Sanidad se ha visto obligada a recordar que nadie puede llevar a sus hijos a clase con síntomas de Covid-19. Un mensaje que chirría porque si todos fuéramos responsables no sería necesario que viniera una Consejería a recordarnos cómo debemos comportarnos con algo tan serio como el coronavirus. El aislamiento es la única forma de prevenir posibles contagios, pero parece que hay quienes se toman esto a burla, ideando la manera de ‘engañar’ al centro para ver si cuela que pase el niño triunfalmente por el control de temperatura y así lo dejamos 3 horas en clase. Sí, puede sonar duro, pero es la pura realidad. Hay quienes siguen sin tomarse en serio nada de lo que se ha organizado, tomándose por tanto a pitorreo la profesionalidad y entrega de unos docentes que son los que realmente están partiéndose la cara para que esto funcione, haciendo todo lo posible para que en las aulas nuestros hijos no tengan miedo y durante el tiempo que duran las clases eviten incurrir en focos de riesgo gratuito. Si no fuera por ellos, esto sería una auténtica ruina. Pero todo esto se puede terminar de un plumazo cuando hay quien se cree que los colegios son guarderías o centros de cuidado de nuestros hijos, siendo capaces de llevarlos a clase aun teniendo algún síntoma que pudiera equipararse a este virus tan contagioso.
Sanidad nos puede recordar lo que tenemos que hacer, pero todos somos mayorcitos para saber perfectamente cómo se debe obrar ante situaciones posibles y cómo, por supuesto, se tiene que actuar ante positivos y contactos. Acostumbramos a criticar a los que mandan, a los que tienen su parcela de responsabilidad. Lo hacemos hasta límites extremos, como hienas saltamos a la yugular criticando sus gestiones sin preguntarnos qué haríamos nosotros si tuviéramos mando en cuartel cuando resulta que somos tan listos, tan profesionales, tan responsables que ni siquiera sabemos cumplir las normas que publicitaron los centros ni las exigencias mínimas que debe atender cada padre o madre.