Seis meses trabajando en unas condiciones nefastas. Con el ruido constante de las
obras, con el taladrador detrás de la nuca, con polvo que impide abrir las ventanas... Es la crónica laboral que se vive, a diario, en el Palacio de Justicia y que afecta a todos los que allí prestan servicio y se han visto obligados a convivir con unas obras que no terminan y que además son simples parcheos. Las quejas que de manera constante ha trasladado
CCOO-Justicia, recogiendo el malestar de los trabajadores, topan con la inacción de unos responsables incapaces de adoptar soluciones sencillas, como, por ejemplo, que las obras se lleven a cabo en un horario que no choque con la labor diaria desempeñada en este edificio judicial.
En declaraciones a El Faro de Ceuta, el sindicato recuerda que “han sido varias las quejas” elevadas a la Gerencia Territorial de Justicia. La última precisamente se presentó el pasado 27 de octubre acompañada de un reportaje de fotografías de la “vergüenza” que está siendo soportada por los que prestan servicio en los juzgados. El ruido permanente de las obras llevadas a cabo en la fachada del Palacio de Justicia y, en concreto, en la tercera planta donde están ubicados los órganos judiciales de Menores y Fiscalía, generan un malestar que “los funcionarios tienen que soportar” obligados a “convivir y trabajar con los continuos ruidos, el polvo (que se cuela e invade las oficinas al completo), la ausencia de limpieza y desorden generalizado que está provocando esta ‘chapuza de obra’. Funcionarios con problemas de alergia tienen que soportar esta falta de planificación y coordinación entre la Gerencia y la empresa adjudicataria de la obra”, denuncia la sección sindical.
CCOO, que ha insistido en la conveniencia de realizar esa obra y llevarla a cabo en horario fuera de oficina, ha vuelto a solicitar su paralización en ese horario trasladándola a las tardes.
La única respuesta que recibieron desde la Gerencia Territorial es que habían trasladado a la subdirección de Obras e Inmuebles la información, pero cinco meses después no ha habido cambio alguno. Todo sigue igual.
Ni la Gerencia ni la Subdirección han adoptado medidas para garantizar una ‘convivencia’ con esta actuación, con esos ruidos y “el polvo y arenilla que se libera en el anclaje, corte y pulido de las losas que se están fijando en la fachada”. Además advierten de que se han provocado “daños en equipos informáticos, teclados y aparatos eléctricos” ya que al fijar las losas riegan con agua que se ha filtrado en los despachos.