A Reina le gustaba, como a la mayoría de gatos, tomar el sol en su colonia, en la Basílica Tardorromana, ubicada en la céntrica calle Jáudenes. Así estaba cuando varios voluntarios de Comunidad Gatuna la vieron el día 29 de diciembre, un día antes de que un malvado acto humano le provocara un giro de 180 grados en su vida.
Uno de sus cuidadores la encontró el 30 de diciembre -así, como para despedir el año- con un desequilibrio total de sus extremidades y su cabeza, además de un maullido quejoso con el que nos hacía saber que sentía dolor. Apenas podía avanzar en sus pasos lo que hacía presagiar un pronóstico ‘pesado’, pero ni por asomo lo que pasó realmente.
En principio, se pensó que podía ser una intoxicación o el conocido síndrome vestibular, pues la sintomatología podía ser similar y encajaba más o manos en lo que le ocurría. Reina fue derivada rápidamente a la Clínica Punta Sur, donde permaneció unos días ingresada a falta de evolución y diagnóstico definitivo.
Días después, este mismo cuidador se encontró con una vecina de la calle Jáudenes, quien nos aclaró lo sucedido y despejó la terrible incógnita: una persona, sin mayor motivo o razón, se hizo con el palo de una sombrilla de un bar que está próximo a la entrada de la colonia y le propinó un fatídico golpe en la cabeza, provocándole un “cuadro de incoordinación, incapaz de mantenerse estable y ladeo de cabeza”, dicta el informe veterinario David Jimena, de la Clínica Punta Sur.
“Este trauma cráneo-encefálico -continúa el informe- podría haberle dejado una fatal secuela irreversible, haciendo que sea incapaz de recuperar su estado natural para hacer frente a la vida como gato salvaje”.
Reina, 20 días después del ataque sufrido por esta ‘persona’ (curioso, normalmente las historias que se cuentan siempre son al revés: es el gato el que “ataca”), continúa con tratamiento en Comunidad Gatuna sin que haya experimentado mucha mejoría en general, y aunque come y va a su arenero, aunque apenas realiza algún otro movimiento. Por estos motivos, es recomendable realizar un TAC además de una consulta neurológica a fin de valorar la magnitud del daño causado y comprobar si es reversible o, al menos, puede continuar llevando la vida de antes como gata de colonia, aunque tememos que esto último no va a poder ser.
Reina, la gata de Jáudenes
A Reina la conocerán muchos por la majestuosidad de sus andares -de ahí su nombre-. Una fabulosa gata carey que hizo de la calle Jáudenes su Corte particular. Reina estaba, como siempre, en los alrededores de la Basílica Tardorromana. Uno de sus cuidadores apreció que no estaba bien sin saber bien los motivos.
Eran días de mucho ajetreo por Jáudenes. Un día 30 de diciembre es lo habitual, aunque para Reina era un día igual a cualquier otro. Le esperaría tomar un rato el cálido sol de invierno y, aunque disponía de su pienso, siempre le ponía caritas a quien estuviera dispuesto a compartir con ella un poquito de pescaíto del Mentidero, su corto paseo favorito.
Lo que no podía esperar Reina, ni nosotros, es que ese mediodía del 30 de diciembre, una persona se creyó con el derecho a dañar y/o acabar con su existencia, que no resultaba dañina para nadie y que, dentro de las inmediaciones de Jáudenes, se había convertido en algo tan típico de la zona como las cañas de un fin de semana en la terraza del Mentidero. Muchos la conoceréis de ahí y la echaréis en falta. Ella pedía con la mirada, pero no era una gata ‘pesada’ al uso.
La tarde del lunes 2 de enero, una vecina de la colonia a la que no le desagradan los gatos, nos preguntó si habíamos visto a una gata carey que andaba mal, que estaba preocupada por ella. Ella misma presenció como un individuo cogió el palo de una sombrilla de alguno de los bares que se encuentran cerca y le dio directamente a Reina con él en la cabeza.
Una vez conocido lo sucedido, el veterinario –y por extensión Comunidad Gatuna y los animalistas- sabemos que el futuro de Reina es toda una incógnita a la espera de realizar ese TAC que nos responda la pregunta de si volverá a su tranquila vida en la que no hacía mal a nadie, a sus cálidos baños de sol y a su pescaíto frito.
Su futuro es incierto, desconocemos cuáles son las secuelas que pueden conllevar esas lesiones en su cabeza. Nos llevan mil demonios a todos aquellos que conocemos a Reina y la dulzura -siempre con reservas- que ha acompañado a esta gata de Jáudenes.
Aquellas personas que quieran ayudar a Reina, pueden realizar su aportación por bizum al 662 31 77 78, con el concepto ‘Reina’. Desde Comunidad Gatuna queremos agradecer también la colaboración de personas y empresas que se han puesto en contacto con nosotros desde ayer, cuando publicamos en nuestra página de FB, a fin de colaborar en esta recaudación de fondos.
IGUAL QUE LA POLICIA INVESTIGA OTROS DELITOS QUE HAGA IGUAL CON ESTE
Identificar al machote y que pague todos los gastos, aparte de sentarlo en el banquillo.
El maltrato animal es un delito , no se investiga???