Acabo de leer con relativo asombro que en el programa de Ana Rosa Quintana de ayer comentaron que el fracaso escolar en Ceuta se debe a que los padres y madres musulmanes envían a sus hijos a escuelas coránicas para inculcarles el radicalismo... Mi asombro es relativo, porque por desgracia ya tenemos casi asumido que cada cierto tiempo surge algún comentario o debate sensacionalista con respecto a la población musulmana.
Es lo que tiene la ignorancia, que es muy atrevida. En este caso lo es tanto, tanto, que les es indiferente la contribución a la imagen social que puede hacer cualquier ciudadano o ciudadana de las personas musulmanas. ¿O tal vez sea intencionado?
Imagínense el mismo comentario relativo a que el fracaso escolar en Ceuta se debe a que los padres y madres musulmanes envían a sus hijos a escuelas coránicas para inculcarles el radicalismo, cambiando escuelas coránicas por iglesias o catequesis. Qué barbaridad, ¿verdad?
Supongo que lo complicado sería indagar realmente en los motivos de ese fracaso, cosa que muchos profesionales llevan años haciendo, o pedirles su opinión al respecto.
Supongo que tampoco sería agradable decir que el Gobierno del Partido Popular, tanto el local como el nacional, no se implican tanto como deberían en el grave problema del fracaso escolar que tenemos en Ceuta.
Y supongo que tampoco interesará decir que los padres y madres musulmanes se preocupan por la educación de sus hijos e hijas tanto como cualquier otro, tal vez por eso son muchos los que realizan actividades extraescolares buscando la ampliación y el refuerzo de su formación. Y por supuesto, sin perjuicio de que incidan en la ampliación de conocimientos de su fe fundamentalmente para no perder su identidad. ¿O es que está mal visto ser español y musulmán?
Flaco favor nos hacen a toda la sociedad este tipo de comentarios emitidos en medios de comunicación, porque sólo reflejan los prejuicios elevados a la enésima potencia y refuerzan los que ya existen.
Es muy cansino tener que rebatir cada dos por tres comentarios basados en prejuicios de quien los emite, pero hay cosas ante las que una no puede ni debe callar nunca, bajo ningún concepto.
Quien se dedica a informar, debería informarse de la realidad antes de lanzar acusaciones burdas y no dejarse llevar por tópicos que no conducen a nada bueno. Y es una auténtica estupidez, además de un atrevimiento, confundir una fe absolutamente pacífica con radicalismo.
Radical y yo sin saberlo...