Opinión

El rico legado histórico que atesora la Legión (III)

La Legión Española es “una fuerza militar de élite” creada y dirigida en 1.920 por José Millán Astray, situada dentro de la Fuerza Terrestre del Ejército de Tierra Español.
Millán-Astray llegó a la conclusión de que España necesitaba un cuerpo de soldados profesionales, con una moral y un espíritu bien definido que fueran equiparables a los de la legión extranjera francesa.
La Legión ha promovido siempre “un culto al combate” y una disminución de la relevancia de la muerte. Se pretende con ello minimizar el miedo a la muerte, favoreciendo los actos heróicos necesarios para su misión inicial como tropas de choque profesionales.
Gran parte de ese objetivo se cubre mediante un adoctrinamiento de la tropa, que incluye la llamada “mística legionaria” simbolizada de forma definitiva en el “CREDO LEGIONARIO”.

El credo legionario

El “Credo Legionario es un conjunto de principios y valores que guían la conducta y el espíritu de los legionarios.
El teniente general D. Julio Salom especificaba en una entrevista. “Cien años en los que toda la sociedad ha cambiado, también el Ejército y su Legión, pero en la que siempre ha pervivido, contra viento y marea, el espíritu que emana de doce sentencias que conforman el “Credo Legionario”, nervio e insígnea de todos los que nos creemos legionarios. Doce órdenes que nos incitan a ser diferentes, no mejores, a buscar siempre la vanguardia, a auxiliar al compañero en peligro, a cumplir con el deber, trabajar en lo que le manden y hacer de la “Bandera” la más gloriosa.
La valentía y multiculturalidad de los “Tercios Españoles”, la organización de la “Legión francesa” y el espíritu de los “tagalos” (una etnia filipina). Todos estos elementos fueron claves para Millán-Astray a la hora de elaborar “La Legión”. Sin embargo, hubo uno aún más determinante si cabe. Este fue el “Bushido”, un texto que según se creía entonces – recogía la esencia de la vida del “samurái japonés, y que fue escrito (o recopilado) en 1.895 por Inazo Nitobé, un catedrático de la Universidad Imperial de Tokio.
Desde que el militar español leyó su traducción al francés, quedó prendado de sus enseñanzas.
De hecho, cuando se pasó al castellano, él fue el encargado de hacer el prólogo. Lo definió del siguiente modo: “El Bushido es el código de moral ascética de los samuráis”.
Tal fue su fascinación por esta obra, que Millán–Astray quiso impregnar con sus ideas a los soldados de La Legión.

"El credo legionario forma parte de La Legión desde los primeros momentos, es su base espiritual, médula y nervio, alma y rito de ella"

“Un samurái luchaba por la defensa de su honor y el juramento al Emperador”,”Los legionarios luchaban por el honor dado en el juramento a la bandera” y el “Credo Legionario”, es la muestra más palpable de su similitud, salvando las diferencias culturales entre ambas sociedades”.
Millán-Astray era hijo de un funcionario de prisiones y concibe que La Legión tiene que ser un lugar para reintegrar a ciertos sectores marginados de la sociedad. Es plenamente consciente que estos sectores de la sociedad necesitan unas normas y, debido a ello, La Legión tiene sus propias “Normas”, el famoso “Credo Legionario” dictado por Millán-Astray en persona, y que constituye la base espiritual de La Legión, su médula y nervio, donde se reúne en tan solo doce “Espíritus” como ha de ser un buen “Legionario”. El propio Millán-Astray diría del mismo:
El “Credo Legionario” forma parte de La Legión desde los primeros momentos, es su base espiritual, médula y nervio, alma y rito de ella.
“Escrito en momento de exaltación del entusiasmo y de la fe, no tiene el más leve pulimento literario. Surgió espontáneo, como sí dictásemos unas instrucciones cualesquiera, sentíamos La Legión, pensábamos en el espíritu militar y en el de sacrificio.
Queríamos que rindiesen culto al Honor militar y al Valor militar y que, sugestionados con estos sentimientos, vencieran el instinto y no temiesen a la muerte”. Millán-Astray
Lo componen 12 consignas que expresaremos a continuación:

El espíritu del Legionario

Es único y sin igual, de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.
El espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.
El espíritu de amistad: De juramento entre cada dos hombres.
El espíritu de unión y socorro: A la voz de “a mí La Legión”, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pide auxilio.
El espíritu de marcha: Jamás un legionario dirá que está cansado hasta caer reventado, será el cuerpo más veloz y resistente.
El espíritu de sufrimiento y dureza: No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño; hará todos los trabajos; cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.

