Rezos al mismo Dios para llegar hasta ‘la tierra del camión’

De nuevo las costas ceutíes recibieron ayer la llegada de hasta 31 subsaharianos que utilizaron la entrada a nado o en balsa para poder llegar a la que muchos de ellos llaman ‘la tierra del camión’.

Ésa que dicen se llama Ceuta, a la que se accede bordeando el espigón del Tarajal prácticamente andando y de la que muchos compatriotas han conseguido fugarse ocultos en camiones y, tal y como ayer publicaba este medio, también ahora en autobuses.
Diez de los últimos en ser rescatados entraron en una balsa neumática que fue detectada en la zona del Tarajal. Todos ellos tenían algo común: el agradecimiento expreso al mismo Dios por haber culminado con éxito la travesía. No es demasiado común que todos los que integran una expedición expresan su religiosidad de forma tan patente. Pero ayer lo hicieron. Cristianos y musulmanes habían llegado en la misma balsa y ya a resguardo en el puerto deportivo expresaban su gratitud rezando o implorando ‘al de arriba’ mientras otros practicaban ritos propios de ambas religiones.
La vida en los montes de Beliones es dura, y así lo reflejan los testimonios de quienes todavía no han podido cruzar. Quienes lo consiguen lo hacen, a menudo, después de horas de mucha tensión asediados por unas fuerzas de seguridad, las marroquíes, y enfrentados al futuro que éstos les darán si son detenidos: el traslado a la frontera con Argelia, en Uxda.
Los once varones que llegaron en esta travesía (diez en balsa y uno a nado a su lado) fueron atendidos en el propio puerto por los voluntarios de Cruz Roja que optaron por el traslado de sólo uno de ellos al Hospital Universitario, ya que se quejaba de dolor en una pierna. Los demás mostraban cuadros de hipotermia leve, debido al tiempo que habían permanecido en el mar.
En el grupo viajaba un menor, al menos según el testimonio que ofreció a los voluntarios de la entidad humanitaria. Es ahora, tras las pruebas osométricas, cuando se determinará si realmente es así, ya que en las últimas travesías interceptadas se está dando el caso de varios subsaharianos que manifiestan ser menores de edad a pesar de no aparentarlo físicamente.
Justo a la misma hora en que se producía la entrada de este último grupo, pasada la una de la tarde, en la avenida portuaria se repetían las constantes escenas de intento de escapada de otros compatriotas. Es la leyenda de una inmigración que presiona de forma destacada en estos meses de verano. O al menos eso es lo que indican las estadísticas. El mes de julio, con casi media quincena agotada, se ha producido la entrada de 179 inmigrantes. Al menos estos son los contabilizados por la vía marítima. El pasado junio eran 123 los rescatados.
El Gobierno central alude al control que hay sobre ese repunte, y otros organismos como la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) certifican el cambio de ciclo migratorio registrado en España, hablando de un descenso significativo de la llegada de inmigrantes a partir de 2009. El informe señala asimismo “la efectividad de España en el control de fronteras para frenar la inmigración irregular con la implementación de nuevas medidas de seguridad, especialmente gracias a la cooperación con los países vecinos”, señala.

“Nos hemos hecho estas heridas al escapar de la Policía marroquí”

C.E./Juanmi Armuña / ceuta
La jornada de ayer terminaba con la balsa de inmigrantes pero empezaba bastante antes, con la llegada a puerto de un grupo de 20 subsaharianos que había sido detectado a las seis de la madrugada en el Tarajal. El grupo formaba parte de otro mayor de 45, y sólo ellos pudieron llegar, armados con flotadores, hasta aguas españoles, en donde eran auxiliados por la Cruz Roja.
Seis de los veinte llegaban con heridas producidas en las extremidades por lo que tuvieron que ser atendidos por el 061, desplazado al efecto hasta el puerto deportivo. “Nos hemos hecho estas heridas al escapar de la Policía marroquí y tropezar con piedras”, explicaba un inmigrante a este medio. En el viaje habían utilizado flotadores con cuerdas, una práctica muy común en los últimos pases y que sustituye a las botellas de plástico de dos litros que hace años se ataban a la cintura para entrar a nado. “Han ido evolucionando”, indicaba un agente de la Benemérita.
Tras anotar sus nombres y nacionalidades, los agentes del Instituto Armado hicieron entrega de los subsaharianos a la Policía Nacional que tuvieron que realizar varios viajes al no disponer de vehículos suficientes.
En las últimas entradas se está detectando la mayor presencia de nigerianos, a pesar de que eminentemente quienes consiguen llegar hasta la ciudad son de origen francófono y con edades comprendidas entre los 20 y los 30 años. La entrada de este grupo fue quizá la que mayor dramatismo tuvo debido a las heridas que presentaban, sobre todo en sus rodillas. La escapada fue tan alocada que resultó complicado hasta el rescate. De noche y localizando a inmigrantes que huyen a la desesperada imitando un tipo de entradas que se produjo por vez primera en mayo, resulta complicado. Se escuchan gritos, llamadas de auxilio mientras que desde las embarcaciones sólo se aprecian puntos negros. Al menos en estas intervenciones los agentes no se encuentran con rechazos de colaboradores tal y como sucedió con la  detención, hace un par de días, de dos marroquíes que entraban a nado por el espigón. La gente que esperaba en Ceuta con ropa seca preparada para que se fugaran arremetió contra las patrullas de tierra de la Benemérita increpándoles y arrojándoles arena y piedras.

Viajando hasta de copiloto: falta de vehículos

La Policía dispone de los vehículos que componen una flota ya de por sí deficitaria. Y eso provoca no sólo que tengan que hacer varios viajes para trasladar a los rescatados hasta la Jefatura Superior sino que lo tengan que hacer amortizando cualquier plaza. Y así ocurrió ayer, tal era el número de entradas que había subsaharianos que viajaron de copilotos.

Las heridas de la escapada: hubo seis atendidos por el 061

Los subsaharianos que entraron a primera hora de la mañana son los que iban en peores condiciones. Hasta un total de seis fueron atendidos por el 061 ya que presentaban heridas en sus extremidades. Algunas como la de la imagen, producidas en la escapada de los agentes marroquíes. 20 entraron, atrás se quedaron otros 25 compatriotas en el lado marroquí.

Remos de madera: para la entrada

Los subsaharianos rescatados en la balsa la empujaban ayudándose de remos de madera. Generalmente se usan de plástico en las travesías.

Al almacén: restos de la travesía

La Benemérita destruye las embarcaciones que llegan así como las cámaras pero limpia y guarda algunos chalecos por si se les puede dar un uso.

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