Ramón Górriz: “Hay margen para una subida salarial que reactive el consumo y la economía”

Cuarenta y un años después de cumplir en Ceuta con el servicio militar de la época, en 1974, el secretario confederal de Acción Sindical y Políticas Sociales de CCOO, Ramón Górriz (Zaragoza, 1951), visitará hoy y mañana la ciudad autónoma para conocer de primera mano el CETI y el nuevo puesto de asistencia a los solicitantes de Protección Internacional del Tarajal y para tratar la situación de la ciudad y el país con los responsables locales del sindicato que lidera Juan Luis Aróstegui.

–Cuarenta años después, ¿qué imagen tiene de Ceuta teniendo en cuenta lo que suele llevar a la ciudad a los informativos?

–Los problemas de Ceuta tiene que ver con su enclave geográfico y su historia. Se dan allí como podrían hallarse en cualquier otro sitio del mundo. La ciudad es un lugar importante que necesita ser atendida y tener un desarrollo económico e industrial mayor que el actual y el de los últimos años.

–Para dejar de ser una de las capitales europeas del paro, por ejemplo.

–Dicen que las cifras dicen que se está saliendo de la recesión pero no se de la crisis económica. Es muy preocupante que tengamos más de 5 millones de parados, que en el mercado de trabajo crezcan los contratos a tiempo parcial y temporal, que haya un reparto espúreo del trabajo... La contratación indefinida se ha desplomado... La salida a la crisis de las élites políticas, económicas y financieras, basada en salarios muy bajos y empleos precarios nos conduce al umbral de la pobreza, donde ya están 4 millones de personas con cara, sobre todo, de mujer, joven e inmigrante. El Gobierno habla mucho pero en las estadísticas se ve que solo se crea empleo en actividades estacionales como los servicios y la hostelería y ahora, en puertas de campaña electoral, merced al repunte de la inversión pública, en la construcción.

–¿Cuál es la alternativa?

–Tendría que haber una política económica al servicio de las personas con otra política presupuestaria; una reforma fiscal para gravar más a los que más tienen; un IVA superreducido para personas con salarios bajos, parados y pensionistas que les permita tener cubiertas sus necesidades básicas. Hay que apostar por un cambio de modelo productivo, decidir sobre qué sectores industriales nos vamos a desarrollar más allá de las tumbonas en la playa y los chiringuitos. Necesitamos unos servicios potentes y una hostelería que realmente sea una industria, turismo con contratos estables y calidad de vida para los trabajadores. Además, la industria en este país necesita una reforma energética porque no podemos tener el coste de la electricidad más alta. Debemos decidir sobre qué sectores más allá del automóvil, con un grado de multinacionalización muy fuerte, avanzar. Ver qué hacemos con las energías renovables, con la industria herramienta, con cómo extendemos la banda ancha, qué porcentaje de nuestros ingresos se destinan a innovación, investigación y desarrollo…

–¿Teme que la brecha social siga agrandándose?

–Desde que gobierna el PP el nivel de prestaciones por desempleo ha caído casi 20 puntos precisamente cuando más se necesitan para que haya cohesión y cobertura social. Ahora mismo es clave subir los salarios, recuperar los 7 puntos de poder adquisitivos perdidos, porque aquí los costes laborales unitarios han bajado casi 18 puntos, seis veces más que en la eurozona. Hay margen real de competitividad para que haya una subida salarial en condiciones que termine con la brecha salarial, la desigualdad de género… Una subida de los salarios es clave para reactivar el consumo, la demanda y la economía. En paralelo, luchar contra la pobreza para garantizar la protección social, un renta mínima. Son dos objetivos esenciales. Este año genera esperanza e incertidumbre y si hay un cambio político debe servir par reforzar la democracia y la protección social.

–Usted lleva décadas en el movimiento sindical. ¿La crisis ha minado su credibilidad tanto como la de los partidos políticos?

–No cabe duda de que la crisis también ha tenido un desgaste para el movimiento sindical que, no obstante, no tiene nada que ver a veces con los que desean aniquilarnos. Eso se ve sobre todo en las elecciones sindicales y ahí las dos centrales confederales sumamos casi el 80% de los delegados. Esperamos que se acaben las mayorías o cuando menos las mayorías que practican políticas de austeridad y recortes que, como demuestran estos últimos 7 años, no generan empleo de calidad ni conducen a un sociedad más equitativa, democrática e igualitaria. Atacan a los sindicatos porque somos la resistencia más importante frente a las políticas de austeridad y para imponerlas necesitan nuestra derrota. Migraciones

–¿Qué cree que debe hacer España y Europa ante el fenómeno migratorio?

–Nosotros pensamos que es cínico e inhumano que la UE dé a la migración un carácter policiaco que se intenta mezclar con el terrorismo yihadista. No será con vallas más altas, muros más grandes y cuchillas más afiliadas como se impedirá la huida de las personas abocadas a abandonar sus hogares en busca de trabajo y dignidad. Mientras haya un norte opulento y un sur empobrecido, los flujos migratorios van a continuar. El cinismo y la hipocresía se ve en que hay libertad para los movimientos de capital pero no para las personas. –

¿Cuál es su alternativa?

–Hay que potenciar el desarrollo económico de los países de origen. El Mediterráneo es un cementerio pero seguimos gastando más dinero en la vertiente policial y de seguridad que en la humanitaria. La UE debe armonizar su política de migración y cada país, España el primero, garantizar el marco jurídico vigente y el Estado de Derecho en todas sus fronteras. No creemos que propuestas como las que se han dado en el Tarajal o las devoluciones en caliente, que todo el mundo ha visto que son ilegales, puedan ser una actitud plausible. Estamos obligados a contribuir a que haya desarrollo económico, a que se planteen ayudas para los países de origen de los migrantes y, mientras tanto, que las personas que intentan venir o llegan a nuestro territorio tengan los mismos derechos que quienes vivimos aquí.