“Él no está loco, sabía lo que se hacía”
Películas. Para la familia víctima de este nuevo caso de violencia de género todo eso de “enajenación mental transitoria” o de lo que el agresor decía que escuchaba “voces metalizadas que le decían mátala, mátala” son películas. Excusas para buscar atenuantes. “Él no está loco, sabía perfectamente lo que hacía”, confiesa emocionada su esposa. Lo afirma rotundamente porque le conoce. Han sido treinta años juntos y varios de amenazas que terminaron en la agresión del pasado miércoles en su propia vivienda. “A él, cuando entró, le dio tiempo a ir a la cocina y coger el cuchillo para agredirnos. Lo tenía todo preparado y premeditado”, indica.
Yolanda presentía que su marido no iría a cumplir la orden de alejamiento dictada por el juez, porque las amenazas previas tanto a ella como a sus hijos y familiares eran un claro precedente de su forma de actuar. “Si las cosas no se hacían como el quería nos decía que nos atuvieramos a las consecuencias, que mi familia iba a llorar mucho. Incluso días antes me llegó a decir: Mira que fuerte estoy, con la gimnasia que hago te doy un puñetazo y te mato”, recuerda.
Sus hijos le sorprendieron en más de una ocasión simulando caídas y la familia todavía busca al agente de la Guardia Civil que el pasado domingo fue testigo de la simulación de un atropello por parte del agresor para culpar a la familia. De hecho, a través de ‘El Faro’, han pedido colaboración del Cuerpo para localizar a este efectivo, cuyo testimonio es clave. Que no está loco no sólo lo cree la familia sino que tiene indicios para fundamentar esa tesis. Por ejemplo, horas antes de la agresión, el detenido utilizó a un amigo suyo para que llamara a la víctima por teléfono para informarle que estaba en el hospital. La familia sospecha que lo hizo para que Yolanda fuera a verle para, así, quebrantar la orden de alejamiento impuesta por el juez. ¿Una trampa? Lo sospechan. “Él sabía perfectamente lo que hacía, no está loco, yo no accedía a sus peticiones y él estaba buscando la manera para que cediera, con amenazas contra mi y mi familia”, recuerda. “Él veía de qué forma podía ceder. Yo iba por la ley, él no”. La familia de las víctimas asegura que el detenido “sabe mucho, es muy listo, tenía todo preparado porque es muy metódico”, de hecho mantienen que “ha estudiado cómo causar lesiones para que sean atenuantes” y que podría haber estado preparando la agresión durante semanas. El día del suceso tenía el vehículo aparcado en doble fila algo que, recuerda su mujer, nunca hacía. Era tan metódico que por no tener no tenía ni una multa de tráfico por estacionar mal.
Verlo en la calle, el terror
Es lo que piden las víctimas, la pena mayor para el agresor y que la cumpla, pero sobre todo que no lo vean por Ceuta, porque le tienen miedo, que se aplique, como en otras sentencias ya dictadas, un destierro que les sirva de garantías. Las amenazas han sido no sólo para su entorno más directo, también para los familiares de su esposa. Incluso durante su arresto en la comisaría continuó haciendo públicas sus amenazas negándose a prestar declaración alguna. Delante de más testigos llegó a decir que “podía buscar a unas personas en Marruecos para que le hicieran el trabajo” o que “venía a matar a los tres” además de confesar que había pasado del “amor al odio y al rencor”. La familia confía en que la justicia les dé la protección que no tuvieron el día de marras.
Las heridas sufridas:
En las imágenes se ven las heridas sufridas por madre e hijo durante el ataque perpetrado por el detenido en el interior de la vivienda común, en el bloque de Patio Páramo.
El hijo mayor de la familia, de 22 años, sufre graves heridas en las manos producidas por los cortes al defender a su madre. Afectaron los tendones.
Intento en el pecho y en el cuello. En el pecho queda la marca del pinchazo que le asestó con un cuchillo que no llegó a profundizar. Sí en el cuello y manos.
Pinchazos en el cuello. Cuando le tiró al suelo, el agresor le golpeaba e intentaba clavar el cuchillo en el cuello, donde hay cortes que frenó el hijo.
El hijo mayor sufrió varios cortes, los más graves en las manos pero también los hubo en otras partes del cuerpo. En el pecho y en el rostro. Tal y como se aprecia en la imagen el corte le cruzó la cara desde la frente hasta el final de la nariz.
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