“Quiero que el Centro recupere su efervescencia de los ochenta”

Acaba de estrenar su cargo, con fecha de caducidad de cuatro años, pero Vargas–Machuca, del Cuerpo de Intendencia, quiere aprovechar el tiempo al máximo

Tomó posesión el 2 de julio como director del Centro Deportivo Sociocultural del Ejército de Ceuta y, aunque ya pasado algunas semanas, aún le brilla en la mirada la ilusión que le ha provocado el nombramiento porque el teniente coronel de Intendencia Miguel Ramón Vargas–Machuca y Villanueva ya de niño correteaba por sus instalaciones como buen descendiente de militar y ceutí cien por cien.
–Sentado en su nuevo sillón, ¿qué sensaciones tiene?
–Muy agradables, primero porque regreso a mi tierra, y más yo que soy caballa de pura cepa, después de cuatro años destinados en Sevilla. Es un reto más dentro de la vida militar, una meta que hay que superar, más alla de la natural vocación de servicio que nos caracteriza a los miembros del Cuerpo de Intendencia.
–¿Desde cuando es usted usuario del centro?
–Prácticamente, desde que nací, mi padre era usuario civil del centro, de modo que prácticamente me he criado corriendo por los Jardínes de la Hípica y en el momento en que ingresé en la Academia Militar pasé a ser usuario ya con mi número propio asignado.
–Conocedor pues del centro, ¿cómo se lo ha encontrado por dentro?
–He recibido un centro que funciona pero que no era el que me encontré en la juventud, porque va cambiando la sociedad, van surgiendo nuevas constumbres, los presupuestos son otros...Y más aún en la situación económica en la que estamos.
–¿Cambiado para bien o para peor?
–Tengo una referencia de mi juventud y de los años ochenta y quiero que dentro de las posibilidades económicas que tenemos y dentro de la plantilla que hay, que no es la que había hace treinta años, recuperemos de alguna manera ese espíritu, ese centro en efervescencia de antes aunque es verdad que la sociedad civil no tenía entonces tantos medios de diversión o de ocio como los que tiene ahora.
–¿Pretende que el centro llegue también al ciudadano civil y no se se ciña exclusivamente al castrense?
–Quiero abrirlo a la sociedad civil pero no depende de mí. A fecha de hoy pueden ser usuarios militares e hijos de militares, mientras que el año pasado sólo lo podían ser militares. ¿Que en un futuro se siga abriendo a algún que otro estamento? No lo sé y reitero que no depende de mí. Lo puedo proponer a mi órgano superior pero soy una gota más dentro de los centros de España y por supuesto cumplo con la directiva que me viene a nivel nacional y con orgullo. Aunque por mí no va a quedar: estoy abierto a recibir propuestas.
–¿Cuantos usuarios hay en la actualidad?
–1.600.
–Se hace usted cargo de la dirección en el momento económico más delicado...¿Ganas de salir corriendo o de trabajar más?
–Trabajo, trabajo y trabajo. La crisis no es del centro, es global. Pero es verdad que nosotros subsistimos a base de las cuotas del usuario y del crédito del Ministerio de Defensa, que naturalmente cada vez viene más recortado acorde con los presupuestos generales...
–...O sea que va a subir las cuotas a los socios, ¿no?
–No, vamos a respetarla, pero lo que hay que focalizar el esfuerzo en sacar el máximo partido de lo que hay. Tengo la ventaja respecto a otros directores del centro de que pertenezco al Cuerpo de Intendencia y en todo lo que tenga relación con la economía pues algunos conocimientos tengo.
–¿Qué oferta cultural propone?
–Dentro del abanico que se podrá disfrutar en el curso que ya empieza seguirán las conferencias promovidas por el Área Militar de Cultura, presentaciones de libro y otras actividades más que estamos perfeccionando.
–Dentro de cuatro años, cuando venza su dirección, ¿cómo le gustaría que se recordara su gestión?
–Tengo una máxima que me la enseñaron de cadete, que dice: 'Subordinará la honrada ambición a la íntima satisfacción del deber cumplido'. Quiero que se me recuerde como a una persona que cumplió con su deber.
–Y sobre el centro, ¿qué le agradaría escuchar?
–Me gustaría que los militares tuvieran la sensación de que este centro vive. Los centros deportivo, culturales y demás antiguamente tenían su razón de ser y existían en Ceuta pero ahora por desgracia entidades como la 'Tertulia flamenca' o 'Hijos de Ceuta', lo pasan mal, porque en el momento de que dependen de cuotas, de presupuestos, en épocas tan malas se vienen abajo y lamentablemente tienden a la desaparición. Quiero que el centro viva por sí mismo, que encuentre un hueco en los tiempos en los que vivimos.