Esta semana empieza para millones de personas en el mundo un mes de suma importancia: el mes de Ramadán.
Cada Mes de ayuno es especial y único, entre otras cosas porque no sabemos si será el último de nuestras vidas, y por eso la población musulmana intenta aprovechar sus beneficios en toda su magnitud. No está mal recordar, porque hay que ser conscientes de ello, que el que es y se considera musulmán o musulmana, lo es todo el año, no sólo durante este Mes Sagrado, pero sin duda este puede ser un buen punto de inflexión para rectificar, mejorar, perdonar, arrepentirse de los errores y disculparse directamente por ellos entre una larga lista de pretensiones difíciles pero no imposibles que seguro que nos hacen mejorar como personas que es de lo que se trata.
Y si algo es muy importante en estos días, es incidir en el aspecto solidario de las personas. La solidaridad, ese valor humano por excelencia, que se transmite de manera horizontal, de colaboración imprescindible cuando se está pasando por momentos y circunstancias difíciles de las que no resulta sencillo salir. Solidaridad con todas las personas necesitadas que nos rodean, con todas sin distinción. Y cuanto más discreta y anónima sea, mejor.
Tanto para el que la ofrece, como para quien la recibe. A fin de cuenta las buenas acciones no se hacen para que nos las reconozcan los demás.
Es indescriptible lo que algunas personas sentimos por no poder ayudar lo suficiente a quienes nos rodean.
Desde frustración hasta tristeza. Sin embargo, lo mínimo que podemos hacer es aportar nuestro granito de arena para hacer más llevaderos los momentos difíciles.
A lo largo de todo el año, pero especialmente este Mes.
Existe mucha necesidad y pocos recursos.
Sigue creciendo el número de familias que, aunque algunos no lo crean, carecen de ingresos con los que saciar las necesidades más básicas de cualquier ser humano.
No me refiero sólo a personas que están en absoluta pobreza, en la indigencia, si no a aquellas familias que se han quedado sin trabajo, a las que casi no pueden pagar el alquiler de sus casas o comprar los libros a sus hijos y que básicamente subsisten gracias a la solidaridad.
Familias que hace unos años vivían relativamente bien pero que ahora necesitan de la ayuda de algunas entidades o personas porque como ellos mismos dicen, ya no tienen ni de dónde tirar.
Tal vez por ello es importante que a la vez que compramos bienes de primera necesidad para nuestros hogares, pensemos en aquellos conocidos para los que hacer la compra más básica es algo tremendamente difícil.
Ramadán Mubarak a toda la ciudadanía de Ceuta y que sea un Mes de provecho para toda la población.