Hace meses anunciaron, con visita guiada para el delegado del gobierno, la regeneración de nuestras playas, me cabe la duda de si eran las dos bahías o sólo la sur, si bien las dos están para echarles un arreglo. La sur desde luego está de pena, no sólo por la mala calidad del material aportado, sino porque en el cribado de la piedra al cantero se le olvidó quedarse con el polvo; así que hay más de éste en suspensión que en un erial. En cualquier caso, y como temporales siempre habrá, se me hace extraño que nuestra administración local no esté clamando por una actuación más seria de regeneración de nuestras playas, problema al que se dedican cuantiosos recursos en su reposición y estabilidad ocasional. Como dicen los ecologistas «se deben buscar soluciones naturales, que no alteren el ecosistema de la franja litoral». Desde luego con los «istas sociales» estoy cada día más de acuerdo sino son fundamentalistas, bien sean ecologistas, animalistas, senderistas, naturalistas, pensionistas… Y desde luego coincido con los primeros en el parecer de que año tras año se gastan cantidades de dinero importantes en regenerar las playas, cuando habría que buscar soluciones naturales y priorizar ese dinero en otras cuestiones. No me cabe duda que queda poco del hábitat marino de mi juventud en la Ribera y el Chorrillo, y que cambiar el canto rodado que conocimos -que supongo también sería de aportación- por arena y mala ha influido en el cambio. Que la alteración de la granulometría de estas playas se ha alterado es obvio y evidentemente también el fondo marino; todo en aras del esparcimiento veraniego, aunque no se haya solucionado mínimamente el problema de la estabilidad de nuestras playas. No tengo muy claro que hayamos salido beneficiados, más allá de haber ganado espacio en la bahía sur para mejorar su nivel de ocupación en verano y tener las mejores playas de perros de invierno que podamos desear. Que digo yo que no todas tienen que ser de arena, pues las he conocido en zonas turísticas que son de canto rodado más o menos fino. Por cierto, en la bahía norte es lo habitual, por lo que será más fácil y menos costoso devolverlas a su habitual fisonomía después del invierno. Dicen los expertos que la regeneración de playas es una actividad que incide en el equilibrio natural de la zona, aunque dicha regeneración sea una actuación tendente a restituir la situación anterior ¡Pues no digo nada si vuelven a echar lo mismo que arrojaron el año pasado. Tratar a las playas sin tener en cuenta el factor que las modifica no parece lógico. Más allá de los espigones y la aportación primera de arena rubia de la propia bahía el resto han sido áridos de poca fortuna. Nuestra Consejería de Medio Ambiente debe ejercer sus funciones de evaluación de impacto ambiental, estando no solo atenta a la regeneración prometida por Costas, sino planteando soluciones de mayor calado tendentes a evitar la contaminación del litoral… aunque sea de fina arena.