La huelga de médicos iniciada por varios facultativos que reclaman poder cobrar el plus de exclusividad pese a tener consultas privadas, reivindicación que han ido ampliando a otras carencias básicas de la sanidad pública local, ha conllevado hasta ahora según los promotores del paro la cancelación de casi 7.000 consultas y cerca de 300 intervenciones quirúrgicas. Los movilizados, que en algunas jornadas solo han sido tres, según el Ingesa, mantienen el pulso a la administración con los pacientes como principales damnificados. Algunos enfermos, como el caso que se relata hoy en las páginas de este periódico, ya han padecido sus consecuencias hasta en dos ocasiones en forma de aplazamiento de cirugías programadas. Se trata de un paro que no ha conseguido ni el acuerdo unánime de la parte sindical y de una confrontación que el Sindicato Médico mantiene pese a las negociaciones abiertas con la administración. Los convocantes pretenden negociar directamente con el ministro de Sanidad que atienda sus peticiones, cifradas en unos 3.000 euros extra al mes por el Ingesa, al margen de los cauces de interlocución establecidos entre la administración y la parte social. Es urgente que todas las partes en conflicto alcancen un acuerdo de mínimos que permita evitar que la ciudadanía tenga que seguir sufriendo directamente todavía mayores perjuicios en un servicio público básico que evidentemente está necesitado de más y mejores recursos en la ciudad, pero que no puede estrangularse por una reivindicación económica, máxime cuando hay cauces abiertos por las vías ordinarias para llegar a una entente por la senda de la negociación y sin hacer pagar a los enfermos más platos rotos por otros.