No cabe duda que Ceuta y Melilla deben tomar decisiones sobre la posible integración de cada una de estas ciudades en la Unión Aduanera.
Y ello aunque las realidades de ambas sean distintas por mucho que aparezcan juntas en el ideario ciudadano.Pero es indudable también que las dos han compartido durante años no solo normativa legal, sino un sinfín de circunstancias y sucesos.
Quiere ello decir que el Estudio que se redacte debería ser independiente para cada una de ellas y, en ambos casos, describir en una primera parte la situación actual de integración en Europa, con especial referencia a las experiencias pasadas.
No se trataría por tanto de un Estudio conjunto, sino que este trabajo debe ser independiente en uno u otro caso para profundizar en exclusiva en la realidad social y económica de cada ciudad.
Sin embargo, esos Estudios independientes que Ceuta y Melilla precisan para abordar con seguridad sus respectivos futuros, no serían solo dos trabajos teóricos con descripción de ventajas e inconvenientes ya archiconocidos y recomendaciones entre dos aguas, sino que deberían concluir en unas conclusiones rotundas que pueden ser distintas en cada caso.
Y no solo aconsejar caminos concretos, sino también el sistema para llevar a cabo los citados proyectos. En el caso de la posible integración en la Unión Aduanera, Melilla y Ceuta no deberían actuar como lo hizo esta última ciudad en el tema de las transferencias autonómicas, que negoció directamente con el gobierno de turno sin asesoramiento especializado.
En el nuevo escenario, los mismos profesionales de los Estudios, podrían seguir ayudando a las ciudades para llevar a buen puerto las recomendaciones propuestas, bien la integración tras las negociaciones correspondientes o la mejora del estatus actual.
Precisamente para estas misiones largas, complicadas y multidisciplinares, será imprescindible que los equipos asesores y negociadores elegidos estén formados por destacados juristas especializados en temas comunitarios, junto a otros profesionales curtidos en negociaciones con la Unión Europea y, desde luego, que conozcan a las personas que deben decidir en Europa o Madrid y cómo funcionan las instituciones, todo ello con despachos en Bruselas que puedan hacer lobby si ello fuera necesario.
Serán Estudios de coste elevado, con presencia activa de asesores asociados de Melilla y Ceuta para aportar, no solo la visión y experiencia local y regional, sino también con objeto de organizar encuentros y cambios de opiniones con estamentos económicos, políticos y sociales de ambas ciudades que garanticen una participación ciudadana real.
La presencia profesional en Ceuta y Melilla será imprescindible por cuanto los problemas de todo tipo que las agobian, deben tener presencia y soluciones en los Estudios a realizar.
Solo de este modo se contará con unas decisiones prácticas y unas estrategias a seguir que conduzcan al éxito de las operaciones, sin emplear más recursos en proyectos parciales.
E incluso cabría la posibilidad de contar con algunas ayudas económicas de la Unión Europea o de España, para unos trabajos de tanto calado.
Estamos por tanto en un momento histórico y es preciso aprovechar los consensos existentes sobre el hecho de una situación insostenible, por lo que se impone la necesidad de facilitar a ambas ciudades españolas una nueva y definitiva presencia en Europa.
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