Por qué habrá tantos mercenarios que juegan con la esperanza de las personas?
Cuando la muerte acecha implacable y la medicina ya no puede hacer más para mantener la vida, salen como moscas los vendedores de crecepelo, los inventores de elixires milagrosos, los comerciantes de pócimas extravagantes, los hechiceros iluminados, los brujos fabricando bálsamos celestiales, los chamanes que enlatan y ponen en el mercado un humo invisible.
Mercachifles, santones, curanderos, visionarios, gurús, sanadores..
Comercian con los rescoldos de esperanza cada vez más desvanecida.
No estamos preparados para asumir el inevitable dolor de los seres que amamos y nos vamos agarrando a un clavo ardiendo que va quemando las entrañas...
Ojalá nos enseñaran a reconducir la inmensidad insondable de las ausencias sin tener que recurrir a esta sección del Corte Inglés.
La muerte digna, el testamento vital, el renunciar a soportar un dolor gratuito e innecesario es renunciar a perderse en el laberinto de la agonía.
La aprobación de la eutanasia en el parlamento, nos brinda la complicidad de amar incondicionalmente, de asumir el compromiso con la vida, de reivindicar el respeto a la persona que decide su último momento mirando a los ojos con una ternura infinita.
Morir para salvarnos de la muerte, para apostar por el ciclo de la vida.
La Conferencia Episcopal tildó de genocidio esta ley, la calificó de asesinato de Estado. Cuanto camino nos queda por recorrer para asumir la tolerancia y el respeto hacia otras formas de estar en el mundo.
*Profesor de Filosofía del IES Luís de Camoens