Colchones, restos de ropa, sillas, artilugios de todo tipo que funcionaban a modo de mesa, enseres variados... En el fondo meros símbolos de asentamientos que fueron abandonados y que tienen como destino el mar: la contaminación a los ojos de cualquiera que dé una vuelta por este lugar. Esto ocurre en los terrenos de la antigua fábrica de Guano, en la carretera entre Benítez y Calamocarro, en donde los propios viandantes han alertado a El Faro de Ceuta de la presencia de restos de todo tipo pero, también, del peligro de que todo este termine en el mar y se expanda por la costa.
De momento las autoridades responsables de mantener la zona de costa limpia no han actuado para retirar lo que fue un lugar usado para hacer, lo que se dice, vida: dormir, comer, reuniones... Quienes lo tuvieron ocupado lo dejaron abandonado, quedando como muestra hasta un colchón o enseres propios de cocina.
Lo que fue un asentamiento, o más bien el esqueleto de lo que se aprecia que fue, sigue ‘anclado’ en esta zona en donde los temporales hacen de las suyas, con el peligro que supone que no solo todo termine en el mar sino que, también, se extienda por la propia playa.
Los ciudadanos alertan sobre una contaminación en potencia, antes de que se produzca, al objeto de evitar males mayores. En este punto de la costa, al igual que en sus proximidades, se han formado de manera habitual campamentos en donde dormían grupos de personas.
La pandemia ha frenado no solo esa acumulación de individuos sino también el mantenimiento de esos asentamientos a plena vista por los peligros sanitarios que esto conlleva. Se han aplicado las restricciones pero no las medidas para evitar las consecuencias que se visualizan a pie de playa, claramente contaminantes para el medio ambiente.