Aunque la situación en Marruecos comenzaba a ser favorable para España, el Protectorado seguía dividido en dos partes. La zona oriental, cuya base de partida era Melilla llegaba hasta la región de Gomara y en la parte occidental la Yebala seguía sin ser ocupada completamente y los montes a partir de Xauen seguían siendo un reducto inexpugnable del Ejército Rifeño creado por el propio Abd el Krim.
Para romper ese tapón que estaba formado por más de doce cabilas, se necesitaba una fuerza que conociera el país, lo suficientemente fuerte para imponer respeto y desde luego capaz de vivir sobre el terreno. Una unidad de gran movilidad, integrada por individuos curtidos en la lucha y de gran resistencia, que tuviera una razonable potencia de fuego. Por otra parte, resultaba imprescindible encontrar un jefe prestigioso, conocedor de la idiosincrasia de los marroquíes e incluso de su lengua y desde luego que fuera un verdadero enamorado del país, de forma que valorara la misión a desarrollar y la oportunidad histórica ante la que iba a encontrarse.
El General Sanjurjo, a la sazón Alto Comisario de España en Marruecos y General en Jefe del Ejército de Operaciones, no lo dudó mucho. Eligió para este cometido al Comandante Fernando Capaz Montes de 32 años, un Jefe inteligente , tenaz, amante de Marruecos y con gran prestigio en muchas de las cabilas que habría de recorrer. Su destino como Capitán de la 6ª Mía (Compañía) de la Policía Indígena en Uad Lau le había dado un gran prestigio militar y político y contaba con la amistad personal de hombres de tanta importancia en la región como Liazid Ben Salah de Beni Erzin, Buhiaui de Beni Selmán, Hamido Abd-el-Uaret de Beni Jaled, Ben Hamán de Alam el Foke (alto Ajmás) y Bakali el Kerfa de Uad Lau.
Se le asignaron mil hombres que estaban integrados por dos Tabores de la Harka de Tetuan, un Tabor de la Harka de Melilla, dos Tabores de la Mehal-la Jalifiana de Tetuan numero 1, los servicios sanitarios propios de la Unidades y una compañía a lomos, de Intendencia. La columna, toda montada y lista para actuar con gran rapidez , debía vivir sobre el terreno porque, una vez comenzada la misión, iba a resultar muy difícil abastecerla. El Comandante Capaz pidió voluntarios entre los Oficiales españoles para la arriesgada misión y de entre ellos, eligió nueve y un Médico, de los que siempre se mostró satisfecho.
Las instrucciones que recibió el Comandante Capaz eran realmente vagas y le dejaban una gran iniciativa. Luís Cano Portal, su superior en éste tiempo y autor de un artículo sobre el tema, le dijo que debía ser como una bala de cañón que disparada en el Rif llegara a Yebala. Por su parte, Capaz transmitió a sus hombres que no debía producirse ni un tiro descontrolado, ni dejar atrás un fusil ni un solo cartucho y todo con respeto de bienes, personas y religión. En realidad, cuando se producía la sumisión de una cabila se presentaba la alternativa de armarla para que pudiera defenderse de las fuerzas de Abd el Krim o retirarle el armamento, lo que obligaba a protegerla para evitar su masacre. En la campaña de pacificación posterior a 1921 se optó por esto último, tras la debacle de Annual, donde la retaguardia armada se convirtió en una trampa mortal para los españoles.
Un triste epílogo
El Comandante Capaz, cuyo nombre completo era Osvaldo Fernando de la Caridad Capaz Montes, fue condecorado con la Medalla Militar individual . Posteriormente, en Marzo de 1934, siendo Coronel, procedió a la ocupación pacífica de Ifni , una árida región de 2.000 kilómetros cuadrados habitada por 20.000 nómadas Llegó a General de Brigada del Arma de Infantería y era tenido por un militar liberal en la línea de Aranda, y López Ochoa. Según el Diccionario de la Guerra Civil Española , en Julio de 1.936 “era Jefe de la Circunscripción de Ceuta, aunque se hallaba en Madrid en uso de licencia para no comprometerse con el alzamiento militar”. Allí fué detenido por las patrullas de Agapito García Atadell y recluido en la cárcel Modelo, fue asesinado durante los sucesos ocurridos el 22 de Agosto de 1936.
