Sociedad

Regulares: una formación ‘extrema’ para combatir al enemigo

“A luchar y a sufrir, nadie nos podrá igualar porque sabemos morir. Es imposible seguir al soldado regular. A luchar, a vencer, a morir”. Cualquier estrofa sacada del Himno de Regulares define perfectamente el espíritu de cualquier soldado del Grupo de Regulares de Ceuta nº 54, una unidad de Infantería perfectamente preparada para aproximarse al enemigo y neutralizarlo, así como para intervenir en cualquier momento y en cualquier lugar dentro del ámbito nacional y en el extranjero.

Muchas y muy variadas son las actividades que realiza el personal del Grupo, primando ante todo la formación específica de las especialidades correspondientes y la preparación física del soldado, aunque sin descuidar la instrucción táctica tanto individual como colectiva.

Ejercicios de tiro, instrucción físico militar, tablas de combate en subsuelo, en zona urbanizada, control de masas y para hacer frente a explosivos improvisados. Cualquier situación que se pueda dar en el campo de batalla es perfectamente estudiada por los soldados de Regulares.

“Desde siempre he querido ser militar y pertenecer a una unidad de Infantería. En este caso, la Unidad de Regulares es la más condecorada del Ejército español y uno cuando empieza a leer sobre unidades y ve toda la historia que tiene Regulares, todas las laureadas, las medallas individuales y colectiva, y eso realmente es espectacular. Me llamó la atención y me hizo decidirme por la unidad de Regulares”, explica el teniente Ignacio Romay Ventas, jefe de la Sección de Armas de Apoyo de la III Compañía, que dejó su Zaragoza natal para formar parte de la que ahora es su familia.

Aunque este sentimiento, así como el orgullo de pertenecer a Regulares, lo comparten también todos los combatientes que se alistan a esta unidad de élite que roza la perfección.

El pasado 30 de junio celebraron en ‘González Tablas’ su 110 aniversario

“El Tabor Tetuán, que tengo el honor de mandar, es una unidad de Infantería ligera, motorizada, moderna, operativa, muy cohesionada, con un elevado nivel de disponibilidad y muy motivada. Como unidad de Infantería nuestra unidad está preparada para misiones de gran dureza. Nuestra principal misión es combatir a pie, aunque disponemos de medios y vehículos que nos aportan o potencian nuestra capacidad de combate con las armas colectivas y también nos permiten desplazarnos a cualquier tipo de terreno, ya sea de día o de noche”, destaca el teniente coronel Emilio Moreno Monje, jefe del Tabor del GREG 54.

Inicialmente, los reclutas pasan por un centro de formación. “Normalmente suele ser en Cáceres y un suboficial de aquí se desplaza hasta allí para estar con ellos durante el periodo de instrucción básico militar. Esa formación suele ser unos dos meses y después llega aquí, pero antes de integrarse en su compañía, lo que pasa es otro período específico de adaptación aquí. Ese periodo es muy duro e intenso y finaliza cuando se le entrega nuestra prenda típica y más conocida que es el tarbush. Ahí ya el soldado forma parte de su compañía y continúa con su instrucción dentro del programa que tenemos”, señala José María Moro Sanjuán, coronel jefe del Grupo de Regulares número 54 de Ceuta.

Día a día del Regular

Para hacer frente a misiones muy dispares, la formación de esta unidad es de las más exigentes. Cada mañana, antes del izado de la Bandera Nacional a las 8.00 horas, en el Acuartelamiento González Tablas, sobre las 7.30 los soldados forman filas y reciben una instrucción físico militar.

“Lo que vamos haciendo es intercalar tanto circuitos de fuerza como carreras. Esto hace que cualquier soldado tenga una buena resistencia y una capacidad aeróbica porque las misiones que nos van a encomendar requieren una muy buena forma física”, insiste la capitán Cristina Requena Betegón, jefe de la III Compañía de Fusiles.

A partir de ahí, sobre las 9.45 horas, los reclutas vuelven a formar para dar comienzo a las actividades diarias de instrucción, que ahora sí irán encaminadas a los diferentes campos en los que el soldado debe estar perfectamente formado para combatir.

