Opinión

Romanos

El cine es cultura, no todo claro, y en nuestra España muy subvencionado, no hay más que ver antes del comienzo de la película, la cantidad de instituciones que financian las películas, por malas que sean, para proteger la cultura dicen, incluso me consta que la suma de las subvenciones es superior al montante del importe total de la película, lo que está prohibido en la ley que ampara las mismas, pero al ser otorgadas por distintas administraciones, el control no es todo lo fiable que se debiera, si es que existe algún control. Los dirigentes de las CC.AA se despepitan si una secuencia de la película está rodada en los parajes de su región, entonces dan no importa cuánto, porque consideran que los espectadores , al margen de que la película sea mala o peor, podrán identificar ese lugar de su región y al término del espectáculo , el consorte dirá a la consorte, hemos de ir a ese lugar tan paradisíaco.

Yo, que soy un amante del cine de calidad, no puedo ver una película del oeste hecha en Almería o una de romanos realizada por italianos. Una de las películas en las que más inteligencia se ha puesto, en mi opinión, ha sido la británica “La vida de Bryan”, alguna de cuyas escenas he comentado alguna otra vez. El cine británico, en mi opinión , es el mejor cine europeo. En esa película hay una escena hilarante, sucede cuando el partido opositor a los romanos de Palestina, en una reunión secreta, deciden sublevarse porque los romanos, entre otras cosas no han hecho nada. ”Bueno, decide uno, el alcantarillado..”, “si, pero aparte del alcantarillado, que más..”, “las carreteras..” señala otro. Así van sumando entre unos y otros ,los hitos que a la civilización han aportado los romanos, hasta completar una lista casi interminable. Las obras públicas han sido extraordinarias, las calzadas y los puentes todavía pueden ser admirados, como los acueductos, los teatros, los circos, las “domus”, todavía son restos de un imperio ante el que hay que despojarse del sombrero.

El imperio romano iniciado en el año 27 A.C, partiendo de Roma como capital , se extendió por el oeste hasta Britannia (parte de la actual Gran Bretaña) , por el norte hasta el Rhin, por el sur todo el norte de África, y por el Este hasta la actual Siria, lo que los romanos consideraban la tierra civilizada. En nuestro país ya a finales del siglo segundo, Hispania, era el asentamiento de la legión romana VII Gemina, y estaba dividida en la Hispania Tarraconense (capital Tarraco), Hispania Lusitania,(capital Augusta Emérita) y la Hispania Bética (capital Corduba),siendo ciudades importantes Cesar Augusta, Toletum y Gades . Los distintos países no estaban preparados para enfrentarse a legiones tan poderosas, bien armadas, disciplinadas , bien entrenadas, y bien dirigidas. Los pueblos que conquistaban los exprimían para poder sufragar los gastos de sus legiones y tomaban a sus moradores como esclavos que después vendían al mejor postor. La sucesión de los distintos emperadores no era nada fácil, todos querían perpetuarse nombrando “césar” ( sucesor del emperador, como en la monarquía española puede ser el príncipe de Asturias) al hijo primogénito, para instaurar una dinastía. Pero todo dependía de los senadores (desde 300 al inicio hasta 900 al final del imperio) que le apoyaban en el Senado, y de las legiones que estaban a su cargo. Así, las luchas eran continuas.

El imperio oriental, cuya vida tuvo cerca de quinientos años (27 a. C al 476 d. C), alcanzó una época gloriosas hacia la mitad de su vida, entre los años 160 d. C a 211 d.C. con dos emperadores extraordinarios, Marco Aurelio(161-180) y Septímio Severo (193-211) fueron sus artífices, las conquistas de territorios no fueron sencillas. Marco Aurelio, hijo adoptivo, como Lucio Vero, de Antonino Pio, fue uno de los grandes emperadores de Roma, por ello apodado el Sabio, gobernando conjuntamente primero con su hermano adoptivo Lucio Vero que murió a los siete años del co- gobierno, siguiendo ocho años en solitario y finalmente tres años co-gobernando junto a su hijo, el demente Cómodo.

Durante el reinado de Marco Aurelio se produjo la denominada peste Antonina, que fue una peste de viruela, también como ahora llegada de Oriente, y que discurrió entre los años 165d.C. y 180 d.C. causando algunos días 2.000 muertes en Roma, estimándose que en total perecieran 5 millones de personas, un tercio del total de la población. La peste se inició durante el cerco de Seleucia, en Mesopotamia, a orillas del Tigris durante el invierno 165-166, fiebre , diarrea e inflamación en la faringe fue el diagnosticó del médico griego Galeno, médico, cirujano y filósofo griego, una de las figuras preponderantes en la época , que ayudó de una forma importante en las pandemias surgidas durante ese imperio. El impacto de la peste fue global, perturbando la economía, la política, la cultura y la religión.

