Opinión

La reunión de Port-Étienne con los franceses

A lo largo de la historia, en cualquier momento, si las relaciones entre España y Francia han sido de plena colaboración, los resultados han sido totalmente satisfactorios. La mejor prueba la tenemos en aquella guerra de Marruecos. No hay que ser un gran entendido en historia militar para comprobar que la acción combinada entre los ejércitos de España y Francia llevó a una victoria en el célebre desembarco de Alhucemas y, a partir de ahí, fue donde el cabecilla Abd-el Krim y sus seguidores fueron derrotados.

Los enlaces de radio cifrados

En los primeros días de mayo de 1957 se inicia una fluida relación con los franceses, a través de un enlace directo de radio cifrado entre el gobierno general del África Occidental española con su general-jefe, el recordado Ramón Pardo de Santayana, y el general del África Occidental francesa, Charles Bourgound. Fue gracias a estos enlaces como las autoridades españolas estaban informadas, en todo momento, del movimiento de las bandas rebeldes del Ejército de Liberación Marroquí, y que hasta fechas anteriores campaban a sus anchas. Esta colaboración hizo posible que al menos en el Sáhara, los franceses no sólo hicieran poner en retirada a los rebeldes, sino que en algunos casos los aniquilaran, especialmente con los soldados senegaleses.
Mi buen amigo, el general de Caballería Rafael Casas de la Vega, que a parte de un gran soldado es un excepcional historiador, experto en temas de aquella guerra en Ifni y Sáhara, el cual en su libro “La última guerra de África” describe con toda clase de datos y hasta con documentos lo que fue el antes y después de la llamada Guerra de Ifni-Sáhara.
En enero de 1957 se produce un ataque a las fuerzas francesas por parte del llamado Ejército de Liberación Marroquí, entre Port Étienne y Atar. En dicho enfrentamiento la peor parte se la llevaron los rebeldes, los cuales sufrieron cuantiosas bajas y los que pudieron huyeron en retirada.
Coronel de Artillería, José Iglesias Ussel de Lizana
Cuatro meses después, el 10 de mayo de 1957, el general-gobernador del AOF (África Occidental francesa) Charles Bourgound, le envía un escrito al general-gobernador del África Occidental española, que, entre otros apartados, así decía: “estoy dispuesto, y además he recibido poder de mi Gobierno, para aportar a sus tropas, en la medida de mis medios, todo el apoyo que usted estime útil en caso de que uno de nuestros puestos fronterizos, o una de sus patrullas sea amenazada. Esta ayuda podría ser de apoyo de fuegos, de información o de transporte de mi aviación. Estoy persuadido de que nuestro deber de soldados es de adelantarse de antemano con las eventualidades graves y, con ello, estar preparados, llegado el caso, para hacer frente con la mayor eficacia. Por otra parte, yo os aseguro que tal entendimiento, de llevarse a cabo, conservaría un carácter puramente militar y local, ofreciendo todas las garantías de secreto y de discreción indispensables”, general Charles Bourgound.
Posterior a esta comunicación, efectivamente se producirían encuentros al más alto nivel, a través de los Estados Mayores de España y Francia, que darían resultado a la denominada Operación Teide, para el Ejército Español y Ecouvillon para Francia, que quiere decir escoba. Eso es lo que Francia llevó a la práctica, barrer al enemigo en todo el Sáhara.
El fallecido coronel de Artillería y gran historiador, José Ramón de Diego Aguirre, aporta en su libro un documento del general Charles Bourgound, enviado al general Ramón Pardo de Santayana. En el VII punto de dicho documento le detalla el movimiento de las bandas y las infiltraciones de elementos comunistas en el Sáhara y medidas para acabar con dichas bandas.

El viaje del comandante José Iglesias Ussel de Lizana

Atendiendo el general Ramón Pardo de Santayana la petición del general Bourgound para una reunión, con la debida autorización de las autoridades españolas, el 19 de mayo de 1957 partía en vuelo regular de Iberia desde Sidi Ifni el entonces comandante de Artillería (hoy coronel), José Iglesias Ussel de Lizana, a quien acompañaba el entonces capitán de Estado Mayor (fallecido de general), Juan Antonio Gómez-Zamalloa Menéndez, ambos con destino Villa Cisneros, lugar que se había convenido entre Francia y España. Desde Villa Cisneros, el día 20 de mayo, partían en vuelo de un Junkers del Ejército del Aire desde el aeródromo de Villa Cisneros a La Güera.
Coronel de Artillería, José Iglesias Ussel de Lizana
Desde La Güera, ambos militares se trasladaban hasta Port Étienne, donde iba a tener lugar la llamada Conferencia de Port Étienne, y en donde se iban a tomar estos acuerdos:
-Autorizar a las Fuerzas francesas a internarse en territorio español en una profundidad de 30 kilómetros en acciones de persecución a las bandas armadas.
-Advertir al puesto español más próximo.
-Adoptar un código para intercambio entre Sidi Ifni y Fort Trinquet.
-Iniciar estudios para una posible colaboración hispanofrancesa en apoyo mutuo de los puestos que fueran atacados.
No cabe duda de que la mencionada conferencia fue más amplia de lo que quedó plasmado, pero lo cierto es que a partir de este encuentro se entendieron perfectamente ambos gobiernos del general Pardo de Santayana y el general Charles Bourgound, como se vería al finalizar las operaciones en marzo de 1958.
Esta conferencia marcó un camino de gran utilidad; en primer lugar, porque el entendimiento era directo, y entre otras cosas porque España, a través de Francia, tenía mucho que ganar, incluso mucho más que Francia, teniendo en cuenta que los medios con que contaba el ejército español eran anticuados, obsoletos y hasta escasos, mientras que el ejército francés tenía medios terrestres y aéreos abundantes y más modernos.
La citada Conferencia de Port-Étienne duró dos días, 21 y 22 de mayo de 1957, y una vez finalizada, el comandante José Iglesias Ussel de Lizana partía a Villa Cisneros, no pudiendo volar en el avión Junkers del Ejército del Aire por una avería al romperse el patín de cola. Finalmente, el 24 de mayo, despegaba del aeródromo de Villa Cisneros el Junkers 277 del Ala 46 de Gando para aterrizar, en el mismo día, en Sidi Ifni.
Por parte de Francia la colaboración no tuvo restricciones. Su armada detuvo en el mes de febrero de 1958 al buque yugoslavo Slovenije que se dirigía con armas hacia Casablanca, seguramente para los rebeldes, aunque Marruecos afirmaría no saber nada sobre dicho cargamento. Lo cierto es que las fuerzas españolas, gracias al esfuerzo y gran dedicación, tuvieron un brillante papel para la victoria sobre los rebeldes.

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