El próximo 27 de enero de 2020 conmemoraremos el 75 aniversario de la liberación del campo de concentración y de exterminio nazi Auschwitz-Birkenau, por las fuerzas soviéticas, en 1945.
Con tal motivo tendrán lugar, en diversas ciudades del mundo, actos que, además de constituir un tributo a nuestros correligionarios/as, lo es, asimismo, a aquellos pertenecientes a otras minorías que también fueron brutalmente masacrados y asesinados en la época más triste de la humanidad. Y este recuerdo tiene como principal finalidad trasladar a las nuevas generaciones el horror, la barbarie y la deshumanización que supuso la época nazi.
En el Parlament de les Illes Balears, en el ya tradicional acto, instituido hace años bajo los auspicio de la Comunidad Judía de les Illes Balears, se honrará a los millones de judíos, gitanos, homosexuales, republicanos españoles y miembros de otros grupos, que murieron víctimas de la iniquidad racista nazi, en la mayor de las catástrofes europeas, con un especial recuerdo para los niños asesinados.
Tales atrocidades son negadas por algunos, a otros les parece el Holocausto algo lejano, pero hace falta dejar testimonio de la realidad, tal y como pidió el General Dwight Eisenhower, quien ordenó que se tomaran todas las fotografías posibles de lo acontecido, cuando halló a las víctimas, y lo hizo con estas palabras: "Grabadlo todo ahora - filmad - recoged testimonios - porque en algún sitio, al seguir la pista a la historia, algún bastardo saldrá diciendo que esto nunca ocurrió".
El acto central de este año 2020 tendrá lugar el día 27 de enero en “Yad Vashem”, Museo del Holocausto de Jerusalén, al que asistirán cerca de cincuenta mandatarios de todo el mundo, teniendo al Rey de España Felipe VI como orador destacado, donde el recuerdo al horror se convertirá en una nueva advertencia al mundo frente a la xenofobia y los nacionalismos excluyentes.
No podemos obviar, al hilo de dicha conmemoración, la banalización, cada vez más generalizada, del término “holocausto”, que es utilizado con demasiada frecuencia y ligereza. Lo único que se consigue con ello, además de sacarlo de su contexto histórico y hacer un completo ejercicio de “banalización del mal”, es fomentar y avivar la actual ola de antisemitismo que crece y crece, desgraciadamente, en el mundo. Lamentablemente, asistimos a la exhibición de simbología nazi, a altercados promovidos por hinchas del Atlético de Madrid que, la pasada semana, realizaron el saludo fascista y entonaron cánticos nazis, sin ningún tipo de reparo ni pudor.
Sólo cabe recordar, a las nuevas generaciones que han tenido la suerte de vivir en una sociedad en paz y democrática, las palabras que dejó escritas, en su visita al mencionado museo “Yad Vashem”, en 2011, el rey de España Felipe VI, que ostenta, además, el noble y honorífico título de “Rey de Jerusalén”:
“No bastan las palabras para describir el escalofrío del horror que el corazón del hombre experimenta bajo bóvedas de este memorial, que describe tan bien cómo el sol se oscureció sobre la humanidad en aquellos aciagos días en los que al pueblo judío le fue negado el derecho a existir”.
Para concluir, solo nos resta recordar las palabras de Edmund Burke: “Todo lo que se necesita para el triunfo del mal es que los hombres buenos no hagan nada“.