Se inauguró la estación del ferrocarril. Se inauguró una obra que lleva años y años esperando salir adelante. Hoy toca hablar de la historia bonita: la de haber conseguido que Ceuta tenga este corazón cultural e histórico activo. La historia negra, la del dinero malgastado por no haberse invertido adecuadamente, la del abandono, la de las tropelías consentidas, la del analfabetismo que llevó a que ni se respetara la joya de locomotora que teníamos... mejor dejarla no en el olvido, pero sí arrinconada porque ahora no es el momento de afear lo hecho.
Si una persona está orgullosa de que este proyecto por fin vea la luz es, sin duda, Ricardo Lacasa. Ayer habló en la Cope, entrevistado por Maribel Dueñas. Son variados y abundantes los reportajes que ha escrito sobre la historia de la estación. Creo, sin temor a equivocarme, que es una de las personas que mejor conoce la obra, la historia y su intrahistoria, quizá porque alimente los datos puramente objetivos con sus vivencias particulares, convirtiendo en lectura obligada todo lo que ha plasmado negro sobre blanco en tantas y tantas colaboraciones con El Faro de Ceuta.
Ricardo Lacasa es, sin duda, una de esas joyas que debemos cuidar por todo lo que sabe, todo lo que ha vivido, todo lo contado y lo que puede seguir contando. Es parte de la historia de Ceuta, de esos conocimientos sociales que escapan a los textos oficiosos, fríos y alejados de lo que fue nuestra ciudad.
Es mucho lo que ha peleado Ricardo porque la estación saliera adelante, mucho lo que ha denunciado y expuesto. Sin duda es de las personas que más sabe pero que, curiosamente, no ha sido valorada por quienes debían haberlo tenido en cuenta en su momento como principal conocedor de todo lo que hoy admiramos. “Como he escrito en alguna que otra ocasión, posiblemente sea una de mis obsesiones”, confesaba Lacasa a Maribel. Es imposible saber el gozo que habrá sentido al ver que el proyecto sale adelante y la barriada acoge una de las joyas de Ceuta.
Ojalá sepamos cuidarla y protegerla y ojalá sea un centro para enseñar a los ceutíes la historia que encierra, organizando charlas didácticas con los colegios para que nuestros hijos sepan lo que, a duras penas, hemos sabido conservar. Y miren que nos ha costado. Demasiado. Ricardo está orgulloso y muchos más lo estamos de conocerle y admirar no solo sus conocimientos sino lo que realmente quiere y sabe de esta ciudad.