Como se está tratando nuevamente de crear una representación de Ceuta en Bruselas, vale la pena regresar al pasado siglo y reproducir mi artículo publicado en El Faro en enero de 1995 hace 27 años, el cual apareció igualmente en el libro “Ceuta, problemas y soluciones” (Interservicios Ceuta, 1997). Se titulaba dicho trabajo “Un objetivo a conseguir: representación de Ceuta en Bruselas” y su contenido era el siguiente:
“El 3 de diciembre de 1.994 se clausuró un Curso de Especialistas en Comercio Exterior con una conferencia del Decano de la facultad de ciencias sociales y jurídicas de la Universidad Carlos III Rafael Illescas, sobre el tema “La importancia de las representaciones institucionales de las Comunidades Autónomas ante la Unión Europea en Bruselas”.
A lo largo de sesenta minutos, los asistentes tuvieron ocasión de ir comprendiendo la importancia que para Ceuta puede tener la Unión Europea y lo necesario que resulta estar debidamente representados en Bruselas.
El profesor Illescas, tras anunciar que la Comunidad Europea ha reconocido el hecho regional de Ceuta antes de contar con un Estatuto de Autonomía, consideró imprescindible que nuestra ciudad cuente con representación institucional en Bruselas para que, conectada con Ceuta, pueda aportar eficacia, información y resultados al Ayuntamiento o al ente autonómico ceutí.
"No cabe duda que reconocida la importancia y conveniencia del proyecto, es necesario decidirse por una representación modesta pero eficiente, utilizando personas introducidas en Bruselas para hacer “lobby” allí, pero que conozca a fondo la realidad y peculiaridades de Ceuta"
Es de tal importancia el montante económico y la información que se puede conseguir de la Unión Europea que el coste de esa representación resultaría realmente rentable. Hay que tener en cuenta que, en la actualidad, están representadas Murcia, Navarra, Valencia y Andalucía. Otras Comunidades Autónomas están preparando su desembarco en la capital belga.
Las fórmulas de representación son muy variadas, desde las oficinas propias, representación a través de las sociedades de fomento, fundaciones como Galicia-Europa, el sistema de Cataluña a través del Patronato Catalán por Europa formado por el Gobierno de la Generalitat, sector privado financiero, industriales y la patronal catalana o la representación a través de especialistas externos como el caso de Navarra.
No cabe duda que reconocida la importancia y conveniencia del proyecto, es necesario decidirse por una representación modesta pero eficiente, utilizando personas introducidas en Bruselas para hacer “lobby” allí, pero que conozca a fondo la realidad y peculiaridades de Ceuta.
En definitiva, con esa Oficina de representación de la ciudad de Ceuta ante la Unión Europea, pondríamos una pica cerca de Flandes.
27 de enero de 1995