Aunque en Ceuta, por el tipo de vías con las que cuenta la ciudad, no se pueden (o al menos no se deben) superar ciertas velocidades máximas permitidas, son muchos los vecinos de la ciudad autónoma que con relativa frecuencia cruzan el
Estrecho de Gibraltar con su
vehículo para recorrer parte de la península, especialmente de Andalucía.
Y en esos viajes seguro que más de uno es de los que, al identificar la presencia de un radar de velocidad advirtiendo la colocación del mismo por parte de las autoridades competentes, optan por dar un frenazo brusco para que en la ‘foto’ del radar no se advierta que iba circulando por encima de la velocidad máxima permitida.
Es un comportamiento habitual entre los conductores, pero desde la Dirección General de
Tráfico lo saben y llevan tiempo (y ahora cada vez más) buscando otros métodos que permiten, realmente, identificar y multar a los infractores. Uno de ellos es la colocación de rádares ‘antifrenazos’. ¿Sabes lo que son? Ahora te lo explicamos.
Primero están los rádares ‘en cascada’ que no son más que la colocación de dos cinemómetros en la misma carretera y en la misma dirección. Los colocan muy cerca (a menos de un kilómetro de distancia) y lo que buscan es que, una vez superado (previo frenazo) el primero, el conductor vuelva a acelerar y, al estar relajado por pensar que ya ‘pasó’ el radar, sea el segundo radar el que le ‘pille’ por encima de la velocidad permitida.
La segunda estrategia de la DGT son los radares de tramo que lo que hacen es medir la velocidad que el coche lleva en un tramo, no en un punto concreto. Para eso se ponen dos lectores de matrículas al inicio y final del tramo específico donde se hará la medición. Estos lectores, lógicamente, registran la hora en la que pasa el vehículo y luego se realiza un cálculo de velocidad teniendo en cuenta cuánto mide el tramo. Si esa velocidad media está por encima de la permitida la DGT emite la sanción que corresponda en base a la norma vigente.