“La instrucción del soldado debe ser constante durante toda la vida de un militar ya que, de abandonarla, perderíamos el nivel. Además, tanto en el tiro como en otras disciplinas, siempre se puede mejorar, por lo que no existe un momento en el que podamos dejar de lado este tipo de instrucción. Por ello, todos los jefes de sección vamos marcando unos niveles de dificultad que vamos subiendo una vez nuestro pelotón supera esos objetivos. El tiempo de la instrucción es ilimitado porque siempre se puede mejorar más”, insiste el teniente Ignacio Romay Ventas, jefe de la Sección de Armas de Apoyo la III Compañía.

También se dedica una parte especial de esa formación a la instrucción moral y técnica. “Nuestra jornada de trabajo normalmente finaliza o bien con unas teóricas de moral de los jefes de las compañías, de tabor o incluso de Grupo, e instrucción de tipo técnico sobre armamento o sobre cualquier medio de los que disponemos en la unidad”, explica el teniente coronel Emilio Moreno Monje.

El objetivo es que el soldado regular esté igual de formado que sus antepasados. Pero el Regular es un militar que resiste a cualquier batalla o misión y que da la vida por defender a la Nación. “Es un soldado duro, abnegado y sufrido. Eso viene muy bien plasmado en nuestro himno. Las palabras sufrir y padecer se repiten varias veces. Pero a la vez es un soldado humilde, trabajador y silencioso que se ve perfectamente en nuestro desfile: a un paso sosegado que hace que nuestras formaciones sean muy elegantes y señoriales”, señala José María Moro Sanjuán, coronel jefe del Grupo de Regulares número 54 de Ceuta.

En las Consignas Regulares, el Himno y la Plegaria de Regulares, Dámaso Berenguer Fusté, fundador de lo que hoy es el Grupo de Regulares, plasmó los valores que debe tener el buen soldado regular: disciplina extrema, instrucción intensa, trato cercano y el respeto a las tradiciones.

Valores y condecoraciones

“Los valores son la abnegación, el esfuerzo diario, el sacrificio, el compromiso y el amor a España, como cualquier otra unidad militar. Pero sí que es verdad que Regulares tiene ese peso de la historia que nos empuja a ser cada día la mejor versión de nosotros mismos”, explica el teniente Ignacio Romay.

Pertenecer a este grupo es para todos los que portan el tarbush de regulares un orgullo. “Con la gran historia que tiene Regulares, el saber que perteneces a esta unidad y que gracias a ti puedes alcanzar ese nivel de instrucción que si nos requirieran en cualquier sitio dejaríamos el pabellón muy alto, te gratifica el que eres tú el que guía e instruye a tu compañía en conseguir estar preparados al cien por cien”, confiesa la reciente capitana Cristina Requena Betegón.

Próximamente cogerá el mando de la III Compañía de Fusiles y pasará a tener a su cargo la instrucción de 30 a 90 soldados. “Trataré de inculcar tres valores para mí muy importantes: el compañerismo, el ejemplo y el sentido del deber. Sé que ahora viene la mejor etapa de mi vida militar y no lo digo yo, lo decía Camilo José Cela: No hay oficio más bonito que el capitán de Infantería. Lo que pretendo es disfrutar de mi nuevo empleo, y lo más importante, guiar e instruir a mi compañía para que rememos todos en una dirección”.

El Grupo de Regulares de Ceuta número 54 es la unidad más condecorada, tanto individual como colectivamente, del Ejército español. Además, las Fuerzas Regulares son las unidades con más bajas en combate de todo el Ejército. “A este Grupo de Regulares se le ha empleado siempre en la extrema vanguardia y eso ha supuesto que cerca de 24.000 soldados hayan muerto o desaparecido en combate. Este grupo en concreto ha recibido 3 cruces laureadas de San Fernando colectivas, 13 medallas militares colectivas, 15 laureadas individuales y 60 medallas militares individuales, además de la Medalla de la Ciudad de Ceuta, explica José María Moro Sanjuán.El Mando Operativo Terrestre (MOT), con base en Santa Cruz de Tenerife, fue el encargado de ejecutar el plan de contingencia militar tras la crisis desencadenada el pasado mes de mayo en Ceuta tras la entrada de miles de marroquíes a nado por Tarajal y Benzú.

