Cuando a Guerrero, óptico ceutí jubilado en 2014, le encomendaron incentivar la donación de sangre en Ceuta, era el presidente del Club Leones Perla del Mediterráneo, una asociación sin ánimo de lucro dedicada al servicio social y a labores de salvamento. Según detalla, hubo un banco de sangre en la ciudad que no pudo seguir adelante, por lo que no se podía donar este bien necesario para la vida y que no se puede fabricar. Este es el inicio de la Asociación de Donantes de Sangre de Ceuta, un colectivo que echó a andar en 1994 y que generó conciencia altruista en los caballas. España es líder mundial en la donación de sangre y órganos, tarea que se ha logrado con el esfuerzo de equipos como el fundado por Salvador y Cristóbal Romero, jefe de Hematología del Hospital de la Cruz Roja.
–La ya extinta Asociación de Donantes de Sangre de Ceuta cumple ahora 25 años desde su fundación. ¿Cómo se formó?
–En Ceuta había en principio un banco de sangre que no se pudo seguir adelante y los ceutíes nos quedamos sin donar sangre. En aquella fecha yo era presidente del Club de Leones Perla del Mediterráneo y se dirigió a nosotros el doctor Romero para ver si podíamos hacer algo para que la gente de Ceuta se involucrara en ser donante de sangre, ya que la sangre que iba a donar ese día podía servirle al día siguiente. La sociedad en Ceuta no participaba en nada de esto, entonces se pensó en hacer una campaña aquí a través del Centro de Transfusión de Jerez. El doctor Romero y un servidor empezamos a hacer algo para que la gente se concienciara. Como presidente del Club me apoyé en mucha gente, nombres conocidos en Ceuta como Paco Alcaide, Manolo Méndez, Mari Carmen González, Paulino González, Chiqui Artamendi...
–¿Y cómo fue esa campaña?
–Junto al doctor Romero empezamos a dar conferencias por la ciudad. Gracias a la ayuda de la Federación de Asociaciones de Vecinos conseguimos ir a todas las barriadas a dar conferencias sobre lo que iba a ocurrir, que era traer personas para que los ceutíes donaran sangre. Una vez conseguido esto, quedaba hacer la donación y hablar con el centro de Jerez.
–¿Dónde fueron las primeras donaciones?
–La primera se hizo en el Hospital de la Cruz Roja. Era un local pequeño, no había muchos medios. Los de Jerez se dieron cuenta de que no era el sitio ideal para donar sangre. Cambiamos y nos fuimos al Ayuntamiento. El concejal José Antonio Querol hizo una buena labor y el presidente de la Ciudad en aquella época, Jesús Fortes, nos dejó el Ayuntamiento. De 125 donaciones que conseguimos la primera vez, la segunda ocasión ya teníamos 250. Ya se animaron Ceuta y los donantes, siguió la asociación. Al cabo del tiempo se diluyó porque ya no hacia falta como entonces, ya estaba todo hecho.
–Entiendo que el primer propósito de la Asociación era promover la donación.
–Era solamente una maquinaria pequeña dentro del engranaje que ya se había puesto en marcha. Es bonito tener una asociación aunque ya no funcione.
–También estaba el propósito de crear un banco de sangre, aunque ya se dejó ese objetivo.
–En principio hubo un banco de sangre. Pero yo pienso, después de lo que conocí, que es impensable que una ciudad pequeña pueda mantenerlo. Puede, pero creo que no es necesario. El centro de Jerez tiene la sangre que necesita Ceuta para cualquier tipo de operación y probablemente nunca nos vamos a quedar sin existencias. Aquí nunca ha ocurrido, o al menos yo no he visto, una alarma por necesitar sangre y si la ha habido no me he enterado. Un banco de sangre necesita tantas cosas que es preferible tenerlo en un sitio determinado, grande y que funcione perfectamente como el de Jerez.
–¿Había mucho desconocimiento sobre lo que era donar sangre?
–No. Lo curioso es que la gente de aquí, cuando se le dice que hay que donar alguna cosa, ya sea su sangre o algo del cuerpo o lo que sea, Ceuta se vuelca. Estoy convencido de que si ahora hacemos una alarma de que se necesita, por ejemplo, el grupo cero negativo [donante universal], tenemos a 3.000 personas donando. Esto no lo he visto en otras ciudades como aquí, pero solo hace falta el gusanillo de decir ‘oye, vamos a donar’.
–¿Qué queda de la asociación?
–Para mí, el recuerdo y el orgullo de crear la asociación. También las personas que conocí en aquella fecha. A lo mejor voy allí [a Cádiz] y no me recuerda nadie, pero a mí me queda siempre el recuerdo.
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