A la muerte de Marco Aurelio, Cómodo sin el freno de Marco Aurelio, inició sus locuras aumentadas por la corrupción y el despilfarro, siendo el principal motivo de su asesinato por su guardia pretoriana. Después de Cómodo, el justo Pértinax, también asesinado por su guardia pretoriana acusado de no pagarle lo estipulado y Juliano, un emperador corrupto traficante de esclavos y que con su inmenso dinero compró los favores de los senadores, pero posteriormente asesinado por los mismos motivos. Por fin le llegó el turno a Septimio Severo, que con la inteligencia de su esposa Julia Domna, natural de Emesa (Siria), al vencer a sus competidores, que también se habían autoproclamado “augustos” (emperadores) e incluso tenían más apoyos en el Senado romano que Septimio Severo, derrotando primero a Pescenio Nigro, gobernador de Siria en la batalla de Issus, y después a Clodio Albino, gobernador de Britannia en la batalla de Lugdunum, pudo autoproclamarse Augusto, así como a su mujer Julia, Augusta y a sus dos hijos, Basiano y Geta, césares.

No fue la peste Antonina la única peste que azotó en ese periodo al imperio romano. En el 251 d. C aparecería la denominada peste de Cipriano, que duraría veinte años, que se cebó principalmente con Roma, así llamada por ser Cipriano , obispo de Cartago, quien fue testigo de la misma y quien la describió, señalando que los contagiados sufrían fiebres hemorrágicas, algunos la atribuyeron al sarampión y otros creyeron que era un reproducción de la de la viruela. Debido al comercio y a los viajeros la peste se expandió rápidamente, calculándose que en Roma morían unas 5.000 personas diariamente. Los efectos de la peste en la sociedad, como en la peste anterior ,fueron catastróficos, el ejército sufrió una falta general de hombres.

El imperio se hizo enorme y para una mayor eficacia en su gestión ya en el año 350 d. C. se dividió en dos, el imperio romano de Occidente con sede en Roma y el Oriental con sede en Bizancio. El occidental, cayó en el 476 d. C y el Oriental aguantó hasta la caída de Bizancio por los turcos en 1.453.

En nuestro país, huellas importantes de ese imperios, sabios como el gran Séneca, natural de Corduva o emperadores como Trajano, nacido en Itálica y obras públicas grandiosas nos recuerdan el paso de los romanos por nuestras tierras, calzadas , minas de oro, puentes, teatros, acueductos, en fin una serie de monumentos por lo que debemos estar agradecidos. Cualquier pueblo de nuestra piel de toro que tenga una piedra que haya pertenecido a algún monumento romano lo guardará como algo de lo más preciado de su estructura. También el derecho romano, y el alcantarillado.

Esta última peste no la han traído los romanos, ha sido de China desde donde nos la han traído, algunos dicen que por haber comido murciélagos u otros animales, cosa que no creo porque los chinos comen esas bestezuelas toda la vida, no hay más que ver su rostro amarillo y sus ojos semi cerrados, y nunca por ese motivo nos trajeron nada que no fuera la tienda de la esquina. Ya hay científicos laureados que señalan al laboratorio de la ciudad en la que se inició la pandemia, como causante del virus no natural. Desgraciadamente no tenemos con nosotros a Galeno, aunque sí tenemos a buenos doctores y personal sanitario, pero no han tenido los medios de protección en calidad y cantidad suficientes para poder impedir el contagio, ni respiradores en calidad ni cantidad suficiente para poder a ayudar a los enfermos, ni test en la cantidad ni calidad suficiente para conocer quien está enfermo, quien puede transmitir la enfermedad o saber quién está sano, así hemos llegado a los treinta y cinco mil compatriotas muertos, sin apenas haberle podido decir adiós, así hemos conseguido la mayor tasa mundial de fallecidos en relación al número de habitantes, y con el desprecio de las autoridades políticas al no haber estipulado un solo día de luto, así hemos llegado al mayor número de personal sanitario contagiado de toda Europa. El virus ha hecho su trabajo, nuestros políticos, los que no han previsto las causas de lo que se nos venía encima, este maldito sueño, no. A la falta de previsión y anticipación de la pandemia se une la contratación de material sanitario a empresas sin la garantía suficiente, al empalago en declarar el éxito lo antes posible el fracaso al tener que retirar el material sanitario porque no servía para el objeto para el que se había comprado, todo ello despilfarrando dinero y más dinero, corrupción tras corrupción. La única solución del gobierno para intentar frenar la escalada de fallecimientos es el confinamiento, así estado de alarma, tras estado de alarma, por ahora hasta finales de Junio.

Una máquina mediática bien engrasada protege al gobierno contra todas las críticas, y así mientras el vicepresidente del chalé, que también lo es del gobierno, despotrica contra la Justicia, ninguno de los ministros del gobierno que también son magistrados le critican, porque según ellos todo se queda en la libertad de expresión, nadie protege a la Justicia , y el maldito comunismo continúa dragando el sistema, ante la mirada gláuca del Vacío y la atónita de la oposición, que se resiste a hacerle frente. Es lo que nos merecemos.

Mientras asistimos a los guiñoles diarios de un personaje que no sabe ni contar, un tal Simón (“antes de que cante el gallo me negarás tres veces”), que es capaz de decir una cosa y la contraria sin que se le caiga de su tarjeta de visita la vitola de “científico”. No, éste no es un científico, cómprenle ustedes si están calvos un crece pelo y verán la muchedumbre que se agolpa en su calva, además con el frasco recibirán un peine. Claro ,tampoco es un gobierno lo que tenemos. Los romanos construyeron circos no solo para la diversión de sus ciudadanos, también para hacer sufrir a los gobernantes inútiles.

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