Categorías: Sociedad

“Quiero empezar de nuevo, con mis hijos, pero sin él”

Es ahora, tres días después de ser atacada por su marido, cuando a Yolanda Almagro le están saliendo todos los dolores. Al menos los físicos, porque los psíquicos los lleva arrastrando toda una vida. Mientras una enfermera le coloca el gotero del día, cargado de medicamentos, intenta buscar la postura en la que los cardenales que tiene por todo su cuerpo le duelan menos. Ésos y las heridas en el cuello, garganta, cerca del corazón y en sus dos manos, que requirieron varios puntos de sutura y una complicada operación de la que salió bien entrada la tarde.
Acompañada de su familia, que es una piña, Yolanda descansa e intenta recuperarse del shock sufrido tras la brutal agresión cometida por su marido, Jose Manuel Ventosa, del que había decidido iniciar los trámites de divorcio. A su lado, en la otra cama de su habitación, descansa su hijo mayor, David, que también sufrió graves cortes en las dos manos, en el rostro y en el pecho.
Para las víctimas de este último caso de violencia de género en Ceuta comienza ahora una vida nueva, pero también un proceso doloroso, porque saben que tarde o temprano se tendrán que enfrentar en el juzgado a un agresor que es padre y esposo. Yolanda tiene claro lo que quiere hacer cuando finalice una estancia hospitalaria que se presume larga: “Irme a casa con mis hijos, hacer mi vida y empezar de nuevo pero sin él, que él esté lejos de mí”, confiesa en una entrevista mantenida con ‘El Faro’ en la habitación que ocupa en el Universitario. Yolanda recalca ese deseo: que su agresor esté lejos de quienes han sido su familia. Y lo recalca porque tiene miedo a que, si el subteniente de la ULOG-23 queda libre, pueda volver a hacer lo mismo.
“Tengo miedo y terror, y más con lo que he vivido porque he visto que ha cumplido las amenazas... aquí están, las ha cumplido”, indica mostrando sus manos vendadas y las señales que rodean su cuello tras los cortes sufridos. “Ahora mismo le puedo decir que tengo terror. Mi preocupación es qué va a pasar con este hombre”, apostilla.
Para Yolanda recordar lo ocurrido en el piso 1ºD del Bloque 2 de Patio Páramo resulta complicado. Hay escenas de la agresión que le resulta imposible rememorar porque, sencillamente, se encontraba afectada por un shock ante la reacción violenta de su pareja, con la que se encontraba en unos trámites de divorcio marcados por la tensión.
Marido y mujer habían salido ese martes previo a la agresión del juzgado número 4 con una orden de alejamiento mutua. No podían tener contacto, ni tan siquiera a través de terceras personas. Lo había ordenado el juez titular del número 4, que instruye los casos de violencia de género. Yolanda regresó a su vivienda junto a sus hijos pero “no estaba tranquila, tenía miedo por lo que había ocurrido días antes”, recuerda. Ese miedo fue el que le llevó a prevenir, por eso decidió cerrar con llave y colocar dos sillas contra la puerta. “Tenía miedo y mis hijos también. Sabía que así, si entraba en la casa, lo iba a oir, porque esas sillas suenan muchísimo y si se caen al suelo me iba enterar”.
Las sillas y la protección de sus hijos le salvarían la vida. Fueron determinantes. “Oí las sillas que cayeron, me levanté de la cama y le vi que venía por el pasillo. Le dije:¿Qué haces aquí? Recuerdo que él me dijo: Esto no es ninguna trampa y acto seguido se vino hacia mí, me cogió, sacó un cuchillo y me agredió aquí en el cuello y en el pecho”, indica, mostrando las heridas. La del pecho está situada justo en el lado izquierdo, más cercana al corazón y la del cuello, por su proximidad intencional hacia la yugular motivan cuál era la intencionalidad de las agresiones. “Con las manos le agarraba y así me hice los cortes. Vi que echaba mano de otro objeto punzante, más pequeño que el cuchillo que había usado y me lo intentaba clavar. No fue a los sitios bajos, sino aquí arriba, en las zonas puntuales. Recuerdo que empecé a gritar, desperté a todos: a los vecinos, a los niños... ellos, mis hijos, se levantaron y se echaron encima del padre. Así conseguí escaparme de él y me fui a la habitación, a llamar a la Policía... pero no atinaba, escapaba, pero estaba llena de sangre y descalza me resbalaba. Lo mío era llamar a la policía... no podía y entonces vi que se me venía otra vez encima, me tiró contra el sofá... me quedé como de rodillas ... él me intenta clavar el cuchillo por detrás como si quisiera cortarme el cuello. Mis hijos se echaron encima. Yo escuchaba el ruido de la puerta, sabía que los vecinos me habían oído, que tocaban la puerta, pero no podía escapar... me decía a mi misma... se han enterado, se han enterado, están aquí, pero no podía salir”, recuerda.
Yolanda, gravemente herida, recuerda que vio la sombra de algo verde -luego supo que era un vecino suyo guardia civil a quien ella misma pudo abrir la puerta gracias a que su hijo estaba forcejeando con el padre-. El agente tuvo que encañonar al agresor para que soltara a su hijo. Antes, el menor de la familia había escapado de la casa para pedir ayuda a un vecino dejando la puerta abierta. Puerta que cerró el agresor bloqueando así cualquier tipo de ayuda.

