Empatía
A partir del gr. ἐμπάθεια empátheia.
1. f. Sentimiento de identificación con algo o alguien.
2. f. Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.
Esta semana será recordada en la ciudad como una de las más trágicas que hemos vivido en los últimos tiempos. Hemos conocido y sentido el fallecimiento de parte de una familia ceutí en un accidente de tráfico en Madrid, hemos conocido y sentido la desaparición de una mujer ceutí, hemos conocido y sentido el gravísimo accidente de tráfico de un policía cuando se dirigía a su puesto de trabajo, hemos conocido y sentido la aparición de un cadáver en extrañas circunstancias, hemos conocido y sentido la muerte de un niño en el puerto de Ceuta. Bueno. Este último caso lo hemos conocido, pero ¿sentido?
A nadie se le escapa que vivimos tiempos convulsos. La situación política y los sucesos van encadenando malas noticias una detrás de otra. Mientras tanto, internet y las redes sociales, lejos de convertirse en una herramienta para compartir conocimiento, impresiones y experiencias, se está convirtiendo en un instrumento del odio. Y eso hablando en términos mundiales.
Pero quiero pararme en Ceuta, mi ciudad de nacimiento, para hacer una pequeña reflexión sobre cómo se refleja y concentra ese odio en esta pequeña, dulce y marinera ciudad. Porque mi cabeza es incapaz de entender lo que he leído esta tarde (por la tarde el jueves).
El caldo de cultivo se ha ido preparando en los últimos meses, aunque venga de mucho más atrás. Los políticos se lanzan la pelota los unos a los otros, en una campaña electoral sin fin y en muchos casos sin escrúpulos, todo por un escaño más en la próxima cita con las urnas. Y los ciudadanos de a pie les siguen el juego. Porque a pesar de que la información y los libros de historia están en la Biblioteca, por ejemplo, a disposición del que quiera estudiar el fenómeno del fascismo, -que no es otra cosa que la maquinaria para generar el odio del penúltimo contra el último-, es fácil dejarse arrastrar cuando te bombardean con mensajes diarios, algunos simples y efectivos precisamente en su simpleza, con un vídeo viral en WhatsApp con el último bulo prefabricado para alienar o un meme muy ‘gracioso’ que ridiculiza y veja al distinto con la excusa del humor.
Y aun siendo consciente de todo este proceso de embrutecimiento de la sociedad, todavía me ha sorprendido, y muy desagradablemente, el trato que los ceutíes han dado a la noticia de la muerte de un menor en el puerto. Ante cualquier otra desgracia, se comparten lágrimas y mensajes de comprensión y acompañamiento a los afectados. Salvo alguna salida de tono, esa era la sensación general ante todas las noticias que he enumerado al principio de estas líneas. Incluso, en anteriores ocasiones, hemos visto cientos de mensajes de comprensión y apoyo ante desgracias de mascotas. Pero ha muerto un menor, un niño, un NIÑO, y los ceutíes ¿qué hacen? Vomitar odio, desprecio, asco. No quiero reproducir los mensajes que he leído, porque todavía me hacen temblar. ¿Cómo podemos ser tan despreciables ante el fallecimiento de un niño? Sea en las circunstancias que sea, lleve los apellidos que lleve, haya nacido donde haya nacido… ERA SOLO UN NIÑO. Un niño que dejó a su familia por las razones que fuera, y en las condiciones que fueran. Ahora eso da exactamente igual. Ahora es un niño sin problemas sin esperanza, sin futuro, sin vida. Debemos respetarle.
Debimos respetarle. Debimos entenderle. Debimos ayudarle. Debimos apreciarle.
Deberíamos estar de luto. Por él y por nosotros. Porque algo de nosotros como sociedad, como pueblo, como hermanos que somos, también ha muerto un poco con él.
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