“Normalmente solo se le da valor a los elementos constructivos que nos han llegado, esto es al patrimonio material, pero para mí son aún más importantes las circunstancias que dieron lugar a esas intervenciones, tal y como he podido comprobar trabajando sobre el patrimonio arquitectónico en el norte de África”.
Epílogo
Desde mi punto de vista, el descubrimiento de la Puerta Califal no fue una cuestión de suerte, sino el resultado de una actitud compartida por un grupo de amigos con un interés común, el patrimonio histórico de Ceuta y sus alrededores; sabedores (con el tiempo y la experiencia) de la complejidad que atesoran muchas de las construcciones al no seguir los cánones y dictados de los manuales de ingeniería militar de la época, obligándolos a una aproximación transdisciplinar para poder entender la manera de pensar y operar de los ingenieros y constructores de cada época, siendo este último aspecto la clave para entender el patrimonio.
Normalmente solo se le da valor a los elementos constructivos que nos han llegado, esto es al patrimonio material, pero para mí son aún más importantes las circunstancias que dieron lugar a esas intervenciones, tal y como he podido comprobar trabajando sobre el patrimonio arquitectónico en el norte de África. Se podría decir que hay un patrimonio inmaterial inherente a las fortificaciones. Son las actitudes ante problemas de índole defensivo, en el caso de las fortificaciones, las que habría que proteger, sobre todo en el caso de conjuntos fortificados o ciudades (como las Murallas Reales o las medinas) que siguen vivos, que siguen evolucionando (ante nuevas necesidades) y que requieren una estrategia de intervención. Es aquí donde surge la dicotomía a la hora de adaptarlos a los nuevos usos, ¿prima la materialidad de lo existente o la mentalidad que causó esa materialidad?
Gracias al descubrimiento de la Puerta Califal hemos aprendido que sin un conocimiento previo de las circunstancias que rodearon su construcción (fundamentalmente los condicionantes derivados de las construcciones ya existentes) nunca podremos entender nuestro legado, un conocimiento que a día de hoy sigue siendo incompleto, y por tanto insuficiente, al no haber podido estudiar las Murallas Reales en su conjunto. Así, aún seguimos haciéndonos múltiples preguntas e intentando buscar respuestas, pese a las dificultades generadas por una administración que ni planifica ni invierte a la altura de la importancia de nuestro legado, y que nos impide mostrar la verdadera importancia de Ceuta en la historia de la Humanidad, de lo contrario ya habrían puesto los medios necesarios para poder investigar y resolver los enigmas de elementos tan representativos de Ceuta como las Murallas Reales, la fortaleza del Hacho o el-Afrag.
"El descubrimiento de la Puerta Califal no fue una cuestión de suerte"
Para concluir quisiera evocar los nombres Fernando Villada, José Luis Gómez Barceló, Adolfo Hernández, José Pedro Pedrajas, José Manuel Hita, Ricardo Ugarte, Andrés Ayud, Carmen Navío, Ahmed Dabah y tantos otros como humilde homenaje a los compañeros de expediciones y aventuras durante tantos años que lo mismo se hacían preguntas, sin ningún tipo de complejos, en lo alto de una roca en el Rif que en el interior de un baluarte, bajo una muralla de 12 metros.
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