Este siniestro personaje, Agapito García Artadell, también según la citada obra, era “un obrero tipógrafo, estuvo en la cárcel a raíz de los sucesos de 1934 y, al estallar la Guerra Civil, organizó en Madrid más o menos por su cuenta, un grupo titulado Milicia Popular de Investigación, con el que se dedicó a cometer todo tipo de delitos. Algún tiempo después abandonó España con la excusa de realizar en Marsella una operación de contraespionaje y procedió a vender allí una partida de joyas procedentes de sus rapiñas, embarcándose a continuación con destino a America del Sur. Al hacer escala el buque en que viajaba en Santa Cruz de Tenerife, fue detenido por agentes nacionalistas y conducido a Sevilla, juzgado por un Tribunal Militar, condenado a muerte y ejecutado”.
Comienza la incursión en Gomara
Cpaz arranca de los altos de Ferrah , punto límite del avance de las columnas de Melilla con la intención de terminar en Rio Martín, cerca de Tetuan a 110 kilómetros de distancia. La acción había sido planificada por Manuel Goded, Jefe de Estado Mayor del General Sanjurjo, pero como se verá más adelante, la iniciativa del jefe de la columna jugó un papel decisivo ante la falta de comunicaciones rápidas en aquella zona. De cala Metalsa, pasa Capaz a Punta Pescadores, recoge armamento y deja una pequeña guarnición, pasa el río Uringa y continua por la costa por Beni Smih hasta M´ter.
Pero comienzan a surgir dificultades. Afloran diferencias entre las cabilas y la pequeña columna debe hacer una incursión hacia Beni Jaled. Capaz siguió desarmando a las distintas fracciones y nombrando autoridades pero en un momento dado, ante la reiterada rebeldía de la mencionada cabila de Beni Jaled, debió optar entre regresar a la costa o realizar una incursión que ya se apartaba 45 kilómetros del mar. Toma la decisión más audaz y, de esa forma, convence a los indecisos y pacifica una extensa zona. Sin embargo, recibe noticias de que habían surgido problemas en Targa y Kaaseras que habían sido incendiadas en la costa. Deja dos mías de la mehal-la de Tetuan en el interior y regresa rápidamente hacia el mar en una durísima marcha de 40 kilómetros, cayendo sobre Tiguisas y pacificando con su sola presencia la región.
A partir de este punto contará el Comandante Capaz con la eficaz ayuda de su amigo el Caid Bakali el Kerfa, de Beni Said con el que prepara el salto hacia el río Lau, cerca ya de Tetuan. . Después de dividir sus fuerzas para prever un encuentro, llega el 14 de Julio a la playa Emsá, a 10 kilómetros de Rio Martín, donde se encuentra con fuerzas de la zona occidental por primera vez en mucho tiempo. En esta operación fueron capturados Ahmed Budra, Ministro de la Guerra de Abd el Krim y El Jatach, principal cabecilla de la región de Gomara.
Después de pasar varias vicisitudes, sobre todo en las regiones de Amiadi y nuevamente en Uad Lau, se acerca peligrosamente a Xauen, la ciudad santa. El mando, tratando de aprovechar la proximidad de la columna Capaz, envía importantes fuerzas que avanzan con lentitud. El Comandante juega otra vez sus cartas con decisión, desconecta la radio para que no le prohiban su temeraria acción y avanza hacia Xauen, llegando sobre el Kalaa el 9 de Agosto de 1926. Envía emisarios a la ciudad para comunicar que está rodeada y al día siguiente toma posesión de Xauen, instala la radio en la Alcazaba y comunica al Mando que la columna había ocupado la Ciudad Santa sin novedad.
El balance
El raid Capaz terminó con la ocupación de Xauen, tras una galopada de dos meses por el difícil territorio de Gomara. Se consiguió el enlace de las fuerzas de la zona oriental con la occidental, el sometimiento de diez cabilas, la retirada de más de 9.000 fusiles,14 cañones y 18 ametralladoras
Por otra parte, se consiguió igualmente coordinar las fuerzas terrestres, aéreas y marítimas. En efecto, Capaz no estuvo solo. Desde el mar, la Armada siguió sus movimientos y le prestó continuo apoyo, sobre todo mediante el Cañonero Dato al mando del Capitán de fragata Rodríguez Bárcena, desde cuya estación radio-telegráfica se le conectó continuamente con el Mando. Por otra parte, la Aviación siguió en todo momento la progresión de la Columna Capaz y su situación era comunicada a Melilla. Igualmente, los pilotos ayudaron a resolver mediante bombardeos algunas situaciones difíciles que se produjeron