Yolanda Heredia es una niña de 12 años con espina bífida, una discapacidad que le obliga a ser usuaria de una silla de ruedas. Ella vive con sus tres hermanos y sus padres en la Carretera de Servicio, una barriada cuyo acerado se encuentra en mal estado generalizado. Por ello, Moisés, su padre y albañil de profesión, decidió por sus propios medios instalar una rampa de cemento para facilitar el acceso de Yolanda a su vivienda.
Esta rampa, según la citación judicial de la Autoridad Portuaria recibida por Moisés, sería ilegal ya que estaría invadiendo un espacio de la vía pública de la zona de servicio del Puerto de Ceuta.
Numerosos obstáculos, pocas rampas de acceso y vehículos mal aparcados obligan a que Yolanda vaya por la calzada junto al resto de coches o precise de ayuda y mucha voluntad por parte de sus padres.
“Esta es la realidad de la barriada, con piedras, farolas en mitad de la acera y cristales”, cuenta el padre señalando una de las aceras. La otra, que se conserva en mejor estado, se encuentra invadida por vehículos mal aparcados y objetos de los locales del polígono. Esta situación obliga a ir con Yolanda por la calzada, junto a los vehículos que circulan a una velocidad considerable y poco segura para una usuaria con silla de ruedas.
El informe de la Autoridad Portuaria cita que dicha acera debe tener una anchura de 160 centímetros. Tras la obra realizada por Moisés, esta anchura estaría limitada a los 95, agregando que este trozo transitable se ha recrecido unos 40 centímetros.
En el informe fotográfico del terreno realizado por los técnicos y delineantes se observa que algunas fotos adjuntadas no corresponden a la obra realizada por Moisés, sino que son de otras viviendas cercanas a la suya que han instalado verjas, garajes o paredes que también invadirían el acerado y no permitirían los 160 centímetros de anchura requeridos.
Aunque no ha acudido a otras citaciones judiciales por este asunto, Moisés comenta que no es el primer problema que tiene respecto al acerado de Carretera de Servicio y la Autoridad Portuaria. Según ha contado a este periódico, las paredes de su vivienda -construida por él mismo- cortaban el tránsito peatonal en el acerado. Ante esto, él reconoció que esta situación podría ser resuelta ya que invadía el espacio que le pertenece al puerto y tiró uno de los tabiques para retrasar un poco la pared problemática. Pese a esta solución, el Puerto vuelve a requerir que elimine el espacio cogido por la vivienda de Moisés, incluyendo la rampa ya mencionada.
“Veo que otras casas han montado sus garajes, han puesto sus verjas para que no les roben la ropa tendida y lo veo normal. ¿Por qué a mí, que tampoco cumplo con la anchura como ellos, me vienen a quitar la rampa?”, lamenta el padre afectado.
La familia de Moisés alega que las instituciones de la Ciudad no están ayudando lo suficiente en la situación de su hija: apunta que carece de una plaza de aparcamiento para minusválidos y que el resto de viviendas de la zona tampoco respetan la anchura exigida.
Irá a la citación judicial esperando que el tribunal permita quedarse con esta rampa para que su hija tenga una vida un poco más accesible.
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