“Él no está loco, sabía lo que se hacía”

Películas. Para la familia víctima de este nuevo caso de violencia de género todo eso de “enajenación mental transitoria” o de lo que el agresor decía que escuchaba “voces metalizadas que le decían mátala, mátala” son películas. Excusas para buscar atenuantes. “Él no está loco, sabía perfectamente lo que hacía”, confiesa emocionada su esposa. Lo afirma rotundamente porque le conoce. Han sido treinta años juntos y varios de amenazas que terminaron en la agresión del pasado miércoles en su propia vivienda. “A él, cuando entró, le dio tiempo a ir a la cocina y coger el cuchillo para agredirnos. Lo tenía todo preparado y premeditado”, indica.
Yolanda presentía que su marido no iría a cumplir la orden de alejamiento dictada por el juez, porque las amenazas previas tanto a ella como a sus hijos y familiares eran un claro precedente de su forma de actuar. “Si las cosas no se hacían como el quería nos decía que nos atuvieramos a las consecuencias, que mi familia iba a llorar mucho. Incluso días antes me llegó a decir: Mira que fuerte estoy, con la gimnasia que hago te doy un puñetazo y te mato”, recuerda.
Sus hijos le sorprendieron en más de una ocasión simulando caídas y la familia todavía busca al agente de la Guardia Civil que el pasado domingo fue testigo de la simulación de un atropello por parte del agresor para culpar a la familia. De hecho, a través de ‘El Faro’, han pedido colaboración del Cuerpo para localizar a este efectivo, cuyo testimonio es clave. Que no está loco no sólo lo cree la familia sino que tiene indicios para fundamentar esa tesis. Por ejemplo, horas antes de la agresión, el detenido utilizó a un amigo suyo para que llamara a la víctima por teléfono para informarle que estaba en el hospital. La familia sospecha que lo hizo para que Yolanda fuera a verle para, así, quebrantar la orden de alejamiento impuesta por el juez. ¿Una trampa? Lo sospechan. “Él sabía perfectamente lo que hacía, no está loco, yo no accedía a sus peticiones y él estaba buscando la manera para que cediera, con amenazas contra mi y mi familia”, recuerda. “Él veía de qué forma podía ceder. Yo iba por la ley, él no”.  La familia de las víctimas asegura que el detenido “sabe mucho, es muy listo, tenía todo preparado porque es muy metódico”, de hecho mantienen que “ha estudiado cómo causar lesiones para que sean atenuantes” y que podría haber estado preparando la agresión durante semanas.  El día del suceso tenía el vehículo aparcado en doble fila algo que, recuerda su mujer, nunca hacía. Era tan metódico que por no tener no tenía ni una multa de tráfico por estacionar mal.

Verlo en la calle, el terror

Es lo que piden las víctimas, la pena mayor para el agresor y que la cumpla, pero sobre todo que no lo vean por Ceuta, porque le tienen miedo, que se aplique, como en otras sentencias ya dictadas, un destierro que les sirva de garantías. Las amenazas han sido no sólo para su entorno más directo, también para los familiares de su esposa. Incluso durante su arresto en la comisaría continuó haciendo públicas sus amenazas negándose a prestar declaración alguna. Delante de más testigos llegó a decir que “podía buscar a unas personas en Marruecos para que le hicieran el trabajo”  o que “venía a matar a los tres” además de confesar que había pasado del “amor al odio y al rencor”. La familia confía en que la justicia les dé la protección que no tuvieron el día de marras.

Las heridas sufridas:

En las imágenes se ven las heridas sufridas por madre e hijo durante el ataque perpetrado por el detenido en el interior de la vivienda común, en el bloque de Patio Páramo.

El hijo mayor de la familia, de 22 años, sufre graves heridas en las manos producidas por los cortes al defender a su madre. Afectaron los tendones.

Intento en el pecho y en el cuello. En el pecho queda la marca del pinchazo que le asestó con un cuchillo que no llegó a profundizar. Sí en el cuello y manos.

Pinchazos en el cuello.  Cuando le tiró al suelo, el agresor le golpeaba e intentaba clavar el cuchillo en el cuello, donde hay cortes que frenó el hijo.

El hijo mayor sufrió varios cortes, los más graves en las manos pero también los hubo en otras partes del cuerpo. En el pecho y en el rostro. Tal y como se aprecia en la imagen el corte le cruzó la cara desde la frente hasta el final de la nariz.

Entradas recientes

Cepsa invierte 42 millones para mejorar la gestión ambiental en el Campo de Gibraltar

El Parque Energético San Roque y la Planta Química Puente Mayorga, centros industriales de Cepsa…

01/08/2024

El Ceuta Femenino arranca su pretemporada en el Díaz-Flor

El Ceuta Femenino ha dado el pistoletazo de salida a su pretemporada este jueves en…

01/08/2024

El coronel García Lidón se despide de su Bandera de Regulares

El coronel Jesús Ángel García Lidón se ha despedido este jueves de la que fue…

01/08/2024

César Núñez: “Hay que pensar en el día a día”

El nuevo entrenador de la Unión África Ceutí, César Núñez, ha hablado con este medio…

01/08/2024

Detenido por azuzar a su perro para robar a menores marroquíes

La Policía Nacional ha detenido a una persona por azuzar a su perro contra menores…

01/08/2024

Las consecuencias del cierre del CETI: inmigrantes a sus puertas

La orden por sorpresa dada por el Gobierno de España de cerrar el CETI, de…

01/08/2024