No hay reto que se les resista. Y es que a los actores y actrices que integran el Centro Dramático de Ceuta, un grupo de larga data que continúa bajo la batuta de su director, Manolo Merlo, nada les asusta. Conscientes de su capacidad interpretativa, en esta noche de viernes se han vuelto a subir a las tablas del ‘Revellín’ para demostrar ante su público, el de Ceuta, de qué son capaces.
Y lo han hecho trayendo a escena un clásico entre los clásicos. ‘Muerte de un viajante’, una obra que data de 1949 y lleva la firma del gran dramaturgo estadounidense Arthur Miller.
Sobre el escenario el abrebocas ha sido un dormitorio y un salón, lugares en los que, intercalando al encender y apagar las luces, han transcurrido los primeros quince minutos de la puesta en escena, para darle paso a un 'flashback', recuerdos que han ayudado a los espectadores a entender mejor lo que estaba ocurriendo.
Aproximadamente una hora y media. Ese ha sido el tiempo que, desde que se ha subido el telón, poco después de las 21:00 horas, y ha ocurrido el desenlace, el público del Teatro Auditorio del Revellín ha permanecido ensimismado, penetrando en cada detalle y diálogo.
Si algo logra el teatro, y más ante una obra de tal magnitud, es regalar un momento de calma y disfrute al público asistente. Y es que aunque no se ha llenado el auditorio en esta ocasión, unos cuantos ceutíes han apostado por esta opción antes del fin de semana largo que se avecina.
Todos los ingredientes de una gran obra
Con cerca de una decena de intérpretes, la historia tiene todos los ingredientes de una gran obra. Desde la euforia a la decepción, el engaño e incluso finalmente la muerte. Y es que, en la vida, y más en la ficción donde todo se lleva al extremo exponiendo en poco tiempo varios aprendizajes, hay de todo. Y más.
‘Muerte de un viajante’ ha demostrado, una vez más y ahora en Ceuta, que a pesar de llevar más de siete décadas escrita y haber sido creada a la luz de los primeros años del estado de bienestar, expone temáticas que, para nada, están atrás.
Una oportunidad, la que ha tenido el público caballa esta noche, de reflexionar a través del teatro con la vida reflejada sobre las tablas del ‘Revellín’ como si de un espejo se tratara.