Defensa ordenó que intervinieran en la crisis migratoria

Ofrecer seguridad y apoyo, en colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ese era el cometido del operativo militar que surgió sobre la marcha.

“Como saben las unidades de la Comandancia General de Ceuta están atribuidas a un mando de reciente creación, el Mando Operativo Terrestre, que es uno de los cinco mandos de operaciones permanentes que dependiente del Estado Mayor de la Defensa se crean para la conducción, el planeamiento y el seguimiento de las operaciones que realizan las unidades del Ejército de Tierra. Dentro de los cometidos que desempeñamos es el cumplir con las misiones de presencia y vigilancia en los territorios de soberanía nacional, como es Ceuta, y además dar una respuesta inmediata ante cualquier amenaza que pudiera surgir y servir de elemento de alerta temprana para detectar cualquier situación que pudiera desembocar en una crisis mayor”, insiste el teniente coronel Emilio Moreno Monje.

Una misión a la que nunca se habían enfrentado y en un momento que pasará a los anales de la historia de nuestra ciudad. “En los dos años que llevo aquí en Ceuta nos hemos tenido que enfrentar a muchas cosas que no nos esperábamos. Ya no solo a la ‘Operación Balmis’ con motivo del COVID-19, sino que en mayo nos enfrentamos también a una avalancha masiva de inmigrantes que se produjo en la playa del Tarajal. Estuvimos ahí en primera línea, afrontando esa situación que era nueva, pero para la cual estábamos preparados porque en nuestra formación también hacemos especial hincapié en el control de masas y apoyo a autoridades civiles. Y estoy muy orgulloso de cómo respondió mi unidad”, recuerda.

“En seis meses estará perfectamente instruido y capacitado para combatir dentro de la unidad”

Como unidad de Infantería perfectamente preparada para desplegar en cualquier sitio en el menor tiempo posible, los Regulares dieron la cara. “El paso de muchos inmigrantes desde el país vecino hizo que se reaccionara muy rápido y que compañías que no estaban en Ceuta, volvieran en menos de ocho horas. Somos una unidad que reacciona muy rápidamente, eso lo tenemos muy ensayado y controlado”, continua el coronel José María Moro Sanjuán.

La unidad de la capitán Cristina Requena Betegón también estuvo aquellos días trascendentales apoyando a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. “La Operación Baluarte en la frontera ha sido una de las misiones que más nos ha gratificado, pero también de las que más nos ha costado. En el momento que yo me vi allí, vi que tenía que hacer una operación real y que tenía que controlar a mi gente porque la ciudad nos necesitaba, pues cuando acaba todo y te sientas a pensar es bastante gratificante haber podido ayudar”, rememora.

Todos los ceutíes conocen la unidad de Regulares y los soldados sienten el cariño especial de la ciudad. “Cada vez que pisamos las calles, recogemos el cariño de la gente. Cuando tuvimos la intervención en la crisis migratoria de mayo, recibimos llamadas de toda España. De hecho, cuando replegamos de una de las misiones que hicimos en la playa del Tarajal, la gente salió a los balcones a aplaudir. Y ese es el mayor premio que puede tener un regular porque la gente estaba orgullosa de lo que habíamos hecho”, celebra el teniente coronel Moreno Monje.

Y es que el Grupo de Regulares sin Ceuta no se entiende, al igual que Ceuta sin sus regulares.

Tiro de combate

Ignacio Romay Ventas, jefe sección de armas de apoyo de la Tercera Compañía: “La instrucción de tiro es una de las principales destrezas en las que debemos formar a los soldados”

“La instrucción en tiro de combate tiene que ser constante”. Por ello, la Primera Sección de la Tercera Compañía realiza ejercicios de tiro de combate tanto en ambiente diurno como nocturno en el campo de tiro de Monte de Ingenieros. Para ello, la Sección se divide en dos partes: los que están en la línea de tiro ejecutando ejercicios de fuego real y el personal que está realizando ejercicios de lo que se denomina "tiro en seco", donde los tiradores se instruyen en adoptar las diferentes posiciones de tiro y practicar técnicas y procedimientos como cambios de cargador, pero “sin munición”.

