En torno a nuestra ciudad suelen elucubrarse variadas quimeras, es decir, ideas que se proponen como posibles, no siéndolo. Se habla de proyectos cuya realización no depende ni de lo que puedan hacer los ceutíes, ni de lo que pueda hacer la propia nación; se producen intromisiones inadmisibles, e incluso se minimizan absurdamente determinados problemas. Aunque hay más, paso a exponer algunos ejemplos:FRONTERA COMERCIAL.- Reiteradamente, desde hace bastantes años, viene solicitándose el establecimiento, en la frontera de El Tarajal, de una frontera comercial, petición que en algunos casos hasta llega a exigirse a las autoridades gubernativas y a las locales, como si la solución del problema dependiese de ellas. Por desgracia, no es así. España tiene habilitada a tal fin su frontera, pero Marruecos ni lo ha hecho ni está dispuesto a permitirlo, y no es factible poner a dos de acuerdo si uno no quiere. Cuando, siendo Senador, estuve en Bruselas con los otros parlamentarios ceutíes, allá por 1999, se nos afirmó que esta cuestión era muy delicada, y más siendo Ceuta territorio no aduanero, añadiéndosenos que si nos integrábamos en la Unión aduanera, quizás se podría plantear, aun cuando no se nos diesen grandes esperanzas al respecto. La sensación que sacamos en aquel entonces fue que la Unión Europea no estaba realmente muy predispuesta a dar la batalla con el tema. Preferían eludir lo problemático.
REGION ULTRAPERIFÉRICA.- También se viene pidiendo, desde opciones políticas diversas, que se logre la consideración de Ceuta como una región ultraperiférica por parte de la UE. Ya en aquel viaje se nos aclaró que tal solicitud no podía ser atendida de ningún modo, dada la escasa distancia que nos separa del continente, proximidad que no justifica una decisión de ese tipo. “Si lo hiciésemos así –nos aseguró un Comisario europeo- se nos vendrían encima, por ejemplo, todas las islas griegas, por lo que es algo de todo punto imposible”. Otra cosa es, como viene proponiendo el ejecutivo ceutí y acaba de aprobar la Asamblea, que se nos reconozca un status especial, derivado de nuestro aislamiento y de nuestra condición fronteriza, pero de región ultraperiférica, nada de nada.
HECHOS “PUNTUALES”.- Las constantes agresiones y apedreamientos que vienen sufriendo en el entorno de la Barriada del Príncipe tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil y los cuerpos de Policía Local y Bomberos, cuando acuden allí en el cumplimiento de su deber, han venido siendo calificadas repetidamente por la autoridad gubernativa como “hechos puntuales”. Como dice un buen amigo, eso de “puntuales” debe referirse a que tales hechos se producen una y otra vez a la hora exacta. Parece que, por fin, vamos a salir de esa especie de quimera, pues ahora se están adoptando medidas serias al respecto, más que justificadas, si tenemos en cuenta, entre otras cosas, que se detuvo a un presunto instigador, aparentemente proclive al fundamentalismo. De “puntuales”, nada. Hay una especie de emulación, de absurdo e infundado mimetismo provocado por la intifada palestina, tantas veces puesta de manifiesto en medios de comunicación como una especie de conducta heroica. Y de sucesos ocasionados por desocupados, tampoco, porque los problemas en los autobuses se crean en muchas ocasiones por chicos que estudian bachillerato. Se trata de una minoría, sin duda, pero de seguir así el problema, acabarán pagando justos por pecadores.
Hace un par de meses tuve la grata oportunidad de escuchar a una señora mayor, musulmana, quien recordaba con nostalgia aquel Barriada del Príncipe de hace alrededor de cuarenta años, en la que convivían en paz y armonía cristianos –entre ellos gitanos- y musulmanes. “Todos sin excepción –decía la señora- estábamos siempre dispuestos a ayudarnos mutuamente, a echar una mano al vecino, a hacer por él lo que fuese necesario. También estaba allí –añadía- la Guardia Civil, con su cuartel en El Fuerte, siempre atenta y cordial, pues nos conocíamos unos y otros, lo mismo que el Guarda Jurado municipal, residente en la barriada”. Pero después, con un gesto de tristeza, pronunció unas palabras que me impactaron fuertemente: “Ahora, hay odio”.
Es preciso cortar, de raíz, cualquier tipo de comportamiento incivil. Muy bien por las medidas de carácter policial y por las judiciales que puedan derivarse de aquellas, pero igualmente hay que profundizar en otras de carácter educativo, cultural, de convivencia, que conduzcan a la ruptura de cierto espíritu de gueto en una barriada en la cual, no hace tantos años, y como decía aquella señora, habitaban gentes de diversas etnias y creencias en ejemplares relaciones de vecindad.
CIUDAD “OCUPADA”.- Esa es la mayor y más disparatada quimera que afecta a Ceuta, en la que ha vuelto a incidir el país vecino, por medio de su Primer Ministro, El Farsi, invitando al “diálogo” para “recuperar“ Ceuta y Melilla, pero deslizando después una frase que podría encubrir cierta velada amenaza. Como siempre, han tropezado en la misma piedra. Que no, hombre, que ni hablar. Vamos, eso digo yo, y conmigo estoy seguro que una inmensa mayoría.