Cuando llega el Ramadán muchos musulmanes aprovechan para lucir ropas tradicionales. Por este motivo hay mujeres que, durante este mes, cambian los vaqueros y las blusas por túnicas y chilabas. Porque las hay de varios tipos, cada una apropiada para una ocasión diferente. Hay abayas de diario, otras más adecuadas para ir a rezar y unas llenas de detalles para engalanarse en los días señalados.
“La gente suele venir para prepararse para la noche sagrada del Ramadán. Hay que vestirse de determinada manera. Y luego ya, los últimos cuatro o cinco días se preparan la ropa que se van a poner para el día de la fiesta”, explica la encargada de ‘Sabah Home’, Nawed Mohamed Mohamed. Para la jornada de la ruptura del ayuno, el Eid al-Fitr, indica Sabah Hamed —la propietaria de esta tienda del Polígono Tarajal II—, la vestimenta suele ser “un poco más pomposa” mientras que los demás días es “más sencilla”.
Las abayas suelen ser anchas y llegan hasta el suelo, como muestra del decoro que requiere el mes sagrado. Con la tela se confeccionan unas mangas extensas y la túnica debe cubrir los pies. “Cada uno elige lo que quiere, estampado o liso, pero tiene que ser largo y cubrir la cabeza para rezar o para ese día de Ramadán”, añade Sabah Hamed.
Los tejidos pueden variar: las abayas pueden fabricarse con algodón, seda, terciopelo o con una mezcla de materiales, según la preferencia de cada clienta, su capacidad económica y la estación. “Como el Ramadán va cambiando cada año, cada vez es un mes diferente, pues a lo mejor en verano las telas tienen que ser más fresquitas”, señala la propietaria del negocio. Cuando se ha celebrado en invierno, las telas suelen han sido más gruesas. También influye la edad y la personalidad de cada mujer: “Como se suele decir, sobre gustos no hay nada escrito”.
Y aunque cada musulmana tiene su propio estilo, siempre hay tendencias que marcan los modelos de túnicas y chilabas más vendidos. “Por ejemplo, hay veces que se lleva mucho la pedrería, hay otros años que se lleva el bordado y entonces la gente prefiere el bordado con colorido, sin color... Pero sí, cada año hay una moda distinta”, conviene Sabah Hamed.
Junto a la abaya, las musulmanas usan calzados especiales, que entonan con su vestimenta, así como pañuelos y gorros que a menudo hacen juego con el traje. Como con las abayas, los hay más sencillos o con brillos y bordados. Sin embargo, en este caso triunfa el algodón y el formato chal-gorro. Los de gasa o seda se suelen resbalar de la cabeza.
Además, informa Sabah Hamed, las mujeres de más edad suelen optar por tonos claros: “Este tipo de pañuelos blancos lo utiliza la gente mayor, la que va a la Meca; una vez que van, pues ya no quieren vestir de otro color que no sea el blanco blanco o el blanco roto”.
Pero sea cual sea su elección, lo importante es que la mujer musulmana se sienta bella tanto por dentro como por fuera durante este mes de recogimiento y celebraciones.
En 1923, Kemal Attaturk, hombre culto (raro en la ideología islámica) , prohibio el velo. Salvo para las prostitutas. La prostitucion no es solo sexual, es también psicológica. Las y los que declinan su libertad de conciencia para fundirse en un cauce totalitario.