Para ir a mi trabajo, no tengo más remedio, que levantarme a las siete de la mañana, coger el autobús, que me lleva a los Rosales, para estar allí antes de la ocho. En un entrañable bar que tengo debajo de mi casa, suelo tomarme el café, media tostada con mantequilla y un zumo de naranja, que cariñosamente me prepara José Luis –el dueño del Bar Toti-.
-Manolo, ya te vas para el “talego”?. Pues sí, hasta las diez de la noche. Amigo lo siento, desde hace 5 días, no tengo agua y no puedo hacerte el café ni a ti ni a ninguno de los trabajadores que realizan las obras en tu casa de Real 90.
Pero ¿qué pasa José Luis?.- No has pagado el agua?.- Yo lo he pagado todo Manuel, el agua la luz, impuestos y hasta el Imagenio, aquí tienes las facturas¡!. Veo las facturas y efectivamente observo que están todas al corriente de pago.
No lo entiendo, en cinco días que lleva sin agua, ha perdido mas de 1200 euros. ¿Y eso quien lo paga? José Luis, dueño del Bar Toti, buenos precios, buenas tapas, lo mejor de Real 90, ha perdido el 80 por ciento de sus clientes, porque sigue la Ley al pie de la letra. No entramos los fumadores, ni la gente de mal vivir. Pero ha tenido que despedir a sus empleados en aras de lo que se llama Ley: Ordenación de la razón al bien común promulgada por el que tiene a su cuidado una Comunidad.