"Es un conjunto de principios y valores que guían la conducta y el espíritu de los legionarios"

El espíritu de acudir al fuego: La Legión, desde el hombre solo, hasta La Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello.
El espíritu de disciplina: Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
El espíritu de combate: La Legión pedirá siempre, siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses. Ni los años.
El espíritu de la muerte: El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor, y el morir no es tan horrible como parece.
Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
La bandera de la Legión: Será la más gloriosa, porque la teñirá la sangre de sus legionarios.
Todos los hombres legionarios son bravo: Cada nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.

El origen del emblema de la Legión

El emblema de La Legión fue diseñado por el capitán de Infantería D. Justo Pardo Ibáñez. Se le dio oficialidad en el año 1923 mediante la publicación en el Diario Oficial 263/1.923 del siguiente texto: “Para distinguir a los Generales, Jefes y Oficiales que hayan servido o sirvan en el “Tercio de Extranjeros” se crea el distintivo de La Legión, que usarán durante su vida militar, como muestra de sus servicios en tan distinguidos puestos”. Sin embargo, en dicha publicación no aparece descripción alguna del citado distintivo. No obstante, en la Colección Legislativa nº 532 de ese mismo año aparece un dibujo donde sí puede verse el emblema de La Legión compuesto de: alabarda, arcabuz y ballesta cruzados y sobre dichas armas una Corona.
Más tarde, en el año 1931 y tras la proclamación de la República, se publicaron varias disposiciones relacionadas con el cambio de régimen, entre ellas la Orden Circular de 14 de abril de 1934 CL 149 que establecía la desaparición de todos los signos monárquicos, lo que para el emblema de La Legión se tradujo en la desaparición de la Corona Real
Entre los años 1936 y 1975 siguió usándose sin Corona sin que hubiese razón para que se produjese algún cambio.
Con la restauración de la Monarquía en 1975 volvieron a introducirse en todos los ámbitos los símbolos Reales. Varios años después se publica (apéndice al Boletín Oficial de Defensa nº 90 de 13 de mayo de 1986) la primera descripción oficial del emblema de La Legión: “Ballesta en banda y arcabuz en aspa, resaltado en alabarda”. Curiosamente ni en la descripción ni en el dibujo que la acompaña no se hace referencia alguna a la Corona Real. Sin embargo, este elemento volvió a introducirse paulatinamente en el emblema. Finalmente en el año 2004 y por orden del Jefe de Estado Mayor del Ejército (escrito 516-AI/357-D de fecha03 de marzo de 2.004) se establecía el uso de la Corona Real en el emblema oficial de La Legión.
El emblema se inspira en las armas utilizadas por los “Tercios” que, al servicio del Rey de España, combatieron durante los siglos XVI y XVII conquistando y defendiendo el Imperio.

La corona Real

Constituida por un círculo de oro engastado de piedras preciosas, sumando de ocho florones de hojas de acanto de oro (solo cinco de ellas visibles), interpeladas de perlas de cuyas hojas salen otras tantas diademas de oro, sumadas de perlas que convergen en un mundo, de azur, con el ecuador y semimeridiano de oro; la Corona forrada de gules.

Ballesta

Su invención como perfeccionamiento del arco se atribuye a los españoles. Arma usada por el soldado de Infantería hasta el siglo XVI; destacaron por su fama los ballesteros de Carlos V en la conquista de Túnez.

Arcabuz

Arma de fuego que poco a poco fue desplazando a la ballesta y que posteriormente evolucionó hacia el mosquete. Fue el arma principal de los soldados que combatieron formando parte de los Tercios de Flandes.

Alabarda

Arma enastada, más ligera y de menor longitud que la pica. La moharra, de acero, consta de tres partes, la superior en forma de punta de lanza y una base que se compone de dos lados con cuchillo y media luna respectivamente. En los Ejércitos de España era empleada por tropas escogidas dedicadas a la guardia personal de Reyes y altas personalidades. Durante los siglos XVI y XVII fue usada por los Sargentos como símbolo de mando.

El gorrillo legionario o 'chapiri'

