Los
vecinos de
Los Rosales no dan crédito a lo sucedido
esta madrugada en la plazoleta de la Cruz, donde han ardido doce coches. Un
incendio sin precedentes en Ceuta, que ha sobresaltado a
un barrio preocupado por la seguridad. Miguel Ángel Ríos, jefe accidental del Servicio de
Bomberos, explica que a las seis de la madrugada recibieron el aviso de la quema de unos contenedores, por lo que se desplazó a Los Rosales una dotación de dos
vehículos y cinco bomberos que, al llegar, se encontró un incendio de gran magnitud. “Tuvieron que pedir refuerzos para evitar que las llamas se extendieran por el barrio y afectaran a las viviendas. La rápida intervención evitó daños mayores. Aún así, hay doce vehículos quemados, cinco calcinados y el resto dañados de manera importante. Afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales, pero podría haber sucedido cualquier cosa, aunque gracias a Dios, no ha sido así”, indica el jefe de Bomberos.
Ibrahim Mustafa Mohamed escuchó explosiones mientras dormía y se asustó. Comenta que no sabía lo que ocurría pero que pronto se percató. Explica que gracias a los gritos de un vecino a algunos les dio tiempo a bajar y retirar sus coches para que no se quemaran. Lamenta lo sucedido, porque, dice, su barrio siempre ha sido un lugar tranquilo. “Estamos casi al cien por cien seguros de que esto lo ha hecho alguien ajeno al barrio y con maldad, porque es imposible que un vecino haya provocado esto”, sentencia. Rafael Martín es otro de los vecinos a los que el ruido generado por la quema de los coches le sobresaltó mientras dormía. “Escuché explosiones y gente gritar y bajé a ver qué pasaba. Estaban los coches ardiendo y los Bomberos y la Policía trabajando. El fuego era espantoso, es algo que, en los años que llevo viviendo aquí, no había visto jamás. Esta barriada siempre ha sido tranquila, yo siempre he tenido coche y lo he aparcado y nunca me ha ocurrido nada, pero últimamente la cosa está cambiando”, comenta el testigo, quien indica que lo que se comenta en el barrio sobre lo sucedido es que “un hombre que iba a trabajar vio a los malhechores provocar el fuego y les grito para amedrentarlos, saliendo estos corriendo al escucharlo”. Este incendio ha dejado a varios vecinos sin coche y con la impotencia de no haber podido hacer nada para evitarlo. Es el caso de Jesús Seglar, dueño de uno de los vehículos calcinados, que explica cómo lo vio arder desde la ventana. “Al ver cómo las llamas lo consumían supe que estaba perdido y que no podría hacer nada así que bajé corriendo para sacar de allí mi otro vehículo, evitando que también se quemara; menos mal. Es una pena, porque mi hijo se había sacado el carné recientemente y se ha quedado sin coche”, relata el afectado.
Verónica Marfil es la dueña de uno de los coches más afectados. Hacía solo cinco meses que la joven se lo había comprado, de segunda mano y tras mucho esfuerzo, para poder ir cada día a la Universidad a estudiar. Casi sin palabras comenta que al levantarse y verlo hecho un esqueleto se ha quedado destrozada, sin entender “la crueldad de las personas que son capaces de hacer algo así”. Afortunadamente, dentro del coche no tenía nada de valor, “solo unos cuantos discos de mi tía, pero qué le vamos a hacer”, comenta emocionada. De este suceso todos hablan este martes en Los Rosales, lamentando la pérdida y expresando su temor por la inseguridad que vive el barrio: “Estamos conmocionados y también preocupados. Este era un barrio maravilloso en el que todo el mundo quería vivir y de un tiempo a esta parte ha cambiado, no me gusta el ambiente que se ve, con gente rara transitando por las calles que genera inseguridad. No digo yo que la Policía esté perenne en el barrio, pero estaría bien que dieran una vuelta de vez en cuando porque nos sentimos un poco abandonados, la verdad”, lamenta Jesús Mesa, vecino de Los Rosales. Un suceso terrible para todos los que conforman este barrio, pero que ha atacado, especialmente a Paco Campos, que tenía casualmente sus dos coches aparcados en la plaza: “Escuché ruido y, al bajar y ver la multitud y el fuego, supe que mis coches estaban ardiendo. Uno de ellos era mis pies y mis manos, no se ha quedado inservible pero me va a costar mucho arreglarlo, así que imagina lo que siento; es que ni sé expresarlo con palabras. Lo que está pasando en esta ciudad no es normal, todos los días hay incendios, se debe de hacer algo para frenar esto porque así no se puede vivir”, concluye Campos.