Aquella emisora bien pudo inocularme el ‘virus’ de la radio, hasta el extremo de dedicarle al medio, con el paso del tiempo, los mejores veinticinco años de mi vida. Les hablo de la desparecida y recordada ‘Radio Dersa Tetuán’, “la emisora para todos”, como proclamaba en su indicativo. Con su mirífica proximidad al oyente y cuando la televisión era casi un sueño, la estación tetuaní jugó con la ventaja de vivir la época dorada del medio, convertida, como otras de su categoría, en el instrumento fundamental de información y entretenimiento que se propagaba por domicilios, bares, cafés, tiendas y cocinas.
Su embrión fue la EA9AH, en los años treinta, una de tantas estaciones de radioaficionados de onda corta, que Franco aprovechó de inmediato para las proclamas de su régimen golpista a poco de estallar la guerra civil. De eventual, pasó a transformarse en estación fija, en 1948, como ‘Radio Tetuán’, ‘La voz de España en África’, ya en onda media, con un emisor de 500 vatios y sus estudios en un edificio de la calle Cardenal Cisneros.
Poco tiempo después se hizo con la emisora la empresa ‘Torres Quevedo’, concesionaria de las telecomunicaciones en el Protectorado. Una incorporación determinante que engrandeció la estación con sus tres emisoras en servicio, que posibilitaban la programación simultánea en árabe, español y en bereber rifeño.
‘Radio Dersa’, posiblemente la emisora más popular y oída del norte de África de su época, cooperó con su programación en la acción cultural de España en Marruecos. Carente de subvención oficial alguna, pese a estar exenta la zona del impuesto de radiodifusión que entonces existía en España, contaba, eso sí, con el firme sostén económico que le proporcionaba la sociedad titular, ‘Torres Quevedo’, tras dotarla en un principio de una estación de salida de 5 kilovatios, la amplió después, en 1955, hasta los 20 kw., junto con un poste radiante de 560 m. en el monte Dersa, a 560 metros del nivel del mar, que vino a sustituir a las primitivas antenas radiales. De esta forma se garantizaba plenamente su cobertura a toda la zona del protectorado español, sur peninsular, Ceuta y Melilla. Paralelamente la empresa trasladó también sus estudios a su flamante sede de la plaza Muley el Mehdi, familiarmente conocida todavía como del ‘Primo’, un edificio que, junto a la sede de Correos y distintas oficinas, acoge también al Consulado General de España.
Independientemente de su magnífica programación y su extraordinario plantel de profesionales, la emisora tetuaní supo crearse un colchón muy importante de fieles seguidores con su club de radioyentes, tal es así que al primer mes de su institución se habían producido ya unas 3.000 inscripciones.
Resulta difícil de imaginar hoy en día a un niño sentado ante un receptor siguiendo atentamente un programa de radio. Quién nos lo diría a los peques de la época, pendientes la tarde de cada jueves de la esperada y fascinante cita con ‘Radio Chupete’, el gran programa infantil con el que nos dejaba boquiabiertos el inolvidable Mago Kakumen que protagonizaba el locutor Gonzalo Fausto, o con el Mago Tralarán, al que ponía voz e imaginación Serafín García Vázquez junto con Marta Baizán, la que posteriormente sería actriz cinematográfica.
Las noches de los viernes y los sábados la audiencia se disparaba con los programas ‘cara al público’, una modalidad de radio desaparecida desde hace muchísimos años de las emisoras españolas. En el caso de ‘Rueda la Bola’, los concursantes ponían a prueba su ingenio atraídos por los premios en metálico.
Mas, sin menosprecio del anterior, creo que el ‘cara al público’ más recordado bien podría ser el titulado ‘Corra y llegue pronto’ en el que, entre otros apartados de divertimento, se invitaba a la audiencia a presentarse en la emisora con los atuendos o con las cosas más disparatadas. Y allí andaban siempre prestos los más lanzados para acudir al edificio de la radio con lo que se pidiera cada noche y a probar suerte con el premio. Fue célebre, por ejemplo, el programa en el que a García Vázquez se le ocurrió buscar al burro más bonito y apuesto. Imagínese el lector a los asnos subiendo por aquellas elegantes escaleras de la ‘Torres Quevedo’, hasta el mismísimo escenario del salón.
Si decía al principio que aquella radio me marcó, fue también porque tuve la oportunidad de concursar precisamente en este programa, en la conexión que para Ceuta hacía la emisora tetuaní desde su delegación en una desaparecida casa – chalet que existió en Agustina de Aragón, esquina con Isabel Cabral. Aquella noche el concurso era para el felino más bonito. No me lo pensé dos veces y, para susto de mi padre, me escapé de su lado para ir a buscar a nuestra preciosa gatita calicó, que no sólo fue merecedora de un galardón sino que me permitió hablar, por primera vez, por radio.
