Hace más de un año AEGC denunciaba la falta de medios para que los guardias civiles se protegieran de un virus del que solo conocíamos su nombre. Un virus que nos sorprendió a todos, sin saber cómo combatirlo, sin saber cómo protegernos. En ese contexto, algunos guardias civiles comienzan a utilizar mascarillas caseras confeccionadas por familiares, aunque fueron prohibidas con el argumento de no alarmar a la población. Eran los primeros días de una pandemia que se ha llevado a más de tres millones de personas en el mundo.
En esos primeros días, un extraordinario guardia civil y representante de AEGC, Francisco Javier Collado Rivas, advertía y reclamaba medios de autoprotección para los guardias civiles que prestaban servicio en los centros penitenciarios, porque sabía de los riesgos a los que se enfrentaban sus compañeros del Centro Penitenciario de Herrera de la Mancha. Unos traslados que se realizaban sin mascarillas, sin ningún tipo de protección ante un enemigo invisible. Unos días después -el 20 de marzo- Francisco Javier, de solo 38 años, se contagia y muere de Covid-19, dejando mujer y un hijo de corta edad.
Su muerte nos cogió a todos por sorpresa, sobre todo porque Francisco Javier era meticuloso y trataba de protegerse al máximo, pero el COVID-19 le ganó la batalla. Desde el primer momento los servicios jurídicos de AEGC solicitaron a la Dirección General de la Guardia Civil, en nombre de la familia, que su fallecimiento se considerará en acto de servicio, iniciando los trámites y gestiones correspondientes para que le fuera reconocido. Y, tras más de un año de espera, la directora general de la Guardia Civil ha reconocido que su fallecimiento es en Acto de Servicio.
Un largo año en la que la familia de nuestro compañero Francisco Javier ha estado arropada por sus compañeros, destacando el trabajo de la comandante psicóloga de la Guardia Civil de Albacete, no sólo por su profesionalidad, también por su empatía, su disponibilidad y el cariño que ha trasladado no sólo a la familia, también al conjunto de guardias civiles que acuden a ella cuando lo necesitan.
La Asociación Española de Guardias Civiles trasladó a la Dirección General la necesidad de proteger a los guardias civiles con medios y medidas eficaces en los miles de servicios que se prestan a diario, pero también reivindicamos -por ser de justicia- que los fallecimientos de guardias civiles por COVID-19 fueran reconocidos como acto de servicio, porque hemos prestado servicio en residencias, hemos auxiliado a ciudadanos en sus domicilios, en la carretera, hemos tenido contactos con personas en situaciones de riesgo o como nuestro compañero en el Centro Penitenciario de Herrera de la Mancha.
Esta semana se ha hecho justicia con la familia de Francisco Javier Collado y, desde AEGC, esperamos que este reconocimiento abra la puerta a todas las familias de los guardias civiles fallecidos por COVID-19, cumpliendo sus deberes como servidores públicos y, sobre todo, que se agilicen los trámites.