“Quería amenazarle, hacerle cualquier cosa menos darle una puñalada”

“No sé qué me pasó aquel día... sólo quería amenazarle”. Quien habla es Ángel José Pascual García, el autor confeso de la muerte, de una cuchillada, de su padrastro, Francisco Javier Fores, en el domicilio familiar de la barriada de San Amaro. Ayer, casi dos años después de aquel crimen, Pascual tuvo que prestar declaración ante los dos representantes del Ministerio Fiscal, los abogados, el juez y el tribunal del jurado, seleccionado esa misma mañana, y que tiene entre sus cometidos el dilucidar la forman en que Ángel José provocó la muerte de su padrastro.

Su declaración fue compleja, marcada por visibles cambios de estado que le hacían pasar de una cierta tranquilidad a una tensión contenida que terminó en lágrimas.
El acusado narró ante la sala que las horas previas a aquella madrugada del 26 de mayo de 2010 había estado vagabundeando por la ciudad, “sin comer, ni beber, ni medicarme”, después de haber abandonado el domicilio de San Amaro tras recibir el aviso de su madre de que llegaba a Ceuta procedente del Rocío y que tenía que tener la casa preparada.  Ya de madrugada decidió regresar al hogar, “estaba mosqueado”, dijo, y más se puso cuando comprobó que la puerta de la vivienda estaba bloqueada, viéndose obligado a acceder a casa por otra parte teniendo que provocar una pequeña quema para introducirse. Enfadado, “quería amenazar” a su padrastro, con quien, confesó, no se llevaba bien, culpándole de un maltrato continuado que habría estado sufriendo desde pequeño pero que nunca denunció. Así que entró en la habitación donde éste se encontraba, agachado para que no le viera, y decidió clavarle el cuchillo, aprovechando que el fallecido estaba tendido en la cama.
¿En qué circunstancias se produjo ese crimen? Responder de una forma concreta a esta pregunta no fue fácil para el acusado ante el contundente interrogatorio llevado a cabo por los dos representantes del Ministerio Fiscal. En un principio, a preguntas de la fiscal Alicia Ferrol, el acusado dijo que no se acordaba de cómo llevó a cabo el apuñalamiento. “Sólo me acuerdo que le vi gritando y yo con unos lagrimones en la cara. Todo lo demás lo he olvidado”, dijo.  “No sé qué me pasaba aquel día”, sentenció , “pero nunca tuve el pensamiento de matarlo”. El fiscal jefe José Luis Puerta le tomó el testigo a su compañera para cerrar el interrogatorio en torno al recuerdo inmediato del momento del crimen. Fue un intercambio de preguntas y respuestas muy tenso, en el que el acusado evitó contestar a algunas cuestiones, pero sí comenzó a recordar algunos detalles más. Algo que molestó al Fiscal: “¿No le parece extraño que sólo olvide la parte que le perjudica?”, le preguntó. Fue entonces cuando del “no recuerdo” Ángel José pasó a matizar algunas escenas. Manifestó que “una voz brusca” le hizo decir a su padrastro antes de apuñalarle: “Vas a sufrir por lo que yo he sufrido en once años” para después asestarle la puñalada con una “fuerza superior a la mía”. Recordó también, ante el duro interrogatorio de Puerta, que su padrastro sí se había podido defender del ataque porque encendió la luz del dormitorio y que sí, que había pensado en matarlo nada más entrar en la vivienda.
El abogado de la Acusación Particular -que defiende los intereses de la familia-, Javier Cabillas, lanzó una interrogante al acusado, sin obtener respuesta alguna: “¿Por qué recordó los hechos perfectamente el 27 y 28 de mayo y ahora tiene lagunas?”, se preguntó, aludiendo a la confesión inmediata que, de lo ocurrido, llevó a cabo en sede policial y judicial el detenido. “Quería amenazarle, hacerle cualquier cosa menos darle una puñalada”, apuntilló Ángel José, “pero me equivoqué en la forma. Me siento culpable y me arrepiento, llevo llorando todos los días y ya ni me salen las lágrimas”.

“Siempre he estado solo”

En el despacho del abogado de Ángel José Pascual continúa la bolsa con una camiseta de Spiderman y una Play Station que portaba el día en que fue detenido. En estos casi dos años, nadie del entorno del acusado ha ido a recoger sus pertenencias. Un detalle que casaba ayer con determinadas confesiones que Ángel José mezclaba en sus manifestaciones, aunque no se le preguntara siquiera por ello. “Yo siempre he estado solo”, apuntó en un momento de su declaración. “No sé qué le pasa a la gente conmigo, siempre han hecho lo posible para que no tuviera amigos, novia, no estuviera en el fútbol...”. Manifestó que no tenía amigos, y con los que había tenido relación no contaba sus asuntos personales: “No soy de esa clase de amigos que cuentan las cosas”, señaló. A preguntas de la Acusación Particular se confesó con un joven que había sido un niño maltratado que nunca denunció, poniendo como ejemplo que con nueve años estuvo castigado sin comer o con diez recibió su “primer palo” y con siete ‘se olvidaron de él’ en Mijas, siempre según su testimonio.

