Uno tiene ya muchos años y, por tanto, cabida en ellos de todo lo ocurrido desde los años treinta del siglo pasado hasta la fecha. Es cierto que ciertas partes de ese lapso de tiempo fueron vividas con mayor intensidad que otras, pero esto último ha sido suplido con una mayor cantidad de noticias y comentarios proporcionados por los diversos medios de comunicación,
cada día más perfeccionados en la técnica de difusión como en la preparación de quienes habían de analizar una gran cantidad de información procedente de todo el mundo, con las posibles relaciones e influencias de unos hechos sobre otros. Ahora ha fallecido Don Adolfo Suárez y se puede decir que casi se cierra la puerta de la época en la que presidió el Gobierno de España.
Todo deja una impronta en el ser humano, en lo más íntimo de cada persona, que lo va configurando y que sale a relucir cuando es necesario, aunque no siempre con los resultados que pensaba podía llegar a alcanzar. Al mismo Don Adolfo Suárez le ocurrió a finales de su etapa activa en los asuntos de gobierno de la Nación. No es la única vez, en la Historia, que sucede algo similar, alcanzando incluso características trágicas. Mi recuerdo de esa época es el de un intento de proporcionar un sistema nuevo de Gobierno cuyas consecuencias todavía se siguen conociendo en el tiempo actual. ¿No se ha sabido llevar a cabo lo que supone un gobierno preocupado por el bien de los gobernados, incluido en ello la mejora intelectual y profesional? Existen serias dudas sobre ello.
Desde que se conoció el estado de suma gravedad de Don Adolfo Suárez, todos los medios de difusión se han ocupado de ello, y de su obra, con el máximo interés. Todo ello es muy de agradecer pues se merece esa atención profunda y generalizada de toda España y, naturalmente. de los españoles. Ahora es un momento singular para que se piense en lo que hemos hecho, en cuales han sido los lazos de unión que han permitido a todos los españoles avanzar en la misma dirección y con especial empuje. Desgraciadamente nuestros pensamientos no nos proporcionan la felicidad que deseamos para el conjunto de los españoles. Es cierto que se ha vivido una profunda crisis económica, pero no se ha visto compensada por por la unión personal de los españoles.
Hay servicios fundamentales para la Nación que no están atendidos en la forma debida y ello trae como consecuencia que nos enteramos tarde y mal de lo que ocurre en el mundo, Servicios esenciales para la Nación merecen una mayor y mejor atención. Hay que estar al día de cuanto ocurre en el mundo y hasta tomar parte activa en la definición de las cuestiones a plantear y resolver. La Información es vital para una Nación para gozar de seguridad tanto en los aviones destinados a las Autoridades como en los asaltos a los medios de protección en nuestras fronteras de Ceuta y de Melilla. Nuestro sistema de Defensa muestra grandes huecos que es necesario hacer desaparecer, sin olvidar el efecto pernicioso que tiene para la moral el saber que no se cuenta más que con mínimos de todo orden.
Descanse en paz Don Adolfo Suárez y deseamos poder decir lo mismo de cualquier persona que haya tenido a su cargo la responsabilidad del buen hacer de la Nación española. Todos sabemos que hay que hacer sacrificios y vivir estrecheces pero querríamos saber el alcance y la profundidad de cada uno de los defectos que padecemos, para hacer el esfuerzo de corregirlos.