle de comer para que nos devore.

Alguna vez fui un niño tímido y solitario, alguna vez me quisieron hacer fuerte mis compañeros enseñándome las garras de la microviolencia, alguna vez renuncié a ser yo y me escondí dentro de mí sin querer salir nunca, alguna vez un profesor me robó la inocencia pero, como siempre pasaba, nadie vio nada, alguna vez mi cuerpo se sembró de heridas que el tiempo ha ido cicatrizando, alguna vez pensé en que yo tendría que desaparecerme pues los fantasmas no me dejaban en paz, alguna vez me escapé del zulo. verme ante mí y sentir que ya mi causa sería no abandonar a esos chicos porque fui uno de ellos.

Rafael Leal,

Mi amigo y compañero que dedicó su vida a la docencia me escribía estas palabras:”He sido Profesor toda mi vida,y nunca he sido corporativista, y ya estoy jubilado, y por eso creo que estoy legitimado para decirles a mis antiguos compañeros y compañeras, directivos y directivas de Centros de Secundaria, que ante cualquier sospecha de ataques de alumnos/as a otros hay que actuar. No vale la pasividad, porque entonces ocurren graves incidentes como el ocurrido hoy en Jerez. No podemos escudarnos en que son cosas de jóvenes. Y lo siento si eso molesta a muchos y muchas de mis compañeras y compañeros, pero eso es lo que pienso, porque es lo que he vivido en mi vida profesional”.

Ojalá este CAÑONAZO nos despierte a todos.