En ¡Corra y llegue pronto! había lugar también premios para todos los gustos en toda suerte de concursos: planchas, relojes, las codiciadas plumas Parker de entonces y, cómo no, los renombrados caramelos Caparrós tetuaníes.
‘Radio Dersa Tetuán’ fue muy seguida también por sus programas de discos dedicados tan de la época, y por su espacio ‘Fiesta en el Aire’ en el que por el teatro de la calle La Luneta y presentados por Tato y Serafín desfiló toda una legión de entusiastas artistas noveles, especialmente en el género flamenco al que tanta atención dispensó desde un principio la radio. Podríamos citar, por ejemplo, a Fader, aquel inquieto cantaor marroquí que levantaba pasiones, como Antonio ‘El Relojero’, el Niño del Cerro, Manolo Vega, el Habichuela y otros tantos como los ceutíes el Niño de Maestranza, los Borrego, o Pepe Córdoba y el guitarrista Antonio Arenas, antes de saltar ambos a la fama.
El gran Juanito Valderrama, asiduo visitante al Marruecos Español, recalaba con frecuencia en la emisora en la que incluso llegó a presentar su propio programa. Cuentan que en el último improvisó en directo una canción que decía:
De Tetuán a Melilla,
De Melilla a Tetuán,
los ojitos de mi mora
me van clavando puñales…
Poco antes de proclamarse la independencia marroquí, ‘Torres Quevedo’ se hizo con ‘Radio Ceuta’ y ‘Radio Melilla’ con la intención de crear una cadena de emisoras en la zona junto con ‘Radio Dersa’ y otra tangerina con la que estaba en negociaciones, pero el cambio de soberanía frustró tan interesante proyecto. La radio tetuaní siguió transmitiendo, cada vez más en precario, hasta que se produjo su cierre, el 31 de diciembre de 1960, siguiendo la misma suerte que ‘Radio Tánger Internacional’, ‘Radio África Mogreb’, ‘Pan American Radio’ y ‘Radio África Tánger’, tras la publicación de un dahir del gobierno marroquí de ese año por el que el control de la radiodifusión pasaba al estado marroquí, al que fue vendida Radio Dersa.
Más de medio siglo después, de aquella “emisora para todos” sólo quedan los vagos recuerdos de quienes la sintonizábamos. Y si acaso también, por el ocurrente nombre elegido por un establecimiento de venta y reparaciones de radio y televisión de la avenida Mohamed V tetuaní, ‘Radio Dersa’ como al menos así seguía denominándose la última vez que visité la vecina Tetuán.
‘Radio Dersa’ dispuso de una excepcional plantilla de profesionales. Su director fue Tato Cuming, premio Ondas 1956. Con su espacio ‘En menos que canta un gallo’, de las tres de la tarde, fue uno de los pioneros del periodismo de opinión radiofónico. Igualmente llevó adelante un programa – concurso, ‘Divertimento matemático’, también de especial seguimiento. Ya en Madrid, cuando Boby Deglané creó en la SER ‘Carrusel Deportivo’, Tato fue su primer director. Escritor y periodista, dirigió varias emisoras en Colombia y Argentina, siendo muy concurridas sus comparecencias en nuestra ciudad.
Otro pionero de las columnas de opinión en el medio fue del mismo modo en ‘Radio Dersa’ Gonzalo Fausto con sus ‘Cartas al viento’, género que, tras su paso por Badajoz, se llevó también a COPE Málaga, emisora en la que se jubiló. En cuanto a Serafín García Vázquez, se le recuerda por sus reportajes y maestría en los ‘cara al público’.
En cuanto a las féminas, dos obligados recuerdos: África Morales, la conocidísima locutora que tras la desaparición de la estación saltó a otras emisoras de nacionales, e Inma Codina, quien, a su vez, recaló en el cuadro de actores de la SER, siendo después la primera voz que sonó en ‘Los cuarenta principales’ de dicha cadena.
Mención especial merece también un ceutí, Rogelio Díez Alonso, con su programa deportivo ‘Meta’ con el que los aficionados podían seguir de cerca las evoluciones del At. Tetuán, el Español tetuaní y el España de Tánger. Cuando abandonó Marruecos y antes de ser nombrado en 1968 Director de NO-DO, Rogelio solía retransmitir desde Madrid y alrededores los partidos que por allí disputaba el At. de Ceuta. Díez concluyó su carrera al frente de la Dirección General de Fotografía.
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