“Se me fue la cabeza, me había hecho tantas cosas que ya no podía más”

El abogado defensor de Ángel José, Abselam Abderrahaman, mostró una especial atención hacia su patrocinado, efectuándole muestras continuadas de apoyo. Optó por un interrogatorio corto, con el que puso de manifiesto que el acusado lleva tomando medicación desde los 13 años, ofreciendo un perfil de joven que estaba harto de su situación. Ángel José recalcó en la sala que aunque nunca lo había denunciado pero que siempre había sufrido abusos. Se definió como un hijo maltratado por su padrastro, quien “siempre buscaba alguna excusa” para meterse con él. “Se me fue la cabeza, me había hecho tantas cosas que ya no podía más”, espetó. “En casa había mucha tensión, no se podía vivir más allí”, lo que le llevó a querer amenazarle de alguna manera “por el mal que venía sufriendo”.

“Cuando lo detuvimos estaba en sus cosas... como si no fuera consciente”

A través de videoconferencia se produjo la testifical de uno de los agentes de la Policía Nacional que practicó la detención de Ángel José Pascual. A preguntas del magistrado Jesús Bastardés, manifestó la impresión que le había causado el detenido cuando le localizó en una pensión del Recinto, tumbado sobre un banco. “En Babia”, es decir, “estaba en sus cosas, como ausente... como si no fuera consciente de la realidad de los hechos”, apuró.
Este agente, ahora destinado en otro punto del país, fue de los primeros en llegar a la vivienda de San Amaro en donde se había producido el crimen. Cuando llegó con más compañeros se encontró con el fallecido en el suelo ya prácticamente muerto, pero fuera de su habitación. El cuchillo se halló algo alejado, sobre un alfeizar. En la habitación, tal y como recordó este agente, no se encontraron signos de haber existido alguna pelea. “Me extrañó porque parecía que la agresión había sido fuera”, dijo.
El agente, que fue quien detuvo en la pensión del Recinto al acusado, recordó claramente que al detenerle e informarle de por qué iba a hacerlo, éste le respondió que lo sabía, porque “había matado a su padre”. Una manifestación ésta que entra en contradicción con lo declarado por el acusado, quien, dijo ante la sala, que cuando la Policía le detuvo y le dijo que había matado a su padrastro, se llevó una sorpresa porque no era consciente de haberlo hecho.
El policía aclaró que a pesar del comportamiento extraño que notó, no le dio la impresión de que tuviera síntomas de estar enfermo y añadió que en ningún momento opuso resistencia al ser detenido ni tampoco intentó escapar del lugar.
En el comportamiento extraño o más bien frío del acusado coincidieron varios de los agentes de distintas unidades que declararon en la sesión de tarde de ayer. El que fuera secretario de las diligencias practicadas destacó que el acusado estaba  en “actitud tranquila, pero frío”. Aportó además un dato en relación a la agresión, a preguntas del letrado de la Acusación Particular, al señalar que, de acuerdo a lo narrado por los forenses, la muerte se le produjo a Francisco Fores por un corte profundo hecho con un cuchillo jamonero que se sacó tras un primer apuñalamiento y se volvió a introducir, provocando el fallecimiento prácticamente al momento.
Uno de los policías adscrito a la UDYCO contó que el acusado no mostraba arrepentimiento alguno, que curiosamente se acordaba de todo (ayer Ángel José se acordaba de bien poco) y que, por su comportamiento, le dio la impresión de que “tenía algún trastorno”. También aclaró que el acusado dijo que desde pequeño se le había maltratado por parte de su padrastro.  Otro policía que declaró por videoconferencia también hizo mención a estos malos tratos señalando que el detenido le manifestó que le castigaban dejándole sin comer o sin ducharse.

Los detalles expuestos durante la primera sesión judicial

El cuchillo del crimen
Uno de los funcionarios judiciales mostró el arma blanca utilizada para causar la muerte de Fores: un cuchillo jamonero de uno 25 centímetros de hoja. La prueba se le expuso al jurado, un policía y a la sala.

La medicación que tomaba
A preguntas del jurado, el acusado escribió la medicación que, dice, lleva tomando desde los 13 años. Entre esos medicamentos ‘Risperdal’, recetado por psiquiatras para personas con trastornos mentales.

La declaración del acusado

La declaración del acusado estuvo marcada por algunos momentos de tensión y una etapa final en la que se vino abajo y rompió a llorar. En varias ocasiones se le notó agobiado con las preguntas que se le estaban haciendo.