Hace unos días me enteré que Regino Hernández había nacido en Ceuta. Lo había visto en un informativo de televisión sobre la celebración de los Juegos Olímpicos de Invierno y, para decir la verdad, preste atención porque no me sonaba la especialidad en la que ha logrado una medalla para el deporte español.
Antes de ganar esa medalla en Pyeongchang (Corea del Sur), a bordo de una tabla en la prueba de snowboard, era un desconocido para los españoles y ceutíes. Es la sensación que tengo y creo que no me equivoco. Ganar una medalla olímpica lo ha hecho famoso y ahora existe un especial interés por apropiarse de su identidad, algo que no se esperaba nuestro olímpico.
La primera felicitación vino de la mano de la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, en la que agradecía al “Andaluz o Caballa” haber llevado “el nombre de Andalucía hasta lo más alto”. Por otro lado, Juan Marín, de Ciudadanos, le daba la enhorabuena diciéndole: “Un nuevo logro para el deporte español y andaluz, y todo un orgullo para tu tierra”.
Unas felicitaciones que han provocado la indignación de algunos ceutíes que reclaman la nacionalidad regional del olímpico, al considerarlo un caballa de los pies a la cabeza, aunque hasta hace unos días no conocían ni a Regino, ni qué era una prueba de snowboard. Lo más importante es de qué región es, no del país.
Lo cierto es que este deportista nació en Ceuta y se marchó de bebé a Málaga. Me imagino que este traslado le facilitó practicar un deporte que en nuestra ciudad no existe, porque nieve no tenemos desde que cerró la Fábrica de Hielo del Muelle de la Puntilla. Nuestro olímpico se ha visto sorprendido con tanto “amor regionalista” y ha tratado de cerrar el debate diciendo que cuando celebra un título no piensa en ningún lugar: “Simplemente pienso en mi familia y en mi gente”. Una forma inteligente de agradecer el esfuerzo a las personas que le prestaron ayudada en su carrera deportiva y de cerrar un debate inútil y provinciano.
Esta disputa me trae a la memoria lo que sucedió a un futbolista ceutí que triunfó en el Barcelona y antes en el Cádiz, su nombre Miguel Bernardo Bianquetti, Migueli.
Nació en 1951, en la barriada del Hospital Militar, donde se crío y jugó en el O’Donnell, equipo de la barriada. Más tarde se marchó a Cádiz y volvió a Ceuta para prestar el servicio militar en Artillería 30. En ese regimiento se chupó unas pocas de guardias y se bebió un montón de litros de leche Almina, más conocida como Vayavaca, por cierto, desaparecida como la fábrica de hielo.
Los más mayores recordarán unas declaraciones en las que Migueli decía que se sentía de Cádiz y estas palabras lo convirtieron en un apestado en nuestra noble, leal y marinera. Lo que digo es incuestionable, porque en nuestra ciudad no existe ninguna calle, polideportivo, ni creo que se le diera ninguna mención especial. Migueli jugó sólo tres años en el Cádiz, pero le sirvió como trampolín para fichar por el Barcelona, ser internacional con su país y esas declaraciones las haría como agradecimiento a una ciudad que le dio posibilidad de triunfar en el fútbol.
Han pasado muchos años y la historia del deporte ceutí la pueden visualizar nuestros hijos en el callejero, al ver los nombres de los campos de fútbol o las instalaciones deportivas que tenemos.
Sin embargo, a alguien se le ocurrió borrar de la historia de Ceuta a un deportista que nació en esta bendita tierra como consta en su documento nacional de identidad, por cierto, el mismo documento que tiene José Martínez Sánchez, conocido deportivamente como Pirri. Ambos han hecho por Ceuta lo mismo, es decir, nada y nada podían hacer, porque han vivido fuera de nuestra ciudad casi toda su vida.
Esta semana hemos conocido que el presidente, Juan Vivas, propondrá a Regino Hernández para entregar la Medalla de la Ciudad el próximo 2 de septiembre, día de Ceuta, por el resultado cosechado en las olimpiadas de invierno y haber nacido en Ceuta. No creo que importe mucho si se siente mijeño o ceutí, porque independientemente de cómo se sienta es de Ceuta y eso no lo puede cambiar, pero le recomiendo que diga que se siente caballa para que no le pase como a Miguel Bernardo Bianquetti, Migueli.
Dice el sabio refranero español que Uno no es de donde nace, si no de donde pace. Yo sólo me siento español y espero que nadie se ofenda.
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