Me gustan los anuncios geniales. Muchos hay en la historia de la publicidad que marcaron recuerdos y épocas de nuestra vida. Citaré alguno de ellos aunque hoy el Cañonazo trata sobre la vuelta al cole. Eso será mañana, al menos para los profes.
“La chispa de la vida” (CocaCola), “Busque, compare y si encuentra algo mejor cómprelo ( Detergente)”, “Ya es primavera en el Corte Inglés”.
Yo también diseñé publicidad para mí tío Andrés que tenía una tienda de zapatos: “Calzados Andrés, siempre a sus pies”.
Y ya me meto en harina sobre el tema.
¿Qué cuesta volver al Cole? ¿Pueden las becas sufragar todos los gastos? ¿Y los libros, basta con el cheque libro?
Ropa, material escolar (todo tipo de arsenal para cada asignatura: escuadras, reglas, flautas, libretas de todo tipo, bolígrafos de todos los colores, tipex, calculadora, folios blancos y de colores, mapas mudos, mapas sordos, diccionario de Inglés, diccionario de Francés, compás, pinturas, plastilinas y ordenador para rematar la faena.
Y ahora, con la LOMLOE, los libros son nuevos y hay que hacerse con ellos. No existe la posibilidad de préstamo o compra del pasado curso. Lo gracioso es que estos nuevos textos son los mismos en general, cambian páginas, dibujos y nomenclatura... pero poca chicha nueva.
Otra historia son los coles concertados que venden ellos mismos su material, incluso su ropa. También dicen que en estos centros confesionales existe una especie de “impuesto revolucionario” que pagan los sufridos y temerosos padres para la mejora de instalaciones o cualquier vaina.
El Estado sufraga, pero no todo, para ser una ENSEÑANZA SECUNDARIA OBLIGATORIA.
Hay muchos medios técnicos para ahorrar gastos (pizarras digitales, ordenadores, apuntes realizados por los profesores que se pueden pasar al alumnado por email, aplicaciones, móviles..y ahí está la nube, por si no llueve).
También es verdad que no hacemos responsables al alumnado de cuidar como un tesoro lo que la Administración pone en sus manos: luces encendidas sin hacer falta, muebles rotos, mesas pintadas con dibujos que hacen referencia a la genitalidad adolescente, pizarras digitales dañadas, ventanas rotas, persianas caídas... No sé yo si la enseñanza pública está condenada a muerte por no enseñar las más mínimas normas de respeto a lo de todos. Lo mismo los hijos de los chavales que aparecerán esta semana, perderán la oportunidad que han tenido sus padres.
¿Sería posible la gratuidad absoluta salida de nuestros impuestos? ¿Veremos algún gobierno de izquierdas que deje de subvencionar a la escuela privada? ¿Serán valientes o perderían tantos votos que no moverán un dedo para hacerlo?
“Quién rompe paga” era el lema de un Centro en el que trabajé hace algunos años.
¿Qué nos cuesta abrir un colegio o instituto todos los días? ¿Alguna forma de ahorrar?
Esta será la cuestión con la que empiece mis clases el curso que estrenamos.
La educación es cara, pero más cara es la ignorancia.
No estaría mal expedirle un recibo a los padres para que tengan idea sobre el gasto solidario que supone la escolarización.
Vaya para terminar una anécdota triste y graciosa: un alumno echaba cáscaras de pipas en el suelo, le pregunté por qué lo hacía; su respuesta fue clara: “le estoy dando trabajo a las limpiadoras”. Yo, sin pensarlo dos veces y, viendo la solidaridad del niño, fui contagiado por esa extraña bondad aoarente: “te voy a romper los dientes y le doy trabajo a los dentistas, que andan faltos”.
¡Viva la Marea Verde!