No obstante, los ejercicios con munición real que se realizan serán estáticos para después pasar a dinámicos, “siguiendo el principio de progresión”, explica el teniente Ignacio Romay Ventas, jefe de Sección de Armas de Apoyo de la Tercera Compañía. Previamente, realizaron un ejercicio de homogeneización, que permite “corregir las desviaciones que pueden sufrir los fusiles”.

Ya en el tiro de combate, se trabaja la reacción del tirador ante un estímulo externo, que “puede ser un golpe, un silbato o un grito”. “Tras el estímulo, el tirador debe adoptar la posición de tiro y efectuar la secuencia que se ha marcado previamente. Las secuencias de tiro que se están trabajando son de un disparo, dos disparos seguidos, o triple inmediato, donde el tirador apunta el primer disparo y los otros dos van seguidos sin apuntar”.

Circuito de fuerza

Kevin Zapata Hidalgo. S.: “La instrucción física hace que estemos todo el año a gran nivel”

“Todos los días a las siete y media de la mañana empezamos con la instrucción físico militar para estar preparados para afrontar cualquier adversidad o situación en la que se nos requiera. Los martes y los jueves toca fuerza”, señala el sargento Kevin Zapata Hidalgo. La finalidad de la instrucción físico militar es, además de completar el entrenamiento propio de un soldado de Infantería, “mantener una disciplina diaria”. “Hoy nos encontramos ante un circuito de crossfit y un EMOM (Every Minute of the Minuto -todo lo que tengo que hacer en un minuto-), en el que buscamos aumentar la fuerza y la resistencia muscular para las continuadas pateadas en las que nos tiramos toda la noche andando y con mucho peso encima”. El objetivo es que los soldados de Regulares “mantengan un nivel muy elevado de fuerza durante todo el año, pero sin llegar al pico máximo de esfuerzo para que después no haya una caída”.

Tiro de precisión

“Un buen tirador de precisión debe tener puntería, pero sobre todo experiencia militar”

Los tiradores de precisión son combatientes de élite cuyo cometido es hacer fuego a larga distancia para batir al enemigo. Por ello, el Equipo Medio de Tiradores de la Sección de Reconocimiento de la IV Compañía realiza un ejercicio con tres objetivos a una distancia de 430 metros y “cada objetivo señalizado con una cartulina de diferentes colores”.

“Se le enseña al observador del equipo una cartulina de color que coincide con la que tiene el objetivo a batir. El observador guía al tirador hasta el objetivo mediante las retículas del visor del rifle y del telescopio terrestre. Una vez localizado el objetivo, el observador, tras efectuar las mediciones de distancia y viento, pasa las correcciones de distancia y deriva al tirador, el cual, tras introducir las correcciones dadas por el observador, efectúa el disparo”, explica el Cabo Manuel Jesús Pastrana Recamales, que detalla que, además del el rifle Accuracy AW L96 en calibre 308 Win, para la medición de la distancia utilizan un telémetro y para la del viento una estación meteorológica. Todo con el objetivo de aminorar al máximo “el error en el disparo”.

Exposición tema táctico

Estrategias y procedimientos de actuación

La organización y el estudio de procedimientos tácticos son también clave en las unidades de Infantería como lo es Regulares. Por ello, el capitán José Luis López Fernández, jefe de la III Compañía del Tabor Tetuán, explica a su compañía el ejercicio táctico ‘Final de Maniobras Alfa, ejercicio táctico inmortal’.

“Realizaremos un ataque a una pequeña población en la que hay un pequeño contingente insurgente y al que tenemos que neutralizar para mantener la libertad de movimiento en nuestra zona cero. Para ello nos valemos del cajón de arena, que es una herramienta que nos ayuda a realizar la simulación de manera fácil y rápida de lo que va a ser todo el ejercicio”.

Además, se ayudan de maquetas “mucho más detalladas del objetivo al que vamos a atacar y saber dónde va a ir destinada cada unidad y los movimientos que va a realizar”.

Marcha de endurecimiento

20 kilómetros con equipo completo y armamento para reaccionar

Cae la noche y la II Compañía del Tabor Tetuán sale del Acuartelamiento González Tablas. La misión es realizar una marcha “táctica nocturna” de 20 kilómetros por el campo exterior de Ceuta “cargados de nuestro equipo de combate, además de armamento individual y colectivo”. El objetivo es “alcanzar una zona de reunión para llevar a cabo una acción ofensiva contra las posiciones enemigas”, aclara a sus soldados el capitán Juan Manuel Sevilla García, jefe de la II Compañía de Indígenas del Tabor Tetuán.

