Sánchez indulta a Feijóo en una investidura fantasma

Si 'todo' fuera una persona preocupada por la política española, seguiría igual, pero algo más sonrojado. La decimoséptima sesión de investidura de la democracia en España comenzó este martes como una extensión del panorama político que dibujó el reemplazo de Pablo Casado, por Alberto Nuñez Feijóo, al frente del

La jornada prometía poco en lo práctico. Tras un mes haciendo públicas reuniones y conversaciones con casi todas las fuerzas que obtuvieron representación en las elecciones del 23-J, el PP llegaba a la mañana de este martes con los mismos apoyos con los que contaba inicialmente. Los 33 diputados ultraderechistas de Vox, y los dos que suman Unión del Pueblo Navarro (UPN) y Coalición Canaria no le llegaban a Feijóo para salir elegido presidente.

A la espera un acto de fe que haga que las llamadas del gallego al transfuguismo de los "miembros del PSOE bueno" acaben por calar y hagan saltar la banca, el candidato del PP se presentó en su discurso como líder de la oposición, siempre a instancias de los movimientos por el liderazgo que se puedan generar en su partido tras la investidura 'fantasma'.

Feijóo, los votos y la amnistía

Feijóo comenzó su discurso en el Congreso de los Diputados con un "sin más demora", para lanzarse directo al asunto que ha vertebrado su campaña hacia el intento de investidura, que el líder socialista, Pedro Sánchez, esté o no ofreciendo amnistía para los políticos presos por organizar un plebiscito ilegal en Cataluña, a cambio de que le apoyen para seguir en la Moncloa.

Casi todo el discurso del popular, tanto en su propuesta, como en las réplicas al resto de partidos, pasó por censurar la "no constitucionalidad" de permitir la salida de prisión o la no persecución judicial a los promotores del 'Procés'.

Dijo Feijóo ser la "alternativa" y propuso seis pactos de estado "para reponer la concordia, la igualdad y la ambición colectiva" que, a su juicio, ha perdido España.

"España nunca debió llegar a este punto de decadencia moral en la política. Pero persistir en ella, con una versión agravada de lo ya visto en los últimos años, sería un error histórico del que yo no voy a participar", ha proclamado Feijóo ante el Pleno del Congreso, al que ha acudido arropado por sus 'barones' territoriales, incluido el presidente de la Ciudad, Juan Vivas.

En un discurso de casi dos horas, interrumpido varias veces por los aplausos de la bancada popular, Feijóo se centró en atacar a Sánchez, en una continuación de su papel durante los últimos meses de la pasada legislatura, donde buscó el careo en el Senado y en una campaña electoral extremadamente dura, terminada con unos resultados muy por debajo de lo previsto para el PP, que acabó pidiendo al PSOE que le dejara gobernar durante dos años.

Como lleva repitiendo en sus últimos discursos --y fue el eje central de la protesta del PP en Madrid contra la amnistía que reunió a "más de 60.000 personas", (35.000 según datos oficiales)--, Feijóo afirmó que él no va a renunciar a la igualdad de los españoles ni va a pasar "por ningún aro" que le "impongan en contra del interés general" para ser presidente del Gobierno.

De hecho, resaltó que puede tener los votos para ser presidente del Gobierno, unas palabras que han provocado risas en los escaños de otros grupos, entre ellos los socialistas. Ante el revuelo, se ha reafirmado en sus palabras: "Reitero porque creo que hay una bancada que no me ha oído con perfección. Tengo a mi alcance los votos para ser presidente del Gobierno, pero no acepto pagar el precio que me piden para hacerlo", ha aseverado.

Con un tono similar al de la campaña electoral, el gallego apostó por "reforzar los instrumentos para proteger la dignidad del Estado". Por eso, anunció la incorporación al Código Penal "un delito de deslealtad constitucional", en caso de salir presidente.

Sánchez ningunea al candidato popular

En una decisión controvertida y conocida por "unos pocos" miembros de su partido, Pedro Sánchez, presidente en funciones, optó por no replicar en primera persona el discurso del candidato a la investidura. Una posibilidad habilitada por la norma, pero que rompe con la tradición de las sesiones de investidura.