Hay una muy buena información sobre este tema, de lo publicado por el General de División D. Rafael Dávila, en la que relata la historia del típico gorrillo o chapiri.
El clásico gorrillo o chapiri, una de sus prendas características, ha sido siempre motivo de polémica por las numerosas ocasiones en las que se han intentado suprimir. Para conocer algo más sobre el “gorrillo” y su importancia en La Legión expone el siguiente relato de su historia.
El primer gorro de borla o “gorro cuartel” utilizado por nuestro Ejército surge después de la Guerra de la Independencia y los recogen los Reglamentos de 1822 y 1828, sustituía al gorro de manga, utilizado desde la llegada de los Borbones y de sus importantes reformas en el Ejército.
En 1876 el gorro de cuartel pasa a denominarse “Isabelino”, declarándose reglamentario para todo el Ejército. Se suprime en 1.887 siendo sustituido por un gorro redondo para uso cuartelero que popularmente empezó a denominarse “queso” por su parecido con el mismo. Estuvo en vigor hasta 1926 en el vuelve el gorro de borla.
En el Diario Oficial del 29 de Enero de 1920 y por Real Decreto se crea el “Tercio de Extranjeros, primera denominación que tuvo La Legión Española. La inesperada avalancha de aspirantes fue tal que dejó al Tercio sin prendas de vestuario por lo que hubo de usar el famoso gorro de “queso” como prenda de cabeza. Duró poco, ya que el 4 de septiembre de 1920 se estableció el uniforme del Tercio de Extranjeros…”Práctico, cómodo, vistoso y económico, decía su reglamentación. En cuando a la prenda de cabeza se adoptó el gorro “Isabelino”, algo más alto y sin vivos ni sutases. De él, decía Millán-Astray: “tiene un especial atractivo, es gracioso y muy marcial. Es el clásico y castizo que usaron los militares españoles luengos años. Es, desde luego, infinitamente más estético que los bonetes circulares. Es el que caracteriza a los legionarios”.
A pesar de los numerosos cambios en la uniformidad del Ejército, el “gorrillo” siempre permaneció como prenda de cabeza en La Legión.

"El 4 septiembre de 1920 se establece el uniforme del Tercio de Extranjeros, 'práctico, cómodo, vistosos y económico"

El gorrillo es popularmente conocido como “Chapiri” aunque esta no es su denominación reglamentaria. Es una castiza forma de llamarlo muy extendida entre los legionarios, siendo un diminutivo del galicismo “chaperot” que era una prenda de cabeza en forma de capucha del siglo XVIII y que derivó más tarde en el gorro de cuartel Isabelino.
Para su colocación, se coge con la mano derecha de manera que el extremo final de la parte superior del gorrillo quede entre la curvatura que forman el pulgar y el dedo índice, para a continuación llevarlo a la cabeza y colocarlo “graciosa y ligeramente ladeado a la derecha”.
El general Millán-Astray, fundador de La Legión, dejó escrito:
¡Gorros y chambergos, capotes y sandalias, camisas descotadas, correajes, oficinas, motocicletas, calabozos y guantes de manoplas!. Sois el vestuario, las bambalinas, los telones; Pero el escenario está en otros lugares y allí…¡Es la tragedia la que se representa!
“Con el gorrillo en la mano izquierda y con el brazo en alto gritad conmigo
¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva La Legión!

160 pasos por minuto

La Legión Española, conocida por su valentía, disciplina y tradiciones únicas, es famosa por su marcha distintiva. Mientras que la mayoría de las unidades militares marchan a un ritmo estándar de 120 pasos por minuto, los legionarios se destacan con un ritmo acelerado de 160 pasos por minuto, ¿por qué esta diferencia?
La historia de la Legión española es una de las más interesantes de nuestro país, y este dato te parecerá de lo más interesante.

"El ritmo acelerado de marcha fue introducido como una forma de destacar la agilidad, rapidez y determinación de los legionarios"

La Legión, desde su fundación (del que tenemos conocimiento) por el teniente Coronel Millán-Astray. Desde sus inicios, La Legión buscó establecerse como una Unidad distinta, con una identidad y tradiciones propias. Millán-Astray influenciado por la Legión Extranjera Francesa y sus experiencias militares, quería que la Legión Española tuviera un espíritu y carácter únicos. El ritmo acelerado de marcha fue introducido como una forma de destacar la agilidad, rapidez y determinación de los legionarios. Además, este ritmo servía como una demostración física de la resistencia y fortaleza de los miembros de la Legión, mostrando que podían mantener un paso más rápido y constante que otras Unidades.

“Su simbolismo y gran significado”

Más allá de la simple diferenciación, marchar a 160 pasos por minuto tiene un profundo simbolismo para los legionarios. Representa la urgencia, el compromiso y la prontitud con la enfrentan cada desafía. Es un recordatorio constante de su deber, su pasión y su dedicación inquebrantable a la causa.
Hoy en día, la marcha acelerada de los legionarios sigue siendo una de sus características más reconocibles. Durante desfiles y ceremonias, el sonido distintivo de sus pasos resuena con fuerza, capturando la atención y admiración del público. “Es una tradición que ha perdurado a lo largo de los años y que sigue siendo un punto de orgullo para cada legionario.”
El ritmo de 160 pasos por minuto de los legionarios, no es solo una peculiaridad; es una manifestación de su espíritu, determinación y carácter único. Es una tradición que encapsula la esencia de la Legión Española, y la distingue como una de las Unidades militares más icónicas y respetada de España.

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