Para mayor seguridad, la compañía se divide en tres “núcleos”: uno de vanguardia, el grueso y la retaguardia. “La vanguardia tiene como misión reconocer el itinerario, localizando al enemigo para eliminarlo y evitar que la compañía caiga en una emboscada. En todo momento, la compañía irá más adelantada y mantendrá el enlace radio entre los núcleos para facilitar el mando y control en caso de ser emboscados y poder reaccionar contra el enemigo”, continuaba explicando.

Limpieza en edificación con presencia enemiga

El objetivo: “Ser capaces de desarrollar una misión en zonas urbanizadas con el menor número de bajas”

“Estamos realizando un ejercicio enfocado en instruir al personal para el combate dentro del marco actual, donde podemos vernos envueltos en una situación crítica en cualquier ambiente. Específicamente, estamos trabajando el avance, recorrido y limpieza por el interior de una edificación en la cual existe presencia enemiga”, comienza explicando el teniente Antonio Callejón Núñez, jefe de la II Sección de la III Compañía del Tabor Tetuán.

El objetivo final de este tipo de instrucción es alcanzar el nivel de instrucción necesario “para ser capaces de desarrollar una misión en zonas urbanizadas asegurando el menor número de bajas propias”.

Además, esta práctica se desarrolla a nivel pelotón “formado por ocho combatientes al mando de un sargento como jefe del pelotón”. Como ayuda, utilizan fusiles de airsoft, “una herramienta que bien utilizada ayuda a dar realismo a la instrucción”.

Como último escalón para este tipo de instrucción, cuando se alcance el nivel de instrucción “necesario”, continuaba el teniente, se procedería a realizar el ejercicio con fuego real, “aprovechando esta instalación de la Comandancia que por sus características nos brinda la oportunidad de poder realizar este ejercicio con fuego real de forma segura”.

Ofensiva en zona urbanizada

Contraataque y transición: operaciones de ofensiva y defensiva en un entorno

El combate en zonas urbanizadas es tan antiguo como las propias ciudades y es también una parte importante en la instrucción de los soldados de Regulares. Por ello, realizan un ejercicio de transición de combate convencional (en campo abierto) a zona urbana, en el que “la sección va a ir desplegada por una vaguada y luego va a ir ocupando posición en el poblado para conseguir un aislamiento de la zona, controlaremos las zonas de acceso y reconoceremos un punto seguro”.

Para ello la sección se organiza en tres pelotones, los cuales irán avanzando bajo los principios básicos de apoyo y movimiento hasta llegar a la zona. “Al entrar en una población el despliegue se verá modificado para controlar los accesos principales del poblado y así poder hacer un aislamiento de la zona; una vez aislada buscaremos un punto fuerte que usaremos para dejar material, reabastecernos, y usarlo como nido de heridos en caso de tener algún incidente”, explicaba el sargento Daniel Acién Escudier.

Una vez acaba el ejercicio, se reúne con la sección para hacer “un juicio crítico sobre el tema y sacar lecciones aprendidas” para futuros ejercicios.

Combate en subsuelo

Preparados para el “nuevo campo de batalla”

Las lecciones aprendidas que empezó a sacar el Ejército israelí en los túneles de Gaza en 2014 sirvieron para el perfeccionamiento del combate en ambiente subterráneo, en la que está especializada la I Sección de la II Compañía del Tabor Tetuán que dirige el teniente José Ángel García-Conde Dañobeitia. “Es importante recordar que en este ambiente la ventaja del enemigo, si se encuentra defendiéndose en su interior, es muy superior a la de nuestras unidades, así que solo se combatirá cuando sea estrictamente necesario porque haya que limpiar una red de túneles, liberar a un rehén o hacerse con un armamento enemigo, por ejemplo. Además, son muchos los peligros que podemos encontrar. Por ello, la instrucción individual de cada combatiente ha de ser máxima”.

