El tercer cambio de tripulantes a bordo del Zapolyarye, el buque ruso fondeado en aguas de la bahía norte desde julio, se ha producido sin incidentes esta semana. La nueva dotación, compuesta por 11 efectivos, llegó a Ceuta este jueves.
Ellos son el relevo del mismo número de trabajadores que, cumplido su contrato laboral y en vista de que este bulk carrier continuará por el momento en aguas ceutíes sin combustible suficiente para reanudar su viaje, solicitaron ser repatriados a su país de origen. Este mismo viernes volaron a Rusia desde Málaga tras la llegada de los marineros de reemplazo.
La consignataria Salama ahora baraja el próximo martes 18 de septiembre como fecha para que el Zapolyarye eleva anclas y prosiga hacia su destino que, antes de parar en aguas de la ciudad autónoma, era Reino Unido, donde debía de descargar las 23.000 toneladas de sal recogidas previamente en Tarragona (Cataluña). Sin embargo, no es la primera vez que el armador pone plazos que luego incumple. Además, de momento Salama carece de confirmación acerca de cuándo tomará combustible no para el mantenimiento de los generadores, sino para iniciar la navegación.
La nueva tripulación, después de cumplimentar los trámites del visado con la Policía Nacional a su llegada a Ceuta, embarcó en una lancha en el Muelle de Poniente y fue directamente al buque, el cual se encuentra a unas millas de tierra aunque, aparentemente, cada vez esté más cerca de costa. Estaba previsto que, en ese mismo flete, se proporcionasen provisiones para entre 20 y 25 días.
Todos los actores implicados en el caso del Zapolyarye, desde Cruz Roja a la consignataria pasando por el capitán marítimo de Ceuta, Jesús Fernández Lera, y la coordinadora de la ITF España, Luz Baz, han aunado esfuerzos para que la repatriación se efectuase satisfactoriamente como así ha sido. Una operación que puede ser interpretada como una señal de que el carguero pronto se pondrá en marcha y abandonará Ceuta.
En cuanto al armador del buque, Murmansk Shipping, recientemente desmintió en medios especializados que esté en bancarrota, aunque admitió ciertas dificultades financieras al igual que le ocurre a otras compañías del sector.
En el Puerto de Ceuta, al ser frontera Schengen, los marinos necesitan visados a la hora de embarcar o desembarcar cuando viajan a bordo de mercantes ya estén atracados o fondeados y, como es el caso del Zapolyarye, se producen relevos en la tripulación. Como los buques están en ruta y no pueden apear a los trabajadores en el puerto más cercano a su casa, la Policía Nacional de Ceuta realiza el visado y se les embarca en la línea comercial que les lleva a la Península desde donde vuelan a sus países de origen.
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