Su nombre es Habiba Ahmed Mohamed, es de Ceuta y está desarrollando una labor de mediación con inmigrantes en sanidad por la que ya es considerada como su “ángel” en Hallín y Tobarra, Castilla-La Mancha.
Aunque estudió farmacia, la joven está desarrollando otras labores relacionadas con el acompañamiento, además de estar volcada con este innovador proyecto también es voluntaria de Cruz Roja.
Tras estudiar Farmacia, realizó un curso de mediación e interpretación intercultural con ‘Salud Entre Culturas’ donde llevó a cabo sus prácticas. Auxiliar de enfermería y primeros auxilios son otros de los títulos de los que dispone.
Su madre ha sido su precedente en el mundo de la mediación, ya que ha desarrollado labores voluntarias durante toda su vida.
Esta labor se está desarrollando gracias a la iniciativa de la asociación Kipekee con el objetivo de ofrecer una mejor atención a los inmigrantes para que todas las personas puedan tener un acceso igualitario a la sanidad.
¿En qué proyecto se enmarca esta iniciativa y cómo llegó a formar parte de él?
La iniciativa nació de la asociación Kipekee. Nuestra presidenta, Lorena Fajardo, es médico y en base a su experiencia pudo ver que la barrera idiomática de los pacientes inmigrantes no les permitía recibir una asistencia sanitaria en condiciones, por lo que decidió proponer esta iniciativa que ya es una realidad.
Ellos me contactaron a través de Cruz Roja, ya que yo soy voluntaria. Buscaban un perfil que encajaba muy bien con el mío y de habla árabe, ya que la mayoría de inmigración que hay es marroquí.
Me gustaría nombrar a Francisco Martínez Morcillo, coordinador de la asociación Kipekee. Él fue quien me descubrió, quien me hizo las entrevistas y quien me acompañó en todo este inicio de proyecto.
¿Cuál es su función como mediadora y en qué lugares la lleva a cabo?
Mi función como mediadora, además de la interpretación lingüística, es resolver malentendidos culturales, aclaraciones que muchas veces son de parte cultural, estimular el vínculo en la autonomía del paciente, facilitar la información en los recursos que hay a su alcance, la resolución de los conflictos o la defensa de los derechos.
Ayudo también aportando facilidades a los sanitarios, a la adherencia a los tratamientos, la asistencia en las consultas... Cuando ellos salen entendiendo todo lo que se ha hablado en consulta se le facilita tanto el trabajo al sanitario como al paciente.
La labor del mediador también es una labor humana, una labor que se lleva a cabo en los centros de salud.
¿Cuáles han sido los cambios más favorables para los pacientes que pueden acceder a esta mediación?
El cambio que más me han mencionado ha sido el siguiente: estaba el perfil del marido que acompañaba siempre a la mujer y a los niños y continuamente tenía que faltar al trabajo, algo que les perjudicaba tanto en el trabajo y economía familiar y doméstica como en el apego y continuidad.
"Otro de los factores en los que ha influido favorablemente es que los jóvenes, ya no tienen que faltar al colegio para hacer de traductores a sus padres, nos dimos cuenta de que eran ellos quienes hacían la traducción a sus padres"
Esta situación no era positiva ni para los niños ni para los padres, además hay temas que no deben hablarse delante de un menor.
La intimidad y confidencialidad también es un aspecto favorable ya que los mediadores nos regimos por un código deontológico.
¿Cuántas intervenciones lleva a cabo a la semana si se manejan dichas cifras o desde que comenzó el proyecto?
Desde que empezó el proyecto a mediados de julio llevamos unas 140 asistencias.
¿Cree que era necesario una intervención de este calibre para facilitar el acceso de inmigrantes a la sanidad?
Por supuesto que sí. No lo creo solo yo, lo demandaban los propios sanitarios y pacientes. El paciente entra a consulta, sale de ella y como si no hubiera pasado nada. El sanitario no entiende lo que le dicen, manda pruebas como buscando una aguja en un pajar y el paciente sale con muchas hojas de la consulta, con volantes, citas, unas citas que nunca se dan porque ellos no entienden, no saben cuáles son los pasos a seguir ni que se les ha pedido cita para los distintos especialistas.
¿Podría contarme casos en los que la presencia de una mediadora, en este caso su presencia, haya ayudado a familias que anteriormente no recibieran una atención de calidad?
Podría contarte muchas. Una mujer llevaba tiempo con unos parásitos y siempre que asistía al médico lo hacía acompañada de una vecina que entendía mejor el castellano. Por vergüenza a que esta vecina supiera esto no se lo decía al médico, por lo que estuvo varios meses con estos parásitos hasta que este perfil de mediadora le transmitió la confianza para contarlo.
Nosotros firmamos unos contratos de confidencialidad, todo lo que se habla con el paciente es confidencial. La mujer se encontró con la confianza de decirlo y se le pudo poner tratamiento.
Otro paciente llevaba un tiempo acudiendo a urgencias, no sabía cómo funcionaba el sistema y siempre acudía muy malito, no daban con lo que tenía y cuando intervinimos se le diagnosticó un cáncer de colon.
¿Le agradecen su labor estos pacientes? ¿Qué opina sobre que se le denomine como “el ángel” de los pacientes inmigrantes en uno de los medios locales?
Sí, me lo agradecen muchísimo.
"De hecho, ya se ha corrido la voz y vienen con mi nombre aprendido buscando ayuda"
Respecto a que me llamen ‘El ángel de los inmigrantes’ he de decir que no sabía que me llamaban así pero me sonroja, me enorgullece aunque yo no soy ángel de nada, solamente hago mi trabajo pero lo hago de manera vocacional con mucho amor y respeto y encantada de formar parte de algo tan bonito y que ojalá se instale en toda España y forme parte de la salud como cualquier otra profesión.
Antes era inviable que la figura del trabajador social estuviera dentro de los servicios sanitarios y ahora es impensable que no esté, esperemos que la figura de mediador esté algún día instaurada de esta manera.
Estamos aquí, es la riqueza que nos llena y nos aporta de unos y de otros. Debemos aprender a convivir y comprender que la sanidad es un derecho para todos.
¿Cree que todavía queda mucho por hacer en la sanidad para facilitar el entendimiento entre personal sanitario e inmigrantes? Y si tiene constancia de la situación de la sanidad en Ceuta, ¿cree que en Ceuta se da esta mediación o piensa que dada la peculiar situación de idiomas en la ciudad no se ha avanzado lo suficiente?
Claro que sí. Todavía queda mucho por hacer. Cada vez hay más conciencia, personas en pro de la defensa del ser humano y una atención digna para todos, pero también es cierto que burocráticamente hace falta mucho camino por recorrer, pero ahí estamos.
Al menos se han dado varios pasos y estamos en el camino correcto. Tarde o temprano se va a tener que dar porque le mundo entero está globalizado. Nos tenemos que adaptar y facilitar.
Respecto a Ceuta me han dicho que no existe esta figura y creo que se debería implantar porque las personas con las que yo he hablado dicen que suelen tirar de gente que está fuera.
En Ceuta afortunadamente somos multiculturales, algo que llevo con orgullo y el que bien o el que mal maneja un idioma u otro, pero aquí se está perdiendo de vista la profesionalidad.
No es lo mismo traducir que mediar. A parte de la confidencialidad que es muy importante, también es necesario interpretar los gestos, la cultura.
Un mediador debe saber de sanidad y tener algún tipo de formación sanitaria para conocer los términos y poder interpretar los informes para posteriormente transmitírselos al paciente.
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