En su lugar, designó al ex alcalde de Valladolid, Óscar Puente, inesperado protagonista del día: "Feijóo ni usted ni yo hemos ganado las elecciones. A mí no me costó reconocerlo, reconocí mi derrota a pesar de ser el más votado (en las elecciones municipales de mayo de 2023). En una democracia parlamentaria encabezar la lista más votada no es ganar las elecciones, gana quien logra formar gobierno", espetó Puente.

La nueva jugada de Sánchez irritó a la bancada popular, que le gritó "cobarde, cobarde" y también a Feijóo, que le acusó de "dinamitar" la sesión.

El líder del PP denunció una "anomalía democrática" y achacó al presidente en funciones una "neurosis obsesiva por el poder", por el poder "perdiendo", "a toda costa" y "sin principios", mientras le reprochaba una y otra vez que no quisiera debatir.

Bronca generalizada en una "moción de censura"

A excepción del baño y masaje al que Feijóo y el líder de Vox, Santiago Abascal, se sometieron mutuamente en sus respectivas intervenciones, el resto de apariciones en el estrado del Congreso dejaron un reguero de broncas y comentarios poco edificantes, tónica habitual en las sesiones de las cámaras nacionales. En el argumentario destacó la coincidencia de la mayoría de formaciones en considerar que el planteamiento del PP no se acercaba a una sesión de investidura, asemejándose, mas bien, a una "moción de censura".

Un Feijóo altivo respondió llamando "grupo mixto" a Sumar e incluso deslizó que si hiciera ministra en su gobierno a Irene Montero, podría quizás contar con los votos de los miembros de Podemos que ahora se integran en la coalición de la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz.

El diputado de Sumar de la cuota de IU, Enrique Santiago, tachó al PP de "anomalía democrática" y señaló que si bien para los populares España siempre está rompiéndose, "la verdad es que España sólo está en riesgo de romperse" cuando gobiernan ellos.

Lo hizo durante el turno de réplica de la coalición de Yolanda Díaz y después de que la portavoz de su grupo, Marta Lois, se congratulara, en su intervención previa, de que ya concluya "el viaje a ninguna parte" del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, "un viaje errático y lleno de mentiras", dijo para reprocharle que tenga que movilizar a la calle "para envolver su derrota".

Santiago, con un tono bastante bronco, reprochó a Alberto Núñez Feijóo, el candidato a la investidura, su rechazo frontal a la amnistía cuando, según dijo, José María Aznar indultó a 15 terroristas de Terra Lliure, Mariano Rajoy ofreció una amnistía a los condenados del procés "para bajar la temperatura" en Cataluña e incluso Aznar aprobó un indulto general que afectó a 1.440 personas.

Coincidieron Sumar, PSOE y las formaciones regionalistas en situar el tono del debate de investidura, mas bien, en el de una "moción de censura" contra Sánchez.

ERC avisa de cara a la investidura de Sánchez

Pasadas las horas llegó el turno de palabra de Gabriel Rufián (ERC) que coincidiendo en el análisis del intento de Feijóo con el resto de partidos, a excepción de Vox, ya empezó a preparar el terreno de cara a una hipotética candidatura de Pedro Sánchez.

Advirtió el portavoz de los secesionistas catalanes que con la amnistía "no bastará", condicionando su apoyo al PSOE a que se "de una solución para que el pueblo de Cataluña pueda decidir sobre su futuro".

Una vez resuelta esta decimoséptima sesión de investidura, que dejará a Feijóo derrotado --salvo transfuguismo en las filas socialistas-- y a expensas de los movimientos de los barones del PP para mantenerse al frente, llegará la hora de las alternativas a la fuerza más votada.

De encargarle el rey Felipe VI a Pedro Sánchez la misión de formar gobierno, este deberá seducir a todas las fuerzas políticas de la cámara, a excepción de las que se pronunciaron en favor de Feijóo (Vox, UPN y Coalición Canaria).

Una misión compleja, no tanto por Sumar --socio preferente para un nuevo gobierno progresista--, ni por los partidos vascos (PNV y EH-Bildu y gallegos (BNG), sino por los independentistas catalanes (ERC y Junts), que siguen tensando una cuerda, que podría acabar por romperse forzando unos nuevos comicios el 14 de enero del próximo año.