Para poder llevar a cabo el ejercicio, detalla el teniente, la sección se divide en diversos equipos, que según el orden de avance son:

  • Equipo de Reconocimiento y Limpieza, encargado del avance, la neutralización de presencia enemiga y señalamiento de posibles “trampeos”.
  • Navegación y Apoyo, encargados tanto de relevar las posiciones que va tomando el Equipo de Reconocimiento, como de apoyar y relanzar su movimiento, además de ir elaborando un croquis del subterráneo.
  • Mando, encargado de ir dando cometidos a los distintos equipos, de coordinar su acción y de la toma de decisiones más relevantes.
  • Enlace exterior, para transmitir lo que sucede en el exterior al escalón superior, situado a retaguardia.

Control de masas

“Es necesario tener conocimientos y herramientas para intervenir en caso de desorden público”

La crisis migratoria que sufrió Ceuta en mayo ha demostrado que el control de masas es una de las situaciones que mejor deben controlar en estos momentos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Sin embargo, en Regulares llevan practicándolo ya algunos años.

“Se va a proceder a ejecutar un tema táctico final en ambiente de control de masas. Está englobado dentro de unas jornadas de actualización CRC impartidas por la I Compañía al resto de mandos de la comandancia con el objetivo de que los mandos adquieran conocimientos y herramientas para poder intervenir en caso de necesidad en cualquier desorden público, además de poder apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado”, detallaba el teniente Álvaro Lozano Lamas, jefe de la Sección de Armas de la I Compañía.

Concretamente, este ejercicio constaba de dos partes: una primera en la que se ponía a prueba a los participantes con un desorden público de baja intensidad, y finalmente, una segunda parte, en donde se les obligó “a tener que hacer uso de la fuerza ante un desorden público de alta intensidad”.

Carrera continua

“El 80% es tener buena forma física”

“Como el 80 por ciento de las actividades que requieren los militares es tener buena forma física, diariamente a primera hora de la mañana realizamos una hora de gimnasia. Intercalamos o carrera o circuito de fuerza”, explica la capitán Cristina Requena Betegón, jefe de la III Compañía de Fusiles. Los soldados de Regulares suelen realizar dos tipos de carrera: continua de entre 7 y 10 kilómetros o con cambios de ritmos para aumentar la resistencia. “En este caso vamos a realizar una carrera continua de 8 kilómetros bajando desde el Acuartelamiento González Tablas por la Avenida de Lisboa, siguiendo por la carretera de Benzú y vuelta al acuartelamiento”, aclaraba a su pelotón de 30 personas que esperaba la orden para comenzar el trote.

Montaje y balizamiento de Checkpoint

“Hay que vigilar e identificar toda posible sospecha”

Establecer un puesto de control para llevar a cabo tareas de vigilancia y control de personas o vehículos, también es una de las instrucciones que reciben los Regulares. “Suelo enfocar el ejercicio de control de zona con el montaje de un checkpoint o punto de control como por ejemplo podría ser una avenida principal como La Lastra. Esto nos ayuda a identificar todo aquel personal y vehículo, así como proceder a su pertinente registro si hay una posible sospecha en el personal que quiere acceder a la vía”, recordaba David Medina Pérez, jefe de la Sección de Morteros de la IV Compañía. De hecho, en la práctica aparece un vehículo civil (de simulación) con dos soldados vestidos de civil para que pasen por el check point y se haga la identificación y el registro porque “uno de ellos es posible sospechoso según nuestra base de datos”.

Detección de explosivos improvisados

Marcar los puntos vulnerables es prioritario para hacer frente a un ataque enemigo

La detección y desactivado de explosivos es uno de los ejercicios en los que más se centra en los últimos tiempos el Ejército Español, también el Grupo de Regulares de Ceuta número 54.

“Solemos realizar también de instrucción de reconocimiento de itinerario en esta zona (Pista de la Lastra). En esta instrucción, el jefe de Sección, que en este caso soy yo, iría marcando los diferentes puntos vulnerables que habría que reconocer con el personal y con nuestros medios. Estos puntos vulnerables pueden ser estrechamientos en el terreno, curvas, tajeas transversales, puentes o pasarelas con pendientes pronunciadas. En estos puntos habría más probabilidad de recibir un hostigamiento enemigo o un ataque”, detalla el teniente Álvaro Galache Moreno, jefe de la Sección de Reconocimiento del Grupo de Regulares de Ceuta número 54.

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