La reciente audiencia real a los presidentes de las distintas comunidades autónomas ha vuelto a servir para que los de Ceuta y Melilla saquen pecho. Vivas e Imbroda se felicitan de sus encuentros con don Felipe y mandan a su partido airear que el monarca de todos los españoles tiene muchas ganas de cruzar el Estrecho.
Tantas tiene que en uno de los peores momentos que hemos vivido todos los españoles, el de la pandemia, giraron visita a todos los territorios menos a Ceuta y Melilla.
El comunicado de la Casa Real fue una torta sin manos. Que los monarcas ‘inauguraran’ el final del estado de alarma recorriendo España de punta a punta sin pisar Ceuta y Melilla fue una de esas afrentas diplomáticas que cuesta asimilar. Años se tardó en que Juan Carlos I dijera en el salón del trono del Ayuntamiento aquello de “tenía un compromiso pendiente con Ceuta y los ceutíes”.
Después ya llegarían otros menesteres como los de dedicarse a cazar elefantes para terminar saliendo de España.
Ahora nos cuentan que Felipe VI está muy interesado en la situación de Ceuta y Melilla además de conocerlas muy bien. “Queda de manifiesto el profundo conocimiento que tiene Su Majestad acerca de la realidad ceutí en todos sus aspectos, así como su valoración del ejemplo de patriotismo y convivencia que Ceuta representa”, nos traslada el Gobierno local en un comunicado.
Tanto valora la actitud patriótica de los ceutíes y el ejemplo de convivencia que en el tiempo que lleva siendo el monarca de todos no ha encontrado agenda para cumplir con su deber. El mensaje enlatado de “ánimo, apoyo y aliento” a los ceutíes parece sacado del protocolo que sirve tanto para Ceuta como para Albacete.
El PP debería recuperar cierto espíritu crítico para dejar claro que supone una afrenta a los dos territorios hermanos que no solo sigamos apartados de la ronda de visitas de los reyes sino que además tiraran de tijera para evitar el reconocimiento que sí se tuvo con todas las comunidades tras la crisis del covid.
El espíritu crítico no significa ni deslealtad, ni falta de respeto, ni atentar contra la unidad territorial o cuestionar la españolidad. Significa precisamente todo lo contrario: defender Ceuta y Melilla y hacerle ver al rey que el mayor desprecio hacia lo que también es España recae en el olvido.
No se impaciente. Todo llega. No es necesario tener una concepción medieval de las visitas reales.