Un centenar de subsaharianos intentó su entrada en Ceuta el pasado viernes. Según explicaron testigos presenciales a este periódico, destacaba su juventud porque, incluso, hubo un amplio número de personas con apariencia de menor.
Informaciones como esta que apuntan a la incursión de adolescentes en los grupos que se aproximan al perímetro fronterizo concuerdan con las devoluciones en caliente denunciadas por la ONU hace escasos días en un informe sobre los Menores Extranjeros No Acompañados (MENA).
Para analizar las conclusiones de su Comité para los Derechos del Niño, COPE Ceuta y FARO TV invitaron a Tarek Ananou, fotógrafo que desarrolla su labor profesional a ambos lados de la frontera, y Reduan Mohamed Jalid, activista en Alarm Phone y Digmun con proyectos de cooperación también entre ambos países, ya que los dos han realizado un profuso trabajo de campo.
Hace poco más de una semana, esta labor solidaria llevó a Jalid y otros compañeros a la periferia de Tánger y a los montes colindantes con la verja que separa a Ceuta de Marruecos.
En el reparto de ayuda, pudo comprobar que la mayoría de las personas que hay allí es menor, de 14 o 15 años, estimó, y ni se acerca a los 17 o 18 años. Se trataría de las mismas personas que protagonizan intentos de entrada por el perímetro fronterizo como el ocurrido el viernes pasado.
La presencia de niños tampoco es nueva porque, como indicó Ananou, hace dos meses él ya pudo comprobar que el 80 por ciento de los aspirantes a entrar en Ceuta que aguardan su momento en los montes está por debajo de la mayoría de edad.
Durante estos últimos meses de trabajo sobre la ‘última parada’ en Tánger antes de poder llegar a Ceuta, el fotógrafo ha sido testigo del número ingente de menores que espera al otro lado una oportunidad para acceder.
"En la valla no se les aplica el protocolo social, psicológico y médico; ni se les mira a la cara”
Ante el blindaje de la alambrada a uno y otro lado, los grupos de extranjeros organizan los saltos y las carreras en tropel en las afueras de las ciudades. La táctica empleada ahora en estos movimientos organizados consiste, como explicó Jalid, en colocar en primer fila a los menores, de modo que son ellos quienes se dan de bruces ya sea con la Gendarmería marroquí, sus Fuerzas Auxiliares o la Guardia Civil en el borde español.
El razonamiento de los inmigrantes 'veteranos' es que esta distracción facilitará a los adultos la entrada en Ceuta, mientras que el eslabón más débil, que son los menores, serán los primeros interceptados por Marruecos o bien rechazados en frontera y entregados al país vecino. Recordando las escenas filmadas por FARO TV, Ananou lamentó que, como europeos, España está tirando a niños a los perros que acompañan a las fuerzas de seguridad marroquíes a pie de valla.
Por su parte, el activista de Alarm Phone y Digmun denuncia públicamente la omisión de una atención básica a las personas que intentan entrar de manera irregular por el vallado ya que, sostiene, “no se aplica un protocolo de actuación médica, psicológica y social” y, por tanto, se desconoce si las personas que se devuelven a Marruecos son menores de edad, están enfermas o son potenciales solicitantes de asilo. Jalid valora que los agentes cumplan con su trabajo, pero discrepa acerca de la legalidad de esta figura contenida en la Ley de Seguridad Ciudadana y de que a los expulsados “ni se les mire a la cara” ya sea por “estrés” del agente u otras circunstancias.
"Deberíamos de velar por esta infancia –MENA– y no crear grupos de exclusión social"
Estos intentos de salto a la valla con cara de niño evidencian ese error de codificación que, argumenta Ananou, lleva a pensar que el MENA solo es marroquí, cuando también es subsahariano. Sobre este colectivo magrebí también disertaron Ananou y Jalid, muy críticos con la corriente de opinión que culpa a estos menores de cualquier acto delictivo que ocurra en la ciudad pero que, lamentan, nunca lleva a la sociedad a preguntarse por qué vienen a Ceuta, quién les suministra el disolvente o el pegamento que consumen o quién les puede estar manipulando.
El fotógrafo reflexiona acerca de que, “como sociedad europea, deberíamos velar por esta infancia y no crear grupos de exclusión porque, de este modo, se atenta contra las propias ventajas que tenemos como europeos, ventajas que tenemos respecto a sus países de origen”.
La ONU denunció las devoluciones en caliente de los MENA en un informe reciente
En cuanto a las razones por las que merodean por el Puerto en vez de acogerse al centro del Área de Menores de la Ciudad, Ananou pide que nadie olvide que no son más que niños que, además, sufren un síndrome de abstinencia brutal. Este fotógrafo considera erróneo tratar este asunto solo como un problema educacional cuando también lo es de salud porque hay niños drogados por las calles. Por su parte, Jalid clama por que estas personas no caigan en el olvido e insta al cumplimiento de las resoluciones internacionales, los informes de derechos humanos y de protección hacia el menor.
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