El deporte le salvó la vida a Eduardo Lara, un farmacéutico de Ceuta de 42 años que gracias a sus “buenos pulmones” pudo superar la COVID-19 y cruzar la meta de la ‘Cuna de La Legión’ el pasado sábado, en compañía de su inseparable esposa, María del Pilar, a quien le agradece el haber estado para él las 24 horas del día y ser clave en su recuperación.
Eduardo tenía en mente participar en la carrera de 2020, pero el confinamiento mantuvo en pausa esa meta que finalmente logró este 2022, pues se empeñó en no dejar que el coronavirus pudiera con él.
El mundo de Eduardo cambió por completo el 2 de febrero de 2021, cuando supo que se había contagiado de coronavirus tras una reunión de amigos en su casa. Los síntomas comenzaron apenas con un poco de destemplanza, pero al día siguiente se sintió peor, aunque con lo que le había recetado el médico mejoró los posteriores seis días.
Eduardo y su esposa eran los únicos en su familia que tenían covid e hicieron lo posible para que nadie más de su entorno se contagiara. Ambos se aislaron en su vivienda y aislaron a sus hijos de 14 y 20 años en la planta alta de la casa. “Tenemos una casa que tiene dos plantas, ellos se quedaban en la parte de arriba y hacían la vida normal ahí, y nosotros solo subíamos para dejarles la comida”, cuenta.
En principio todo iba bien, sin mayores contratiempos. “El proceso de la enfermedad en principio iba muy bien, los primeros días muy bien con las medicinas que me habían mandado, pero empecé a asfixiarme cada vez más y ninguno de los inhaladores me hacía efecto”.
Preocupada al verlo tan mal, María del Pilar le dijo a su esposo que debían llamar a una ambulancia, algo a lo que Eduardo se negaba. “Yo no quería porque me faltaban solo tres días para ir a trabajar y quería ir”.
Su mujer logró convencerlo de ir al hospital y tras unas pruebas le dijeron que si todo iba bien volvería a casa. Desafortunadamente, en una placa los médicos vieron algo que los llevó a dejarlo en observación. “Paso esa noche en observación y al otro día no paraban de hacerme cosas, revisaban la saturación e iba a peor, entonces me dijeron que si seguía así me enviarían a la UCI”.
Y así fue, tras un día en el hospital, a Eduardo lo trasladan a la Unidad de Cuidados Intensivos donde lo sedaron y lo entubaron. Mientras tanto, le decían a su mujer que seguía grave y que “estaba en manos de Dios”. Estuvo totalmente sedado cinco días “y ya me empezaron a despertar. Yo me acuerdo de poquito, escuchaba cosas que en verdad no eran”, recuerda.
Transcurridos 12 días, Eduardo pasa de la Unidad de Cuidados Intensivos a Planta y “allí pierdo toda movilidad en el cuerpo, solo podía mover las manos y los dedos de los pies”. Lo siguiente fue hacer rehabilitación, lo que le permitió ponerse de pie y dar esos primeros pasos rumbo a la recuperación.
En total fueron 15 días en el hospital antes de volver a casa, donde todos se volcaron en cuidarlo. Esos días fueron clave y su mujer no se separó de él ni un solo instante. “Poquito a poco voy recuperando la movilidad, un día andaba cinco minutos, otro día seis o siete, y así hasta que vuelvo a depender de mí mismo”. Tampoco podía hablar porque tenía las cuerdas vocales sin movimiento, “estaba muy estropeado pero poquito poco consigo ya recuperarme”.
Eduardo se sentía contento por su evolución y estaba contando los días para volver al trabajo. “Salgo del hospital un 25 de febrero y el 16 de abril ya estaba trabajando y cada día que pasaba era un poquito mejor”.
Insiste en que nada de esto lo habría podido lograr sin haber tenido a tanta gente valiosa a su lado. “Los médicos chapó, mis familiares, mi mujer la mejor de todas, las 24 horas por y para mí, sin ella no podía haberme recuperado”. Recalca que su esposa fue “la campeona” en todo este proceso.
Pero volver al trabajo no era lo único que rondaba en la cabeza de Eduardo, pues tenía otro asunto pendiente: la ‘Cuna de La Legión’. “Fue todo un reto, era la primera vez que la hacía, pues hace dos años estaba muy bien preparado, pero fue cuando la suspendieron me dio mucho coraje”.
Recuperado del coronavirus, este año no habría nada que le impidiera participar en la carrera. Es por ello que se dedicó a correr y a hacer un poco de pesas. “Yo sabía que no iba en las mejores condiciones porque también un mes antes tuve una pequeña fisura y estuve parado”.
“Fue un reto muy grande hacer la carrera y sobre todo estaba la emoción de hacerla con mi mujer. La hemos hecho juntos, fueron 2 horas y 40 minutos, con una emoción muy grande, sobre todo llegando a la meta me emocioné mucho después de todo lo que había pasado”.
Antes de enfermarse, Eduardo iba al gimnasio, corría a diario y de vez en cuando hacía pádel, actividades que ha ido recuperando poco a poco, a excepción del pádel porque no ha tenido la oportunidad. Esto para volver a estar como antes físicamente, volver a estar fuerte y sentirse recuperado al 100%.
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