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Sandro, un defensor de nacimiento

Sandro Marques es una de las personas que ha dejado, deja y dejará huella en el mundo del fútbol de Ceuta.

Una persona carismática y siempre a la disposición de todo aquel que lo necesite.

Su carrera como futbolista profesional no fue nada fácil. Sandro jugó en todos las categorías, pero nunca llegó a debutar en Primera División. Sandro se enfrentó a lesiones, pero sobre todo a personas que no le hicieron su camino de color de rosa. Hoy en día todo lo que él aprendió se lo transmite a los más pequeños a través del fútbol.

Nació en Brasil, pero a día de hoy se considera como un ceutí de corazón, “me siento un caballa más y con orgullo. Llevo muchos años aquí. Tengo a mi familia aquí. Mi niña, Adriana, nació aquí y practica karate. Mi niño, Emerson, está en Córdoba”.

Pero antes de llegar hasta Ceuta, Sandro comenzó sus primeros pinitos con el balón en Brasil. Aunque no fue allí donde comenzó con su carrera profesional, “mi carrera es curiosa. Nunca he jugado en Brasil. Serví en la mili y de ahí me fui a Río de Janeiro. Fui a probar suerte con el fútbol, pero en los equipos si no tienes representante es muy difícil. Me fui a Paraguay. Allí estuve en mi primer equipo, el Guaraní de Asunción. Hicimos tres años muy bonitos. El tercero fuimos campeones de Paraguay”.

El hecho de ser campeones de Paraguay concedía el derecho al equipo a jugar la Copa Libertadores. Para Sandro está fue una espina que a día de hoy sigue teniendo clavada, ya que ese mismo año él fue cedido al Lleida, “fue un punto muy clave. Quería jugar la libertadores. Jugábamos con un equipo muy grande. Hablé con el presidente, pero me dijo que tenía que irme a España. Eso me dolió un poco. Tenía ilusión por venirme, quien no iba a querer venirse a España desde allí”.

La carrera de Sandro no comenzó siendo fácil, “fueron dos años duros para mí. Mi madre no sabía donde estaba. Le mentía y le decía que estaba en Río de Janeiro”.

Sandro llegó a España, concretamente a Lleida, donde comenzaría su camino en el fútbol español, “el cambio fue brutal. El fútbol era distinto. Me adapté muy rápido. O me adaptaba o me volvía a Paraguay. Cuando llegué quería quedarme y hacer mi carrera aquí. Cuando llegué me dijeron que era muy bajo para el fútbol español, pero cuando me vieron saltar me pusieron de central”.

Sandro quiso continuar en Lleida, pero llegó una oferta desde el Levante. Lo ocurrido en base a esa oferta, no fue agradable para el futbolista, “al Levante no me quería ir porque estaba muy bien en Lleida. El presidente vino desde Paraguay hasta aquí para hablar conmigo. Le dije que no me quería ir de Lleida. Prácticamente me obligó. Con el Levante me lesioné. Fue un equipo con el que no me salieron bien las cosas”.

Además del Lledia y el Levante, Sandro jugó en otros equipos de Segunda A, “del Levante me fui al Badajoz. Ahí estuve muchas temporadas en alto nivel. Estuve a punto de fichar por equipos de Primera. Me rompí el peroné y la cosa se enfrió. El fútbol son momentos”.

La lesión fue como un jarro de agua fría en la carrera deportiva de Sandro, “me rompí el peroné un viernes. El entrenador quería hacer cosas tácticas. Salté y cuando caí al suelo vi el hueso fuera. Fui al hospital y me operaron. Pensaba que era un sueño. Al tercer día me di cuenta. Me mentalicé en recuperarme y volví a jugar”.

Además de las lesiones, hubo personas que no le hicieron fácil el camino como futbolista en España, “lo pasé muy mal con el tema de los pasaportes. En el Levante me hicieron una gran jugada. Estuve dos años parado. Eso fue lo que más me dolió, porque lo único que sé hacer es jugar al fútbol. De todos los palos que me dan me levanto rápido. Mi fortaleza mental es la que me ha hecho llegar hasta aquí”.

Después de dos años, Sandro vuelve a sentirse jugador gracias a Castro Santos, “empecé a entrenar a escondidas sin que la plantilla lo supiera. Me ficharon como fichaje de invierno. Con el Poli Ejido hicimos la mejor segunda vuelta de la categoría. Ahí me levanté otra vez”. Sandro, después de estar en Badajoz, pondría rumbo a Córdoba, “estuve muy bien allí. Mi hijo está allí jugando en el Ciudad Jardín. De ahí me vine para Ceuta”.

Años en la AD Ceuta FC

Sandro deja atrás la Península y decide cruzar el Estrecho para venirse a la AD Ceuta, “tenía muchas ofertas de Segunda B. Platero y Alfonso me convencieron para venir. Tuve entrenadores muy buenos. Me faltó poder ascender con el Ceuta. Otras de mis espinas clavadas. Pero la vida no da vuelta atrás”.

Desde 2004 hasta 2010 Sandro formó parte de las filas del Ceuta, “fueron muchas etapas. Llegué con Angelín de presidente. Luego con Gaona, Escanez y Cecilio jugamos la liguilla. Fue de las mejores etapas. La que perdimos con Girona fue dura. Cuando perdimos contra el Hércules fue un equipazo”.

Dentro de los entrenadores por los que ha pasado Sandro, Carlos Orúe le ha marcado, “es un apasionado del fútbol. Está ahora en la federación. Ha sido un gran acierto, porque va a ayudar mucho a los jóvenes de Ceuta”.

En 2010 Sandro abandona el Ceuta, pero decide quedarse en la Ciudad Autónoma, donde vivirá hasta el día de hoy, “mi mujer es de aquí. Mi suegro me ayudó mucho en varias etapas de mi vida, al igual que mi suegra. Después de dejar el Ceuta me fui al Muralla, un equipo de tercera. Jugué en todas las categorías menos en Primera. Es algo bastante curioso.

Nace la Escuela de Fútbol

Sandro no cuelga del todo las botas, porque crea su propia escuela, “monté mi escuela antes de pertenecer a la federación en el colegio Beatriz de Silva. Era un trabajo muy bonito. Empecé con cinco niños. Empezaron a llegar más y llegó un momento en el que no podía más. Fueron tres años muy bonitos. Le tengo mucho cariño a los niños que estuvieron conmigo. Los veo por la calle y me siguen saludando. En todos ellos he dejado algo. Ahora me dedico a enseñar, pero no solo lo que hay dentro del verde. Les enseño también fortaleza mental. Les enseño a que si la vida te juega una mala pasada, sepan levantarse rápido. Les enseño cosas que sirvan en sus vidas”.

Sandro a día de hoy está muy relacionado con el fútbol base, del que opina que, “el fútbol base ha bajado mucho el nivel. Puede ser que los culpables seamos los padres. Los niños de hoy tienen de todo. A lo mejor, deberíamos pensar en cambiar eso, porque sino los niños no van a querer jugar al fútbol. Quieren otro tipo de cosas. Empiezan desde muy temprano con los vicios. Son muy adelantados . Deberíamos de parar con eso y recapacitar. Deberíamos de meter cosas antiguas. A veces vienen bien. Todo está muy modernizado. El fútbol está bajando de nivel en todas las categorías. Es la generación que toca.

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