Rodrigo Sánchez es un joven de Ceuta que recibió una beca para disfrutar el pasado verano de un curso de pregrado de la Universidad de Yale.
Ahora, es encargado de difundir este programa entre los ceutíes para que otros jóvenes puedan vivir la misma experiencia.
–¿Qué significa ser Yale Ambassador?
–Como la palabra dice significa ser embajador y esto viene de un curso de pregrado de la Universidad de Yale en el que yo participé el verano pasado. Es un curso que organiza esta universidad y es para alumnos del mundo entero. Tiene distintos programas, seminarios, conferencias... Yo participé en el programa de literatura, filosofía y cultura. Me dieron una beca prácticamente completa y al completarlo los participantes de ese programa tenemos la oportunidad de difundir y hablar y eso es lo que estoy haciendo.
–¿Qué requisitos pedían para que le concedieran esta beca?
–En esta beca lo primero que te van a pedir son tu notas, saber cómo eres en el ámbito académico, por lo tanto hay que tener buenas notas. Pero también quieren gente que sea completa y que tenga otras aficiones ya sean culturales, deportivas... También van a pedirte una carta de recomendación y además a la hora de hacer la aplicación para el programa hay que responder una serie de preguntas personales y sobre temas que te propongan.
"Quieren gente que sea completa y que tenga otras aficiones ya sean culturales, deportivas..."
–¿Este programa le da más facilidades para acceder a la Universidad de Yale?
–Es algo que influye, aunque no va a hacer que entres en la universidad, pero sí te va a dar más papeletas no solo para esta universidad, sino para cualquiera. Tener eso en el currículum va ayudar mucho a la hora de aplicar a las distintas universidades a que vean que no eres sólo un alumno de estudiar, sino que eres más completo y tienes mucho más que las notas. Entonces te va ayudar a que tengas más probabilidad de entrar en las universidades.
–Esta es una beca a la que no accede todo el mundo. ¿Cómo se siente?
–Es una beca que en total van alrededor de 1.200 estudiantes de todo el mundo y que se divide en tres cursos de 400 personas cada uno. Yo me siento muy afortunado y muy orgulloso de haber podido ir. Cuando me lo dieron estaba que no me lo creía porque al final uno no siente que pueda ir a este tipo de cosas habiendo gente tan buena en todo el mundo y cuando a uno se lo dan se siente muy bien. El hecho de que me becaran prácticamente al completo hizo que pudiera asistir al programa porque el costo era muy elevado.
–Actualmente se encuentra en Ceuta dando charlas a alumnos de diversos institutos. ¿Qué les quiere transmitir?
–Ahora, como Yale Ambassador, como embajador, estoy ejerciendo mi labor intentando divulgar y difundir el programa entre los alumnos de mi antiguo colegio e instituto. Lo que siempre les digo es que no tengan miedo a presentarse porque muchas veces tenemos miedo o no somos lo suficientemente seguros de nosotros mismos porque pensamos siempre que la gente que está fuera va a ser mejor y yo pienso que uno tiene que ser valiente y presentarse porque el no ya lo tiene de antes. Además intento trasmitirle que aunque las notas son importantes, no es lo único que van a mirar, hay que tener otra serie de habilidades en tu currículum que puedan ayudarte a entrar en este tipo de programas.
"Siempre les digo que no tengan miedo a presentarse, hay que ser valientes. El no ya lo tienen de antes"
–Está estudiando su bachillerato en los Colegios del Mundo Unido, en Armenia. ¿Tiene alguna vinculación con el programa de Yale?
–No tienen ninguna vinculación porque son dos programas y dos becas totalmente diferentes pero es cierto que al final uno ayuda al otro.
–¿Cómo es su día a día en este colegio?
–Al final es muy parecido a la vida de cualquier adolescente aunque la gente se piense que por estar en Armenia sea distinto. Tenemos nuestras clases y una serie de actividades extraescolares que son de deporte, creatividad y servicio a la comunidad que tenemos que hacer como parte del bachillerato internacional, que es algo que aquí no tenemos. Al margen de eso es una vida bastante normal. Tenemos nuestro tiempo de ocio, de estudio, salimos con nuestros amigos... La vida de cualquier adolescente aunque también dentro de la burbuja en la que vivimos en el campus lo hace más diferente y especial.
–¿Cuáles son sus planes de futuro?
–Me queda el segundo curso del bachillerato internacional y luego el plan que llevo teniendo desde hace muchos años es el de estudiar violín en una escuela de música. A mí lo que me gustaría es hacerlo en Estados Unidos y los Colegios del Mundo Unidos con el tema de las becas que luego te pueden aportar. Si no fuese en Estados Unidos también tengo la posibilidad de ir a alguna parte de Europa. En caso de que el tema de la música no se diese también me interesa historia y sería otra posibilidad estudiar historia en cualquier universidad de Estados Unidos.